ELECCIONES ECUADOR: Lo que perdió Lenin Moreno en primera vuelta

 

Seguramente todos los que siguen el desarrollo de la campaña presidencial de Alianza País se habrán dado cuenta que se ha tornado más agresiva. La reacción a la «pérdida» de la primera vuelta quizá no sea la que más les convenga pero se entiende dado que en segunda vuelta se juega en una cancha completamente diferente. En otras palabras, en primera vuelta Alianza País jugó de local y empató. Ahora le toca jugar de visitante.

Divide y vencerás

Durante la primera vuelta, Lenin Moreno podía aspirar a obtener la presidencia obteniendo el 40% de los votos válidos (con diez puntos de ventaja sobre Guillermo Lasso). Esto explica que Alianza País haya jugado a dividir a la oposición. Quizá la jugada más sucia en este sentido fue la participación de Iván Espinel, quien militara en ese partido y fuera director provincial del IESS durante el segundo mandato de Correa. Aquí se lo ve participando en un mitín político junto a Viviana Bonilla, dando un discurso proselitista frente a un banner que tiene inscrito «Ya tenemos presidente. Tenemos a Rafael». Con Espinel en los debates presidenciales, Alianza País se permitió dar un doble discurso: Lenin Moreno tratando de parecer apacible y sereno y Espinel criticando directamente a Guillermo Lasso: «Muchos jóvenes se quedaron sin estudiar por el feriado bancario,» dijo mientras sostenía un periódico con su foto y criticaba su propuesta económica. Por ahí también salieron cartas y encuestas falsas diciendo que otros candidatos como Cynthia Viteri y Paco Moncayo estaban en el segundo lugar. En pocas palabras la estrategia era divide y vencerás.

La segunda vuelta se presenta con un escenario distinto, ahora Lenin Moreno necesitará siquiera el 51% y para eso tendrá que convencer a los votantes de otros candidatos. Quienes veían a Guillermo Lasso como una amenaza a sus valores, ya votaron por Lenin Moreno y, en algunos casos, por Paco Moncayo. Este último obtuvo el 6.7% de los votos y es prácticamente imposible que todos quienes lo apoyaron se inclinen por Moreno en segunda vuelta. Moncayo ha declarado no apoyar a ninguno de los candidatos pero miembros de su partido también han sido enfáticos en que «diez años son suficientes, por nadie de [Alianza] Pais». Los pueblos y nacionalidades indígenas, que también auspiciaron la candidatura de Moncayo, le han dado la espalda a ambos candidatos lo cual ha obligado a El Telégrafo a publicar noticias falsas diciendo que la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía estaban a favor del gobierno, lo cual ellos han desmentido a la inmediatez posible.

El único candidato que lo ha apoyado, oh sorpresa, es Iván Espinel (que obtuvo el 3.18% de los votos). ¿La ironía? Sin haber jugado sucio, Lenin podría haber sumado esos votos a los suyos y ganar en primera vuelta. El resultado: Lenin Moreno empieza cuesta arriba y con el tiempo en contra.

La falsa consulta popular

No es la primera vez que el tema de la consulta popular es debatido en estos últimos tres años. Recordemos que estuvo la iniciativa presentada por Yasunidos y otros colectivos donde el CNE anuló cuántas firmas pudo y los expertos en el tema salieron a decir que seguramente hubo fraude, se rompió la cadena de custodia de las firmas ciudadanas. En fin, desde ahí hacer consulta popular ha sido mal visto porque el gobierno demonizó esa figura. Luego de un tiempo salió una militante de Alianza Pais a proponer que se elimine la prohibición de reelección presidencial para Rafael Correa y otros candidatos. Para entonces, el gobierno ya había hecho el favor de decirnos todos los defectos que tienen de malo las consultas populares. Adicionalmente, la gente estaba indignada con la idea de que el gobierno pueda hacer una consulta popular con el antecedente de que a la gente de la calle no se le permitió. Si a eso añaden el costo de realizar una consulta, resulta que la propuesta era viable (¿aquí quién le prohíbe algo a Alianza País?) pero no conveniente.

Las consultas populares, además, son no vinculantes. Esto quiere decir que no importa lo que diga la gente, el gobierno puede sencillamente hacer exactamente lo contrario. Sino pregunten a Mauricio Rodas sobre las corridas de toros que ocurren en Quito cada diciembre. ¿Por qué entonces Rafael Correa se empeñó en realizar la consulta popular sobre paraísos fiscales durante la primera vuelta de las elecciones? Aquí es donde entran en juego la ciencia del comportamiento (los más curiosos pueden leer «Nudge: Un pequeño empujón»). Incluir una pregunta sobre paraísos fiscales buscaba ser un priming. La pregunta “¿Está usted de acuerdo en que, para desempeñar una dignidad de elección popular o para ser servidor público, se establezca como prohibición tener bienes o capitales, de cualquier naturaleza, en paraísos fiscales?» debía provocar en el lector un rechazo hacia esta gente y sugerir un voto en contra de Guillermo Lasso.

