Publicación novelera: Top 10 de famosos que he conocido

Joseph Stiglitz

Joseph Stiglitz

© Raimond Spekking / CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)

Ganó el premio nobel de economía. Lo conocí cortesía de mi universidad (UBC) en una serie de seminarios sobre la política de la desigualdad. The Lind Initiative también me permitió conocer a los próximos tres famosos de mi lista, quienes presentaron conferencias para el público general, pero se permitieron conversar con una docena de nosotros con más detalle. Stiglitz es brillante, tiene un sentido del humor burbujeante y me quedó viendo raro cuando le hice firmar una versión en español de «El precio de la desigualdad» en lugar de su libro más reciente: Rewriting the Rules of the American Economy. 

Jeffrey Sachs

© Bluerasberry / CC BY-SA 3.0 (via Wikimedia Commons)

Sachs visitó UBC en calidad de asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En su conferencia abierta al público, confesó que repetía cada uno de los diecisiete ODS hasta aprendérselos y recomendaba que hagamos lo mismo. Almorzó un sánduche mientras nos «daba clase», lo recuerdo bastante malhumorado.

Teju Cole

© Wes Washington / CC BY-SA 3.0 (via Wikimedia Commons)

Escribió uno de mis libros favoritos: Known and Strange Things. El nigeriano-estadounidense tiene una mente extremadamente perspicaz. Escribí previamente sobre Teju en este blog. Su prosa es devastadora, pero también es muy fan de la fotografía y de hacer listas de música en Spotify. Recuerdo que se encontró con un viejo amigo y lo saludó de forma muy alegre; negramente, se podría decir. Teju es uno de las excepciones a mi regla de que a los escritores es mejor leerlos que escucharlos: su discurso es igual de potente.

Jill Abramson

Public Domain (via Wikimedia Commons)

La primera mujer en ser la editora ejecutiva del The New York Times entre 2011 y 2014. Ergo, abordamos el tema del techo de cristal. Nos preparamos leyendo Why Women Still Can’t Have It All & Where Are the Women? A diferencia de las otras clases, pregunté poco. Hay algo extraño en abrir la boca y quitarle voz a una mujer (el tiempo es limitado) cuando se discuten estos temas.

David Harvey

© FLOK Society / CC BY 4.0 (via YouTube)

Cuando oí de Harvey sabía que era famoso y respetado, pero no sabía la razón. En esa época, Harvey y yo trabajabamos en el Instituto de Altos Estudios Nacionales, la Universidad de Posgrado del Estado (sí, también me sorprendí cuando supe que había una). Él por temporadas y yo de planta. Aún no sé mucho sobre él, pero me queda claro que la Geografía tuvo un antes y después de David Harvey, que es neomarxista y que su crítica al capitalismo es ampliamente citada. La única vez que conversamos de tú a tú, me dijo que nunca había oído de las ciudades planificadas del Proyecto Venus (mi obsesión del momento).

Jacob Appelbaum

© Tobias Klenze / CC BY-SA 4.0 (via Wikimedia Commons)

Hacker, colaborador de Wikileaks, increíblemente inteligente. Desapareció de Twitter tras múltiples denuncias por abuso sexual (acá una reflexión sobre el tema). Visitó Ecuador en 2013. Participó como ponente en un evento que organizamos en FLOK Society y conversamos sobre futuras opciones para el proyecto. Describí algo de su charla en un artículo para La República. Pueden verme interrumpiéndolo durante los dos últimos minutos de este video.

Michel Bauwens

© Guerrilla Translation! / PP BY-NC-SA 4.0

Michel es el famoso al que más tiempo he conocido, también es el menos famoso. Trabajamos juntos durante meses y asistí su agenda de relacionamiento público con labores de interpretación. Le regaló una camiseta muy bonita a mi novia cuando vino de Tailandia. Tiene un carácter liviano que va muy bien con mi informalidad. Aquí pueden oírme traduciendo las palabras de Michel.

Lawrence Lessig

© Joi Ito / CC BY 2.0 (via Flickr)

Nos conocimos en la Cumbre 2018 de Creative Commons. Lessig fundó esta organización porque se lo prometió a Aaron Swartz. Conversamos muy poco porque uno no puede quitarle tanto tiempo a la gente famosa. Si quieren ver mi foto con Lessig, deben leer mi reseña del evento.

