La Evolución & El Poder del Asombro

Nuestra historia es una de desarrollo exponencial, después del big bang a la materia le tomó mucho tiempo para organizarse en átomos, posteriormente en compuestos químicos un poco más complejos y no se diga en planetas. Las galaxias demoran en estabilizarse y de ahí que en épocas tempranas, cuando todavía abundan cuerpos pequeños, son frecuentes los impactos sobre otros cuerpos celestes. La formación de la vida no acaeció sino hasta después de varios miles de millones de años cuando las atmósferas generaron el ambiente adecuado, ese es el primer hito que observamos en el siguiente gráfico.

La aparición de vida multicelular tomó otros 2400 millones de años, pero la explosión cámbrica, que es la aparición de animales macroscópicos (visibles para el ojo humano) tomó menos de la tercera parte del tiempo, aunque aparentemente supone un proceso mucho más complejo. Podemos seguir el gráfico y observar que tras la aparición de los homínidos todo ha ido muy rápido. Hubo más cambios en los últimos cien años que en los anteriores mil millones.

Si hay una lección que aprender de aquí es que los procesos complejos tardan cada vez menos en realizarse, hoy tenemos revoluciones en el campo de la ‘levitación’ cuántica, en la impresión de órganos, en robots que eliminan virus que antes nos resultaban imposibles de curar. ¿Por qué hemos avanzado tan rápidamente?

Aparentemente todo depende de la cantidad de información que se pueda reunir en un momento dado, los ácidos nucleicos, como el ADN, permiten almacenar cierta cantidad de información, pero pronto nuestro cerebro superó, y no con poco, a los bits que se podían almacenar y procesar. El momento en que esto sucedió la evolución dejó de ser un fenómeno biológico y se transformó en uno epigenético, es decir dependiente de su entorno. A finales del siglo pasado la aparición de los ordenadores ha demostrado que esta evolución exponencial no se detiene. Hoy en día una mayoría significativa de personas tiene acceso a internet y en mucho menos tiempo del predicho por la mayoría de científicos que piensan de forma lineal. El internet permite no solo acceso a información sino que le brinda latencia a la misma, una conversación puede retomarse meses después de haber sido iniciada y una idea lanzada al aire puede ser atrapada desde el otro lado del mundo e innovar completamente un microambiente determinado.

La cultura tiene mucho que ver con este flujo de información, antes del 2003 todas las obras licenciadas tenían derechos de autor, lo que restringía bastante su acceso y limitaba las posibilidades de una idea. En el 2003 nace Creative Commons y en solo 7 años más de 400 millones de obras son registradas como patrimonio de todos los seres humanos (esta publicación y todas las del blog también son parte de ellas).

Amo la ciencia y creo firmemente que encierra la clave para generar homeostasis en el organismo humano, una familia de 7000 millones de personas, es además el camino para generar una sana convivencia con el resto del planeta y para dar un paso en nuestro entendimiento de lo desconocido. Veo la necesidad de que otros se enamoren de esta forma de pensar, que aprovechen estos conocimientos y apliquen directamente sus herramientas (la tecnología).

La cultura se ha convertido en el ADN de nuestra sociedad, por denominarla de alguna manera, es la matriz a partir de la cual emergen las realidades y literalmente ¡podemos participar de la evolución!  Compartir información es clave y de cara al futuro la divulgación científica es esencial, pero como dice Peter Joseph «podemos decirle a la gente información técnica durante todo el día y algo lo absorberá… pero el arte tiene una manera misteriosa de entrar furtivamente detrás de los valores de la gente y sembrar las semillas de nuevas ideas»·

Lo mejor que uno puede hacer para cambiar la perspectiva de la gente y conectarla con este proceso es informarse continuamente sobre nuevas posibilidades que retan el status quo, que lo vuelven obsoleto sin luchar con él, asombrarse ante tales cosas y compartirlas de una manera sincera, siempre revisando tus fuentes, siempre citándolas, porque lo más importante no es ser un fin, sino un puente entre aquellos que te rodean y las grandes posibilidades que encierra el futuro.