El plan iba muy bien hasta que estallaron los escándalos de Alex Bravo y Carlos Pareja Yannuzzelli (hoy convertido en celebridad en Twitter). De repente, «paraísos fiscales» no era algo asociado a Guillermo Lasso sino a Alianza País y a varias denuncias de corrupción en su contra.  No podemos evaluar si el priming funcionó o no —para eso hubiera tocado comparar resultados de votación con y sin la pregunta sobre paraísos fiscales— pero sí sabemos que en segunda vuelta ya no podrán hacer uso de ese mismo recurso.

Lo que nos queda

Sin priming en la papeleta y sin otros candidatos que puedan dividir a la oposición política contra Alianza País, la 35 se queda con pocas estrategias y lo que le queda es las pataletas que vimos al final de la primera vuelta y a inicios de la segunda. Inventarse empresas con estudiantes de maestría que no terminaron la tesis, plagio de logos, tomarse el nombre de Tesla Motors, lanzar donaciones al piso y excusar usar latas de atún, en lugar de piedras, como «parte de la libertad de expresión». Alianza País ha decidido aplicar la misma estrategia de Hillary Clinton en su última pérdida, vilificar al enemigo, hacerlo ver como extremista para después ganar. Es difícil para ellos entender que la gente no puede ver otra cosa que lo que ha tenido enfrente durante diez años.

Lenin Moreno, alguna vez un ser humano de apariencia pacífica, se ha transformado a ese verde Hulk: descomponer el rostro, estigmatizar al enemigo, echarle la culpa sobre actos de vandalismo que parecen provenir de ciudadanos. Alianza País se está consolidando como «el establishment» en una época donde la crisis económica y los escándalos de corrupción, reales o no, tienen a la gente harta. Las últimas encuestas fidedignas muestras un empate técnico entre Guillermo Lasso y Lenin Moreno, y por ahora hay incertidumbre sobre quién irá a ganar. ¿Qué estrategia aplicarán? En algún momento, Alianza País tuvo oportunidad de ganar, de jugar a renovarse y de mover a la gente que ha capturado su propio partido. Hoy ese escenario existe únicamente en universos paralelos donde los pocos honestos resistieron la ambición de las cabezas. Es muy tarde para que ellos oferten una posibilidad real de renovación del partido y están tan desestabilizados tras la pérdida de la primera vuelta que su única estrategia, lo único que saben a fuerza de práctica, es radicalizar.

El cáncer institucional

Después del feriado bancario, mi familia emprendió. En esa época no se trataba de formar un start-up, ir a una incubadora o buscar inversionistas ángeles, era cuestión de llevar la comida a la olla. En la mesa del comedor, cortamos papel cometa para hacer piñatas y ollas encantadas, fabricamos troqueles para vender invitaciones de cumpleaños, pegamos las lengüetas de las cajas donde entran los medicamentos, pintamos cajas de balsa, hicimos chocolates, vendimos teléfonos antiguos que mi primo adaptaba de unos cuantos que todavía funcionaban con disco. Sobrevivimos, al final del día, gracias a una micro-empresa de productos para transporte de vacunas. Esa es mi experiencia trabajando en el sector privado, la empresa familiar.

Con esfuerzo de mis padres, y gracias a una beca de la universidad, pude acabar mi carrera de médico y empezar a trabajar. El último año de medicina —el internado— te lo pasas metido en un hospital, rotas entre médico, secretario y enfermero. Lo que haga falta. Tienes un sueldo modesto y, como pasante, recibes también las últimas lecciones y pruebas antes de ir sólo al año de rural. Dos de los doce meses de internado, sales del hospital asignado y haces una «prerrural», haces de interno en alguna zona remota del país, a mí me tocó —gracias a un convenio que mantiene con mi universidad— el Hospital Claudio Benati, en Zumbahua un poco más allá de Pujilí. Esos dos meses fueron un paréntesis en la vida de médico porque, durante ese poco tiempo, sentí lo que era trabajar en el sector privado.

Cuando uno está en el hospital público o en el centro de salud, le dice a la gente qué tiene y cómo hacer para seguir con su diagnóstico o tratamiento, uno les da información y el sistema de salud se encarga de proveer medicamentos y exámenes. Sé que a veces hay escasez, pero en mi experiencia, siempre se pudo abastecer. Zumbahua era diferente porque el ciclo se rompía en los bolsillos del paciente. Una paciente recorrió setenta y cinco kilómetros desde La Maná, para contarnos desesperada sobre lo que resultó ser una infección renal, ella ya no podía con el dolor. Le receté algo para el dolor y un antibiótico porque, de no tratarse, ese cuadro se podía complicar. Y eso fue todo, sólo tenía para regresar.