Katherine Maher

© VGrigas_(WMF) / CC BY-SA 3.0 (via Wikimedia Commons)

Directora ejecutiva de Fundación Wikimedia. Conocerla no es gran mérito porque es accesible, encantadora y carismática. Tal vez si sea mérito porque en la Cumbre CC todo el mundo quería hablar con ella y uno fue lo suficientemente atrevido. También tiene un cerebro envidiable y creo que tendrá un rol importante al definir el futuro del procomún. Pueden ver mi selfie con Katherine en instagram.

Jorge Drexler

© Jorge Mejía Peralta / CC BY 2.0 (via Flickr)

Cuando viví en Vancouver, la ciudad acogió al primer evento TED (sin x) en Español. Escribí en la aplicación para hispanoparlantes que TEDxQuito cambió mi vida, halagos, ruegos; ya no recuerdo. El asunto es que estuve ahí cuando dio su charla y nos enseñaban a aplaudir. Al final del encuentro, llevé a mi amiga Keka a sus brazos porque no se atrevía sola y vi como se abrazaban. Keka prometió no lavar esa ropa nunca y mi amiga Denisse me tiene celos jarochos por esto, ¡gracias por recordármelo Denisse!

Bonus: Cory Doctorow

© Terri Oda / CC BY 2.0 (via Flickr)

Todas las personas que están en la lista de arriba han conversado conmigo, al menos un poquito. Doctorow es la excepción puesto que no conversé con él cuando fui al lanzamiento de su libro Walkaway. Sin embargo, hemos conversado por correo y por eso lo pongo en la lista. Tengo su autógrafo en dos de mis/sus libros y traduje una de sus obras multimedia al español: Guerras de autos.

Cuéntame ¿a qué famosos has conocido?

Reflexiones sobre el caso de Jacob Appelbaum

Para todos quienes no saben quién es Jacob, o en qué problemas ha estado últimamente, lo siento. Esta publicación no fue pensada para ustedes y no pienso hacer justicia a todo ese contexto con una entrada en este blog. No podría.

i-o-e-r-r-o-r. Buscar.

La última semana ha sido dura e intensa. Desde el inicio, me pareció que esto no iba a ser sencillo porque me encontraba en el dilema Doctorow: ver enfrentadas las posiciones de dos personas absolutamente respetables en el mundo digital no comercial, enfrentadas. Shari Steele, con toda su trayectoría en EFF enfrentada al mismo Jacob Appelbaum, el hacker que apareció en lugar de Julian Assange en HOPE, el hacker que ayudo a descubrir el espionaje a Angela Merkel, el hacker al que Snowden confió un set de documentos, el hacker.

¿El problema? Shari anunciaba que Jacob ya no trabajaría en Tor Project debido a varias denuncias de «maltrato sexual» dentro de la compañía. Lo escribía Shari, no cualquier empleador sino Shari. E hice lo que nunca, me quedé callado porque no sabía qué pensar. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que las acusaciones eran ciertas. Y es ese algo de lo que quiero hablar.

Apenas salió la noticia, la comunidad se dividió. Uno lo sentía en las posiciones apasionadas de la gente que hablaba sobre el tema. «@ioerror: Brother, ven a vivir en Ecuador, acá estarás más tranquilo», «tú sabes cómo son de exagerados con lo de acoso sexual», vs. «¡cómo le puedes dar RT a esa mierda!», «obviamente las acusaciones son de verdad». Más o menos maduras, pero la gente poco a poco se iba posicionando en un bando y, en ambos casos, se han presentado cosas que te permiten zanjar el tema a tu favor.

Se metió [no se quién en] Wikileaks a decir «miren, las acusaciones contra Jake son una coartada» y en realidad que algunas lo eran. No obstante, al momento ha quedado claro que varias personas sí han sido víctimas de abusos por parte de Jake. Acá están dos testigos de una propuesta sexual en medio de una reunión de trabajo. Luego una amenaza de violación. Una pareja hablando de su encuentro sexual con Jacob y de cómo no se detuvo después de pronunciar su safeword. Para quienes no lo saben, en el sexo BDSM, estas palabras son usadas como alarma para señalar que uno no soporta más. Es similar a un luchador golpeando la lona, o al entrenador botando la toalla en el cuadrilátero.