Sé el cambio que quieres ver en el mundo

El mundo vs “Zeitgeist”

El mundo es esta realidad en la que vivimos, la tierra que pisamos, las personas que nos rodean, y aunque a primera vista, y si te preguntan ¿qué es el mundo? Te sería bastante fácil responder, la verdad es que es muy difícil encontrar hoy en día a personas que realmente se hayan dedicado a entender el universo en el que habitamos a profundidad.

Hasta cierto punto, siendo humanos es comprensible, no tenemos ojos en la nuca, siempre estamos algo sesgados y para permitir nuestro desarrollo y evolución, nuestro cerebro ha desarrollado eso que los científicos denominan plasticidad neuronal, en otras palabras siempre nos olvidamos de algo para dar espacio a cosas nuevas, sean estas más urgentes (que requieren atención rápido) o más importantes (que requieren mucha atención).

Entonces lo que nosotros experimentamos como sociedad no es realmente el mundo sino el “Zeitgeist”, que en palabras sencillas, es nuestra propia manera de ver las cosas. La forma en que percibimos al mundo en base a nuestros conocimientos, prejuicios, preocupaciones, deseos y demás.

Yo, junto con otros millones de personas alrededor del mundo, trabajamos para convertir ese “ vs ” de allá arriba en un “ = ”, no tenemos otra intención que esa y nuestra única ganancia y motivación es ver que el mundo se transforme en un mejor lugar producto de ello. Enfocándonos básicamente en dos puntos:

1.- La manera en que administramos los recursos de nuestro hogar, la tierra y

2.- El efecto que dicha gestión tiene sobre el comportamiento humano, dicho comportamiento claro está se expresa en forma de nuestra dinámica social, nuestra relación con el medio ambiente y nuestra vivencia personal.

La administración de los recursos

Para dar un valor real a los recursos, quiero que por un momento regreses al vientre materno, salgas al espacio o te pierdas en una isla. Es decir, que vayas a un lugar desde donde puedas darte cuenta de qué es aquello que realmente necesitas (y por tanto tiene un valor inherente): afecto, comida, abrigo, agua, aire, atención en salud, estímulo y desarrollo intelectual. Nada de esto implica PIB, préstamos, sueldos, cheques ni tarjetas de crédito. Esa es la magia del útero, de la isla y del espacio.

Sin embargo esa magia se desvanece cuando existen otros intereses en juego, otras personas que comparten las mismas necesidades y que cuentan no con recursos adicionales, sino con exactamente los mismos.

Existen miles de formas de afrontar este problema, pero solo existe UNA forma más eficiente de hacerlo, que consuma el mínimo de energía/recursos y brinde el máximo de resultados positivos. Esa ideología se repite mucho en el sistema actual donde se maximiza la producción y el consumo para dar paso a la economía de mercado donde todos compiten y “mueven” a la economía. Nadie puede negar el progreso que se ha tenido en los siglos XIX & XX, pero existe un problema fundamental respecto a esta filosofía de maximizar la eficiencia que no se consideró en ese entonces y que ahora nos trae problemas: el tiempo.

No importa cuanto queramos defender al actual sistema socio-económico (llámese capitalismo, libre mercado, sistema de libre empresa) la verdad es que una consecuencia natural del mismo es consumir la mayor cantidad de recursos en el menor tiempo posible, trayendo enormes beneficios a corto plazo, pero daños irreparables a largo plazo. Y es aquí cuando  nuestra aspiración hacia eternidad junto con nuestro instinto de conservación se estremecen.

Para hacer una historia larga corta, basta reconstruir esa premisa: hay que crear un sistema de gestión de recursos que consuma el mínimo de energía/recursos y brinde el máximo de resultados positivos en el largo plazo. Entonces al principio de eficacia, le hemos añadido el principio de sostenibilidad (algo que pueda permanecer en el tiempo, ser eterno). Voy a apelar aquí a su humanismo para incluir en esta nueva premisa el principio de igualdad, es decir que TODOS merecemos lo mejor (eficacia) para toda la vida (sostenibilidad).

¿Cómo hacerlo? Con la mejor evidencia posible. Aplicando el método científico con un interés social y ambiental bajo la premisa que acabo de describir. ¿Con qué objeto? El de crear abundancia.