El corazón todavía se me encoge cuando pienso en ella, en la madre que «abandonó» por unos días a su hijo en el hospital —porque sino ¿quién iba a cuidar de los otros seis que tenía en casa?—, en los ancianos que se veían abandonados por sus hijos y a los niños que visitábamos porque su desnutrición no les permitía progresar. Los cuadros de tuberculosis, el cáncer infantil que se llevó a mi paciente Carlita, y mil cosas más… El sistema público de salud está para toda esa gente que no puede, así quiera, tener atención de calidad.

Pero un cáncer se apropia lentamente de este y otros tantos servicios públicos, es el cáncer institucional. Es esa creencia de que sólo quien piensa igual puede ser parte del sistema que brinda gratuitamente salud a la sociedad. Este cáncer busca suprimir la actitud beligerante y cuestionadora que es un elemento fundamental de la evolución social: “el servidor público que no está de acuerdo con este gobierno, que renuncie”, ellos le llaman coherencia, nosotros los médicos tenemos otra palabra para eso: negligencia.

Bajo ese pretexto de «lealtad institucional» se esconde una actitud irresponsable, la que dice que el jefe de piso no se puede equivocar, que nos impide mostrarle exámenes que contradigan su diagnóstico o evidencia actualizada que refute el tratamiento que prescribe. Si no te gusta todo lo que dice el jefe, te me vas. Ese juego del todo o nada, que simplemente riñe con la realidad. Pedir a los servidores públicos que renuncien, como si trabajar para la gente fuera una gracia que nos da el Estado —y no su propia necesidad— es brutal.

Gracias Denisse, gracias por no renunciar.

Respuesta al comunicado de Alianza País sobre el #19M

Estimados amigos de Alianza País,

Estamos mal. No, no es un recurso literario, tengo muchos amigos en el partido de gobierno, a algunos los quiero demasiado y precisamente por eso me preocupa el comunicado que, el día de ayer, ha salido desde la secretaría de ese partido. Cuando lo leí pensé que, sin importar el tamaño, características o consignas en la marcha, hubieran publicado lo mismo. ¿No les da esa impresión también? Empezando por el título, por el preludio en las redes sociales donde ya se la caracterizaba de violenta antes de que sucediera. Estamos mal…

Amigos, no pueden refrendar una carta que pone a todos en un mismo saco, bajo un único adjetivo. ¿Que es eso de «declaración de AP frente a la marcha opositora»? Obvio, es de oposición a algo, sea al autoritarismo, a las salvaguardas, a lo ridículo del Plan Familia, a las reformas constitucionales, a mirar para el otro lado cuando hay temas incómodos hasta para ustedes. Por supuesto, habrá gente que se oponga a todo lo que el partido de gobierno haga, pero la gran mayoría no merece esa infantilización. «Ciudadana», «de protesta», «marcha» a secas, son todas expresiones más adecuadas de gente que sale a la calle porque está cabreada, porque no se siente escuchada. Quien se siente escuchado no sale a la calle.

Decir que la marcha fue un fracaso…

¿Cuál es exactamente la medida que uno toma en una manifestación popular para declararla exitosa? Como declararon por ahí ¿qué quiere el presidente para declararla exitosa, que lo boten? Ciertamente la marcha fue un fracaso, especialmente si uno entiende la naturaleza de estos procesos que reflejan claramente aquellos que se dieron por parte de los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos y en cualquier acción no violenta en el mundo. En palabras de Martin Luther King Jr.:

La acción directa no-violenta trata de crear una crisis tal, y de originar tal tensión, que una comunidad que se ha negado constantemente a negociar se ve obligada a hacer frente a este problema. Trata de dramatizar tanto la cuestión, que ya no puede ser desconocida bajo ningún concepto (…) La meta de nuestro programa de acción directa radica en crear una situación tan pletórica de crisis que desemboque inevitablemente en la salida negociadora.

El objetivo de una demostración, cualquiera que esta sea, es retomar el diálogo, y frente a las declaraciones presidenciales y a las de esta carta, claramente fue un fracaso. Pero esta es una situación donde todos perdemos.

El comunicado de AP se queja de «la enorme debilidad de un discurso opositor», de «demandas, dispersas y contradictorias» y de que no hubo bases. ¿A qué jugamos? Las marchas fueron realmente masivas y la «debilidad del discurso opositor» radica precisamente en su diversidad, por la cual ustedes deberían estar felices, pues no hay síntoma más saludable de una sociedad civil democrática. Esto también desdice las declaraciones de Gustavo Baroja, cuando dice que la marcha «se contaminó con la derecha» y nunca la lateralidad política, cualquiera que sea esta, podrá incluir dentro de sus consignas ideológicas todas esas demandas. Tampoco se desconoce lo realizado, pero no hay memoria selectiva en las calles: no se desconoce lo bueno pero tampoco se desconoce lo malo.