Eso lo sabemos ahora. Sin embargo, en los momentos iniciales esto parecía tener el potencial de ser una cosa totalmente inventada. Y se puede ser totalmente convincente al decir que fue una trampa. Pero, ¿saben qué me hizo pensar siempre en las víctimas? Mi propia maldad. A menudo se dice que no importa lo terrible que haya sido una persona, siempre hay bondad en ella. Pero lo mismo es cierto para palabras totalmente opuestas. Sin importar qué tan buena sea una persona, eso no le exime de tener momentos de maldad.

Creo que la mayoría de nosotros, como lo hizo Appelbaum, estamos dispuestos a reconocer que —aunque somos buenos— podemos herir a otros «sin querer», pero es mucho más difícil aceptar que puedes ser increíblemente positivo para la sociedad al tiempo que un verdadero demonio en la vida de alguien que conoces. Los otros sí, pero ¿yo? Jamás. Y Jacob entraba en la categoría de «yo» para mucha gente que lo conocía, pues era —es— un héroe, la aspiración de en qué quieren convertirse.

La mayoría de nosotros hemos crecido en una religión, o una cultura, que nos dice que podemos ser buenos o malos. Olvídate de eso y repite después de mí: soy bueno y malo. Jacob es bueno y malo. Y la ética en la vida no es el resultado de sumar y restar tus impactos en la vida de otros. La ética no puede ser jamás tan cínica como la economía. Ese dualismo habrá de coexistir.

Por eso me resulta [REDACTED] esa respuesta liderada por Renata Ávila, que dice «Jake nunca ha sido mala con nosotras» y habla de solidaridad con Appelbaum frente a un «ataque unilateral coordinado». Esto se lee mal especialmente considerando que no aclaran a quiénes se refieren cuando hablan del tal ataque ¿a los medios de comunicación? ¿a las víctimas? ¿a todo? Claro que hay puntos válidos, pero coexisten con argumentos falaces en un mismo comunicado, y se ve mal. Se ve mal porque estas víctimas necesitan a las mujeres fuertes y defensoras de los derechos humanos como modelos para crecer. Si regresas a ver a estas personas por ayuda y ellas están haciendo «un acto solidario» con su agresor, parece que todo está perdido.

«Oye, te puede o no haber violado, pero Jake no es tan malo, eh. Están siendo injustos con él. Lo que te hayan hecho no justifica todo lo que le está pasando. Pobrecito».  Lo siento. No adscribo.

El miedo de vigilar a los vigilantes

«Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme.
Pretendía nadar hasta que me hundiera, que no es lo mismo».
Joseph Conrad

Los enemigos de internet fueron hackeadosun artículo mío publicado el 7 de julio de 2015 en Gkillcity.com hablaba de un leak que evidenciaba la vinculación entre la Secretaría Nacional de Inteligencia de Ecuador y Hacking Team, una empresa italiana dedicada a la comercialización inescrupulosa de software espía. Durantes los días anteriores yo ya había estado tuiteando al respecto, pero fue en ese momento, y cito aquí a la prensa ecuatoriana, que «empezó un desmadre». Se abrieron múltiples campos de batalla: la sociedad civil buscaba encontrar una solución razonable al oscurantismo del espionaje, Gkillcity perdió el control de su infraestructura digital y luchaba por, al menos, recuperar el control de su propia casa. Yo, y unos tantos otros, luchábamos contra la paranoia de saber cuáles serían las represalias y cuándo se harían sentir.

Para ese entonces mis relaciones con el Estado (mi empleador) estaban un poco tensas. En casa, papá ya me había dado un “estate quieto”. Él me apoyaba pero empezaba a temer por mí. “Dentro de poco vas a salir del país [con una beca estatal] y no vale que vayas a perder esa oportunidad”. Y me lo decía porque soy necio y creo que uno tiene que convertirse en el héroe de su propia historia, tal cual lo dijo Aaron Swartz. Si bien para ese entonces yo había presentado mi renuncia, mucho de lo que se hace en política toma tiempo y las buenas relaciones son esenciales para proyectos exitosos. Quedaban pendientes tras mi salida, entre ellos cristalizar la primera biblioteca digital nacional. Adicionalmente, tengo muy buenos amigos en el gobierno, gente que de verdad admiro y aprecio; pero que considerarían un encontrón con el poder como una chiquillada o —en casos peores— una traición. No los justifico, pero estar en posiciones diferentes en cierto momento de la vida no me parece suficiente para romper una amistad.