Abundancia

El hecho es que nuestros recursos pueden ser tan abundantes como nos lo permita la ciencia o -en la actualidad- tan escasos como decida el mercado. Es nuestra decisión el aplicar la tecnología para acabar con el hambre, la pobreza, la guerra, el crimen y la depresión mediante la creación de abundancia. Si las cosas sobran, nadie se enoja.

Hay que recalcar que dentro de esta abundancia que menciono, no existirá despilfarro, puesto que no hemos perdido la perspectiva sobre cuan importante es la eficacia y la sostenibilidad. Transformar toda nuestra infraestructura tomaría unos cuantos años, pero ciertamente valdría la pena hacerlo.

En un ambiente donde no existe la escasez y se genera igualdad de oportunidades, la salud pública, creatividad, educación, y felicidad se disparan también.

Duelo

Lo que digo no es ningún secreto, pero no se habla de ello lo suficiente, y por eso usualmente genera varias reacciones comunes. Similares a cuando a uno le dicen que se va a morir, porque el Zeitgeist que mencioné al inicio, nuestra forma de percibir el mundo, es parte de nuestra identidad, y sentimos que eso está desapareciendo caemos en las cuatro fases típicas del duelo:

  • Negación

  • Ira

  • Negociación

  • Depresión

  • Aceptación

He conocido gente en cada una de estas etapas y es normal que atravesemos cada una de ellas, es más, es saludable desde cierto punto de vista. Y al igual que en el duelo, es preocupante si alguien se queda atorado en una de estas etapas.

Dar la mala noticia

Gran parte de la sociedad no se ha enterado que estamos agonizando, no es consciente del desastre ambiental que implica perder 200 especies cada día, o de matar sistemáticamente a 34.000 niños por el simple hecho de no alimentarlos y darles una salud apropiada cuando bien podríamos. No se da cuenta que hemos agotado los recursos en varias partes del mundo y que si seguimos como estamos, para el 2050 necesitaremos de dos planetas Tierra.

Esa gente necesita ser educada y concienciada acerca de su condición, tal cual se hace con un enfermo terminal, y de la misma manera que un médico responsable, debemos mantener una comunicación empática con ese paciente (la sociedad entera) para conseguir el máximo de colaboración en aras de aplicar un tratamiento que SÍ puede curarlo. ¿A cuántas personas conoces que sean conscientes de la catástrofe que estamos viviendo como sociedad y como planeta? No son muchas y es nuestro deber moral el hacer que esa minoría crezca, entendiendo que muchos pasarán por las fases de negación arriba mencionadas, y de cuan importante es llevarlos hasta la etapa de aceptación no solo del problema que enfrentamos sino de la verdadera solución que tenemos a mano, como ya dije enfoques hay muchos, pero solo uno es el mejor: el más eficiente, el sostenible, el que brinda una oportunidad a todos.

Sé el cambio que quieres ver en el mundo

Volvamos a nuestro enfoque -pero enfocándolo dentro de nuestra terapia social- sobre aquello que consume el mínimo de esfuerzo y consigue el máximo efecto a largo plazo para todos…

Un equipo de científicos ha descubierto que cuando el 10% de una población sostiene una creencia inquebrantable, ésta llega siempre a ser adoptada por la mayoría de la sociedad. Si los convencidos sólo consiguen influir en las personas cercanas, esto no produce ningún cambio a gran escala en el sistema. Pero si los agentes de cambio empiezan a convencer a más y más gente, la situación comienza a cambiar. Los individuos pasan a cuestionar sus propias ideas y después adoptan completamente las nuevas perspectivas, para seguir expandiéndolas.

Hay cuatro lecciones básicas aquí:

  1. Tomar esta idea (aplicar el método científico con un interés humano y ambiental buscando la máxima eficacia y sostenibilidad para todos) y aprender lo máximo sobre ella para que se torne inquebrantable.

  2. Compartir esta idea con otros y acompañarlos en el proceso de comprensión.

  3. Contagiar la necesidad real de transmitir esta idea.

  4. Ver al mundo convertirse en un mejor lugar gracias a tu trabajo.

Porque SÍ puedes cambiar al mundo.

