Ecuador protonazi

Mi generación no vivió La Guerra, ni siquiera la tuvimos en el continente. El enfrentamiento entre Aliados y el Eje lo vivimos a través de Hollywood, del enfrentamiento entre el Capitán América y las fuerzas de Hydra. Sabemos que Hitler fue malo, que mató a muchos judíos, algo con Rusia.

Por supuesto que la escuela nos escupió datos sobre el tema: fechas, generales, estrategias (aquello que las autoras de La guerra no tiene rostro de mujer describieron como «cosas que recuerdan los hombres»). Una caricatura de la violencia diseñada para mantener el flujo constante hacia las barracas, para que no miremos al herido, al desposeído o al veterano. En otras palabras, todavía nos emociona la guerra, decir feminazi, hablar de disparar. 

Pero el culto a la violencia es sólo la mitad del problema. La otra cara es la indiferencia al dolor ajeno. La historia común a la gente que sobrevivió recorre el ascenso al poder de un gobierno que desposeyó a un grupo específico de personas y aterrorizó a los demás. Al punto que cualquiera que ofreciera ayuda al sucio judío era también un traidor, un paria, debía ser tratado como judío.

El Ecuador protonazi no ve estos paralelos: El venezolano no es víctima de un gobierno opresor ni su éxodo es huida. La población se divide en buenos (ecuatorianos) y malos (venezolanos), son oficiales de la SS alemana. Hace ojos ciegos a la separación de las familias y, como Trump, aboga por negar refugio a gente que duerme (tras horas sin comer) en los pocos espacios públicos de la ciudad que no huelen a orina. Tampoco le molestaría un muro en la frontera.

Que regresen a Venezuela, donde la comida se entrega en raciones, al país con la tasa más alta de homicidios en toda el continente, donde sólo el 22% de la población atinó a responder que se siente segura (la peor cifra en todo el mundo). La tasa de mortalidad materna en Venezuela duplica a la de Iraq y los niños mueren con malaria tanto como en el África.

¿A quién le echamos la culpa? O mejor aún, ¿cómo lo solucionamos? ¿Cómo generamos empatía en en Ecuador protonazi? 

Me van a juzgar, lo sé, pero creo que la respuesta es el arte. Son los podcast de Radio Ambulante, los cómics de Art Spiegelman, los libros de Ishmael Beah o Evelyn Amony, Al Alba de Luis Eduardo Aute. La respuesta ante la falta de humanidad en Facebook, en Twitter, en las noticias, es su antítesis: el abandono de la inmediatez.

Foto-ensayo de Glenna Gordon: Niñas nigerianas en edad escolar son raptadas

Texto original en la página web de la autora. Copyright de las fotos de Glenna Gordon.

En su cuaderno, Hauwa Nkeki escribe una carta a su hermano, «Querido hermano Nkeki, millones de saludos van a ti miles a tus amigos cero a tus enemigos». En otra página, ella lista los nombres de sus amigas que son chicas «buenas», «estúpitas», y «arriba en la mesa», las mejores.

Hauwa es una de las cerca de 300 chicas secuestradas por militantes islámicos de Boko Haram el 14 de abril desde su escuela en Chibok, una villa remota en el norte de Nigeria. El nombre de Boko Haram se traduce toscamente a «educación occidental en pecado» y ellos creen que las chicas no deben estar en la escuela y que los chicos únicamente deben aprender el Corán.

En el transcurso de los últimos años, Boko Haram ha quemado pueblos hasta dejarlos en cenizas, ha usado reclutamiento forzoso, y ha participado en una insurgencia contínua que el ejército nigeriano amplifica. Miles han muerto y la región ha sido devastada. Nadie le puso mucha atención antes de que las niñas fueran secuestradas.

Un frenesí mediático empezó y la cobertura de las protestas fue extensa. Pero lo que se perdió en la mayoría de la cobertura fueron las propias niñas.

A las niñas tampoco se las encuentra en mis fotos. Pero, no podemos entender las cosas que no podemos ver, y yo quería hacer visibles a las niñas.

Los uniformes escolares de las niñas las hacen reales, individuos distinguibles. Uno fue hecho al apuro, con puntadas desordenadas e hilos de colores distintos. Otro fue utilitario. Un tercer uniforme estaba especialmente sucio y raído. Ha sido cosido una y otra vez en los costados, rasgado y reparado, probablemente el único uniforme que ella haya tenido.

En su cuaderno escolar, Elizabeth Joseph escribió la definición de la palabra Gobierno: «la palabra «gobierno» sugiere cosas diferentes para gente difente. Cuando usamos el término «gobierno nigeriano» usualmente nos referimos a la suma total de gente y institución que hacen y cumple la ley dentro de nigeriano». La portada del cuaderno es verde limón, amarilla, morada y azul. Tiene la silueta de una niña soplando una burbuja.

El gobierno nigeriano le falló a Elizabeth y a otras chicas de Chibok. La verdad es que es poco probable que regresen. Así que estos cuadernos son sus últimas palabras.

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