En contra de todo consejo paterno, tal vez sin considerar demasiado a mis amistades y arriesgando el futuro, decidí publicar mi artículo. La historia apenas se estaba popularizando cuando la página web donde se alojaba recibió un ataque DDoS. El ataque de Distributed Denial of Service es, como explica José María León, una sobrecarga de peticiones en el servidor en que está alojado un sitio web. El servidor no puede manejar todas las peticiones y colapsa, como si millones de robots se pararan frente a una puerta diciendo que quieren pasar, pero en realidad lo único que quieren es bloquearla. Rara vez, los intentos de censura funcionan en Internet, todo lo contrario, es muy fácil poner al aire la misma información por otro canal y la gente, ahora con más pica, empieza a buscar ávidamente la información que se quiso desaparecer. Resulta que había una copia de mi artículo alojada en archive.is. Se hizo viral.

Al poco tiempo recibí un mensaje de un desconocido en Twitter: Loco, todo lo que tú dices es verdad, te quiero pasar más información. Dame tu correo”. Horas antes me habían advertido que muchos de mis followers podían ser agentes encubiertos y solamente ese día me empezaron a seguir docenas de nuevas cuentas. Esto podía o no ser cierto, pero en esas ocasiones uno juega siempre con el peor escenario en mente. Fui cauteloso y le pedí a esta persona que me contacte a través de mi página web, «por seguridad usa Tor» le dije y no escribí más.

Finalmente nadie me contactó por ese medio. Al día siguiente —también por twitter—, me llegó una mención: @AndresDelgadoEC dame tu correo hotmail por favor, tengo algo que te va a interesar!”. Clic. @DanielaCastro69 pensaba que yo manejaba @HackedEcuador una cuenta que estaba publicando información sobre el mismo temay se burlaba de Hacked —según ella yo— porque cometía “los mismos errores” de siempre. Le decía “topo”. Yo nunca manejé esa cuenta, tampoco tenía razón para tener una cuenta anónima pues, para ese entonces, yo ya había difundido muchísima información usando mi nombre y apellido. Mis tuits estaban hasta en un periódico de Austria. Tampoco pienso que esa cuenta haya estado haciendo nada ilegal y aún ese siendo el caso, jamás podrían probar su vinculación conmigo, pues era inexistente. Lo que me desconcertó fueron los términos que usaban, como «topo», puesto que es una jerga muy específica y se usa para hablar de seguridad operacional. Esta era, o eso deduje en ese entonces, gente de inteligencia. “Sé reconocer una trampa cuando la veo”, le dije mientras me quedaba claro que alguien, de verdad, quería mi correo.

 

 

 

 

 

Edward Snowden dice que basta retuitearlo una sola vez para constar en la lista de alguien. ¿Será que uno puede salir de esas listas alguna vez en la vida? En esos momentos me di cuenta que mi nombre y apellido estaban siendo escritos en alguna parte, me convertí en un objetivo, un target. En eso me vibra el celular, “¿y esta quién es?”, me preguntó mi hermana, al pie de una captura de pantalla donde “Daniela” insistía: “@SisaArte hola amigui me puedes ayudar con el correo de tu hermano j******7@hotmail.com es algo de la beca de senescyt…besos”. Y ese fue el momento en el que todo la pared que había construido para proteger a mi familia de mi vehemencia se derrumbó en mi delante. Por un pequeño momento tuve mucho más ira que miedo, que frustración. ¿Qué tan bajo puede caer la gente? Le dije a mi ñaña que no era nada. «¿No le contestaste, cierto?» «No, si no le conozco ¿Qué quieres que haga?» «No le pares bola» «¿Quién es esa ve?» «Nadie, no le hagas caso».

Son las tres de la tarde y a mi bandeja de entrada llega el correo electrónico de un remitente anónimo, “chinitri27@outlook.com”:

que tal loquito no se si te acuerdes de mi nos conocimos en el crypto David aprendimos mucho de ustedes, primero felicitandote por las buenas acciones que hacen por la gente, pana de muy buena fuente se que te estan tratando de poner una denuncia por que atribuiste los ataques de ddos contra gkillcity a la senain, mas bien ten cuidado con los tuits q pongas porq estan buscando como joderte la vida pana, y ya sabes que se pueden cojer de cualquier cosa, ten cuidado con lo que publicas bro.

si me entero de algo mas ten por seguro que les comentare, pero por un canal seguro sino con esto que publicaron capaz q ya me estan siguiendo a mi mas.