Amigos de Alianza País, el cerebro humano posee debilidades que buscan alterar la realidad para acomodarla a nuestra percepción de la misma. Siempre encontrarán un argumento bajo el cual refugiarse, tendrán una ligera incomodidad en sus pechos que luego será acallada por una idea repetitiva, la que sea que hayan escogido, pero en buena lid les pido, no lo hagan. Me da tristeza que no haya la misma apertura al diálogo en el partido con la que ustedes reciben mis críticas y propuestas, no hay nada que me de más satisfacción que eso, me mejora el día, me da esperanza poder influir en el futuro del país con el que ustedes sueñan: un Ecuador de inclusión, equidad, libertad, democracia, justicia y solidaridad para todos y todas, ahora y para siempre.

Por favor, bajen la guardia, abran las puertas y –en última instancia– háganse a la idea de perder el poder. Pero planifíquenlo sabiendo que podrán compartir las calles con aquellas personas que golpearon a sus puertas. La invitación al Palacio de Gobierno, a la Asamblea, a los Ministerios y Secretarías siempre será opcional, pero el retorno a las calles de todos aquellos quienes presiden esos edificios es inminente, sea en 2, 6 ó 10 años.

Con cariño (y ya no emputado porque la marcha del día de ayer me brindó la paz que necesitaba),

 

Andrés

 


Otras lecturas recomendadas:

 

La reducción de sueldos y Alianza País

Recientemente la presidencia de Ecuador ha anunciado la disminución de sueldos del nivel jerárquico superior dentro del Estado. Según el decreto presidencial, la reducción será del 10% para Rafael Correa; 9% para Jorge Glas; 8% para ministros; 7% para viceministros; 6% para subsecretarios; y 5% para coordinadores. Esto representaría un ahorro total de 21 millones para el Estado. Varias cosas se me ocurrieron cuando leí la noticia, algunas de las cuales he compartido previamente en redes sociales.

La primera es que, según documentación publicada por Ecuador Transparente, todas las personas pertenecientes a esta categoría y cualquier otra cuyo rango sea igual o mayor a asesor 5, deben aportar el 5% de su sueldo al movimiento Alianza País.

Si consideramos el tamaño actual del «gabinete de la revolución ciudadana» y la cifra entregada en el Boletín de prensa, esto quiere decir que unos cuantos millones extra al año podrían ahorrarse sin afectar el bolsillo de los trabajadores si (1) se reduce otro 5% a todas las personas que cuentan con un cargo igual o superior a asesor 5 y (2) se dejara de solicitar que estas personas aporten al partido de gobierno. No he visto ningún comunicado al respecto.

La segunda es que este ahorro, aunque suene importante, representa en realidad un monto mínimo respecto a otros gastos que son cuestionables. Aunque otros mencionaron la compra de los helicópteros Dhruv o un supuesto sobreprecio por la construcción de la ruta viva, a mí se me vinieron a la cabeza los 58 millones anuales que tiene asignada la Secretaría Nacional de Inteligencia, algunos de los cuales irán a pagar el software que sirve para espiar redes socialesteléfonos inteligentes, tablets y ordenadores, así como para reconocimiento facial y de voz. En resumen, ni aunque Alianza País dejara de llevarse su cuota se lograría un ahorro tan significativo como el que vendría de mejorar la calidad del gasto.

La tercera y última es que este ahorro se destinaría a la contratación de más personal médico para luchar contra la mortalidad materna. Al respecto es importante recordar que en Ecuador, «los embarazos no deseados de adolescentes llegan al 39%. El 60% de embarazos de adolescentes es abortado en malas condiciones de salud. El 33% de ingresos hospitalarios es por abortos que representan la quinta causa de morbilidad materna.»

La contratación de médicos es, de lejos, la mejor opción para luchar contra la mortalidad materna, mucho mejor haríamos en destinar ese dinero a cualquier otra cartera de Estado mientras implementamos una medida probada y eficiente: la despenalización del aborto. Otra deuda de Alianza País y su «aplastante mayoría» en la Asamblea Nacional.

En resumen:

  1. ahorramos 21 millones pero un gesto único de Alianza País podría fácilmente duplicar ese ahorro.
  2. Incluso esta duplicación no avanzaría para financiar el gasto que se tiene en la secretaría nacional de inteligencia.
  3. Si dedicáramos esos 58 millones de la SENAIN para contratar médicos, eso de lejos sería tan efectivo como despenalizar el aborto.

Cuando se trata de manejar el gasto público, aplastamos el acelerador a fondo sin soltar el embrague.