Hoy estuve en el Ocupa Quito, en su segunda reunión autoconvocada, y aunque esperaba no encontrar a nadie (y parecía que así iba a ser por la dispersión en la plaza), finalmente tuve el gusto de conversar con unas 20 personas preocupadas por la situación global, «y local» decían, como que el primer adjetivo excluyera al segundo.

Al ser un grupo heterogéneo y que apenas empieza, procuré crear una atmósfera de entendimiento preguntando dos cosas sencillas: ¿Cuál crees que es el problema? y ¿qué solución propones tú? Al parecer fue claro que la gente entendía que el mundo se gobierna por intereses económicos y que ése era el principal problema, en eso estábamos de acuerdo todos. Unos expresaban más indignación hacia las ramificaciones del sistema (leyes y política) mientras que otros se centraban en el ingrediente principal (la economía de mercado).

La solución era otra cosa, en eso no nos poníamos de acuerdo. Algunas personas de edad reconocían que el principal enfoque debía ser la educación, no entraron en detalles pero esa era la palabra que definía su propuesta. Se mencionaron las iniciativas locales/personales como una vía hacia un mundo mejor, la toma del poder, la generación de empleo, el trabajo digno y hasta el comunismo (pero uno diferente, decían). Si bien el lector puede tener una idea distinta, esto no fue una discusión acalorada o radical, mas un diálogo sereno donde no hacía falta estar de acuerdo con todo, y donde la diferencia de opiniones no implicaba una exclusión de la propuesta del otro.

Buckminster Fuller decía que para solucionar algo uno no tiene que pelear con el sistema existente, sino que debe construir uno nuevo que vuelva al anterior obsoleto. Eso aplica incluso para los sistemas de valores. Traté de englobar las preocupaciones generales en lo que eran realmente. A todos les preocupaba no las crisis, no las políticas, no el desempleo; estos eran todos medios por los cuales se ha creado una falta de acceso a los recursos. Cuando mencioné que, en mi opinión, el problema real estaba en que la gente no tiene agua potable, alimentación, vivienda, vestimenta o energía eléctrica para satisfacer sus necesidades, nadie renegó de la idea. Podría decir incluso que, de alguna forma, encontramos el punto común de las quejas y reclamaciones populares.

Proseguí explicando como todas estas ‘ausencias’ pueden ser resueltas con la aplicación de tecnología y lo absurdo que es luchar contra la eficiencia científica, capaz de satisfacer todas nuestras necesidades, sólo para conservar nuestros empleos, cuando es obvio para cualquier persona que una máquina produce mucho más que un ser humano, con menos errores, sin descansar los fines de semana, sin necesidad de un seguro médico y con poco o ningún esfuerzo (salvo el requerimiento energético, mismo que puede ser obtenido de fuentes renovables).

La solución, dije, es administrar nuestros recursos y capacidad tecnológica para satisfacer todas esas necesidades básicas humanas y como transición hacia ello eliminar todas las estructuras que no permiten alcanzar la máxima eficiencia -siempre dentro de los límites permisibles para una sociedad sostenible. Estas estructuras pueden variar en el tiempo, pero actualmente se ven representadas por el sistema de libre mercado y el sistema político-legal.

Lo que vino después fue establecer algo bastante sencillo, que  ningún cambio significativo ocurrirá si no existe una minoría significativa consciente de todo lo arriba mencionado. La educación es la clave, y en este sentido:

  • Toda persona puede educar a otro ser humano.
  • Actualmente educarse requiere solamente inversión de tiempo y acceso a la información.
  • Puede enseñarse en múltiples maneras según la conveniencia y gusto del emisor.
  • El aprendizaje se ve muy facilitada por las actuales herramientas de comunicación electrónica.
«No puede existir una revolución sin internet» es lo que dije finalmente, «por primera vez la humanidad tiene una herramienta para comunicarse con la humanidad». Toda esta oleada de levantamientos en el mundo se ha dado por la transmisión de información, puesto que conforme se universaliza el acceso a la información, más evidente se vuelve la problemática social y las soluciones obvias desde una aproximación científica. 

La gente está «medio» indignada porque conocen los problemas sociales, si entendiera las soluciones estaría totalmente indignada y la situación que enfrenta la mayoría de humanidad junto con el planeta se volvería sencillamente inaceptable.