Adjunto venía un archivo comprimido que contenía un .docx con capturas de dos tuits, el primero era mío comentando sobre el ataque DDoS a gkillcity y el segundo (que ha sido eliminado) con información relativa a los ataques DDoS que se efectuaban en ese momento.

 

 

 

 

 

La hora de envío de los tuits habían sido modificados en la captura para mostrar una inconsistencia entre mi hipótesis que el ataque provenía de Ecuador y algo tendría que ver con la publicación que hicey la evidencia.

Imbécil yo, le creí y es que este no era cualquier correo sino que el mensajero (a) mencionó un nexo que yo podía considerar seguro —las cryptoparty en las que yo había participado— y (b) se agarraba de mis más profundos miedos. Aunque las cabeceras del correo revelaban que el verdadero origen del remitente era un servidor fantasma que intentaba ocultar su identidad, había la posibilidad de que un informante real esté intentando mantener su anonimato. Debí haber pensado sobre esto más de una vez, pero la información que recibí me causó tal shock que sencillamente abrí el archivo. Ese fue un grave error. Al poco tiempo, perdí mi conexión a Internet.

Un investigador de seguridad informática de la Universidad de Toronto me supo decir que tanto el correo como el documento utilizaron un sistema de rastreo llamado readnotify. Readnotify permite detectar la IP del usuario, es decir mi punto de entrada a Internet. Inicialmente yo pensé que tal vez se habían metido a mi computadora o a mi router de internet, pero resulta que el servicio al cliente de NETLIFE desconectó su servicio porque habían recibido un ataque DDoS desde mi IP. Vinieron los técnicos y arreglaron todo, pero cuando días más tarde volví a acceder a esa dirección oculta por curiosidad, me volvieron a interrumpir el servicio. Parece que ese servidor (publico aquí la dirección pero por favor no intenten acceder a ella) desencadenaba uno de estos ataques cuando se enviaba la petición, y parece que el correo que me enviaron hizo eso automáticamente la primera vez que lo abrí y mi navegador desencadenó otro ataque cuando me metí a esa dirección por segunda vez. Las conversaciones con NETLIFE quedaron grabadas y, adicionalmente, me hicieron emitir un informe técnico para reestablecer, por segunda vez, mi servicio.

¿Quién me había enviado ese correo? Tenía poca información y, entre eso, había algo que me asustaba especialmente. Hacking Team usaba mensajes comprimidos. Mi adjunto <Instruccion_Fiscal_23432.rar> era un archivo relativamente pequeño (394 KB) y no había razón alguna para que alguien lo haya puesto en ese formato. El correo donde Hacking Team entrega una carnada a la SENAIN, explica:

El modo protegido de Microsoft Word es una característica de seguridad que abre los documentos provenientes de una localización potencialmente riesgosa, como Internet, en modo lectura únicamente y con contenido activo desactivado y funciona tomando ventaja de una funcionalidad propia del sistema operativo Windows llamada Alternate Data Streams que permite marcar un archivo según su origen.

Cuando se descarga un archivo usando un navegador moderno el archivo se marca como procedentes de Internet y es por eso que Microsoft Office abre utilizando el modo protegido.

Una forma sencilla de solucionar este problema es enviar el documento comprimido como rar. De esta manera el archivo .rar será etiquetado como procedente de Internet, pero el archivo contenido en el rar no tendrá esa etiqueta adjunta.

Cuando leí esto por primera vez se me heló la sangre. Como ya dije anteriormente, en estas ocasiones uno actúa pensando en el peor escenario. Me puse a revisar todas las carpetas de mi computadora donde Hacking Team pudo esconder su Sistema de Control Remoto siguiendo tutoriales publicados en línea el mismo día del incidente. No encontré nada pero eso no evitó que respaldara la información y reinstalara todo desde cero. Después de todo los exploits que usan los buenos hackers son “zero-days”. En otras palabras, como nadie sabe de las fallas de seguridad que usan estos hackers para infiltrar dispositivos, no existe defensa posible a mano porque no ha sido creada.

Si bien es cierto que este mismo método puede ser usada por muchas otras empresas, en ese momento la papa caliente era el escándalo entre la agencia de inteligencia y la empresa italiana y mi cabeza no se permitió sospechar de otra posible fuente. Mi sesgo empeoró cuando, a las cinco y cuarenta de la tarde, recibí un mensaje de whatsapp, el número parece provenir de china pero el texto estaba escrito en italiano:

Hola, soy un [HackingTeam], debería recordarse que el mundo es así de pequeño y que el tuyo (sic) eres como una hormiga si estás en cosas grandes, atención…”.

Asustado como estaba, empecé a escribir a mis contactos, algunos de ellos dentro del gobierno. “Ten cuidado”, me decían. “Si quisieran ya te habrían matado, sólo te están asustando”, me contestaron, como si eso ayudara. Otra persona, consciente de la beca que tenía me preguntó si podía adelantar el vuelo… Esto no pintaba bien, cancelé dos entrevistas en radio, dije que estaba enfermo. Me encerré en mi casa y esperé, con miedo, lo peor.

¿Qué había detrás de estos ataques? Pienso que la intención de silenciarme o desautorizar mi voz, después de todo muchas de las acciones llevadas a cabo no tenían otra intención que evitar que la gente lea las cosas que estaban en línea. Y no veo otra razón para que hayan querido engañar al público diciendo que yo era un espía de la SENAIN. A la larga, parece ser que mi artículo había dado en el clavo:

«Si es que la Secretaría de Inteligencia tercerizaba las operaciones a Hacking Team —en lugar de utilizar un personal capacitado propio para que realice los ataques—, probablemente se den a conocer los nombres de los blancos de la agencia».

A los pocos días, tras escarbar un poco dentro de la base de datos, un desarrollador de Tor publicó sus hallazgos sobre el espionaje sistemático a periodistas, activistas y gremios de trabajadores. Pasaron los días y Rommy Vallejo, Secretario Nacional de Inteligencia, negó que ellos tuvieran un contrato con Hacking Team. El presidente salió a decir que es verdad lo que dijo Vallejo. Los asambleístas quisieron interrogarlo pero él se excusó y tras unas cuantas semanas, los legisladores se enteraron que a Rommy —o a quien lo suceda en el cargo— sólo se lo puede interrogar fuera de récord y tras puertas cerradas. Si alguna pregunta le incomoda, el Secretario de Inteligencia está en la potestad de abstenerse en dar una respuesta y, cereza en el pastel, nada de lo que se diga puede ser revelado fuera de esa habitación.

Yo no sé si todo el acoso del que fui victima provino o no de la Secretaría de Inteligencia, pero cabe preguntarse entonces si el gobierno estaría siquiera en capacidad de dar respuesta a una pregunta de esa índole. No parecen haber procedimientos, que no sean ilegales, que de verdad transparenten al público las acciones del personal de inteligencia. Y el escenario puede ser peor de lo que la ley pinta. Jacob Appelbaum,  periodista para Der Spiegel y colaborador cercano de Wikileaks, declaró en el último Chaos Communication Congress (diciembre, 2015) que durante su visita a Ecuador, la SENAIN le solicitó construir un sistema de vigilancia que les permitiera “eludir la revisión judicial” y espiar, sin reparos, a los jueces y a la clase política (contrario a lo que sugiere Emilio Palacio, Jacob sugiere que este espionaje apuntaba a los propios miembros de Alianza País). Ahora más que nunca cabe preguntarse ¿quién vigila a los vigilantes?

 

Otro leak de la SENAIN (y otro intento de censura)

Captura del tuit original, clic para agrandar

En julio de 2015, tras publicar un gajo de información sobre Hacking Team y sus actividades en Ecuador, un troll infame difundió por twitter una captura de pantalla falsa donde me acusaba de ser agente de la SENAIN. Como para darle veracidad al asunto, colocó mi nombre completo, mi correo electrónico, el número de mi celular y el teléfono de la casa de mis padres. Un amigo me envió al teléfono la captura de pantalla: «Por favor dime que no eres vos».

Y no era. Le pedí la fuente y llegué al tuit original, le pedí al troll que demostrara la página exacta de dónde había encontrado el supuesto correo, pero no hizo falta porque exactamente siete minutos después, Felipe Mogro encontró el correo que utilizaron para fabricar esta argucia en mi contra. Sin querer escarbar profundo en las motivaciones que tuvo esta gente, lo cierto es que no actuar hubiera sido estúpido de mi parte.

Traigo esto a colación porque el día de hoy en el Chaos Communication Congress, Bethany Horne y Pedro Noel dieron una charla titulada: «Ecuador, cómo un gobierno autoritario engaña al mundo entero», el video (en inglés) está más abajo por si lo quieren ven. En un par de diapositivas, Pedro Noel —editor del sitio web Ecuador Transparente— muestra una reclamación por derecho de autor realizada por Ares Rights a nombre de la Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN).

El reclamo lo realizan sobre los documentos publicados por Ecuador Transparente que demostrarían un espionaje sistemático a políticos y activistas, diciendo que no se pueden publicar porque son textos secretos y esto es prohibido y castigado por nuestro código legal. Dicho sea de paso, cierto es, pero con dos aclaraciones. La primera, Ecuador Transparente tiene de ecuatoriano sólo el nombre y no se ciñe a nuestras leyes. La segunda, que es una vergüenza que el país que muchos consideran campeón en la libertad de expresión, no tenga leyes que protejan a los soplones que denuncian delitos con documentos clasificados como secretos.

Para los que trabajamos en la cuestión de derechos humanos en Internet, esto ya es cacho viejo. Ares Rights es una empresa que saca plata censurando como puede (osea aduciendo infracciones al copyright). Le han cachado reclamando a nombre de Fernando Alvarado, de la SECOM, y de Ecuador TV. En abril de 2014, el exgerente del famoso canal 7 dijo que si Ares Rights estaba haciendo uso de su nombre y se escudaba en la confidencialidad con su cliente para no revelar más información, ellos —como era lógico— reunirían a sus abogados e iniciarían una acción legal. Ecuador TV nunca hizo nada y ahora resulta que la SENAIN aparece involucrada con Ares Rights.

Acá hay tres opciones, (1) que en años pasados alguien absolutamente maquiavélico le haya pagado a Ares Rights para que censure cosas que molestan al gobierno —y así pensemos que esta empresa española trabaja a su lado— para luego hacerle quedar mal queriendo censurar filtraciones que hasta ahora no se han confirmado como verdaderas. O (2) que, de hecho, la SENAIN está usando los servicios de Ares Rights. La tercera, que según mi apreciación es la correcta, es que hay un comedido que dice «da viendo si puedes hacer algo» en todos los casos donde está inmiscuido el gobierno de Alianza País. Podremos saber a ciencia cierta cuando alguien —ojalá el gobierno— demande a Ares Rights en España, para que uno pueda ver los contratos y las facturas o si es que a Ares Rights le pasa lo que a Hacking Team.

Lo cierto es que podemos extraer unas pocas conclusiones de estos hechos:

  1. Ares Rights en el pasado ha censurado a nombre del gobierno ecuatoriano, y el gobierno está consciente de este hecho.
  2. Ares Rights sigue censurando a nombre de instituciones del gobierno, por ende, el gobierno censura sea por acción o por omisión (por no demandar a esa empresa para que deje de reclamar a su nombre).
  3. Si es que hay una vinculación con Ares Rights, y la reclamación a nombre de la SENAIN es legítima, esos documentos son verdaderos y —llamen a los abogados— podría tratarse de un caso de peculado.
  4. Todo estaría mejor si, como sugirió en su charla Bethany Horne, hubieran más mecanismos de control y transparencia para nuestra querida Secretaría Nacional de Seguridad.

PS: En la charla, Ecuador Transparente presentó un nuevo leak sobre la SENAIN y en las preguntas y respuestas, Jacob Appelbaum soltó unas cuantas perlas de su visita a Ecuador en noviembre de 2013:

  • Relató que la SENAIN quiso «ponerlo en problemas» y que fue defendido por el vicepresidente. Le llamó la atención que la clase política era casi incapaz de «defender a sus propios invitados».
  • Dijo haber mantenido una conversación con la exministra de defensa María Fernanda Espinosa, donde ella le confesó que hay muy malos elementos en el gobierno, especialmente en la SENAIN, que quieren matar a personas como ella misma o Rafael Correa.
  • Afirmó que la SENAIN le solicitó construir un sistema de vigilancia masivo a nivel nacional y, específicamente buscaban eludir la revisión judicial porque querían espiar a jueces y a la clase política. Finalmente afirmó que el presidente conocía de este último hecho (pues él se lo dijo personalmente).