Eudaimonia

Una utopía se empieza a realizar cuando desarrollamos empatía por otros y el planeta, no hay otro primer paso. Eso da visión a largo plazo. La empatía te permite entender la necesidad de atender a todos y no desatender el equilibrio dinámico de la Tierra. Cuando busquen a una líder, si lo hacen, busquen primero que actúe por los derechos de la naturaleza y los derechos humanos. También cuando se conviertan en una. El segundo paso en una sociedad empática, es el desarrollo de pensamiento crítico y la creación de herramientas. Una cultura científica, innovadora.

La empatía y la ciencia son las dos piernas que nos llevarán a un lugar que permita el desarrollo de la eudaimonia de Aristóteles, una vida a plenitud. Todas las «revoluciones» dentro del sistema fracasan precisamente porque el sistema erosiona la empatía, socava la visión a largo plazo. Es por eso que una utopía necesariamente implica un escenario poscapitalista y un fortalecimiento del procomún. Es por eso que abandonar el mercado en sus condiciones actuales es un prerrequisito ineludible.

Addendum (02 de febrero de 2014)

El día de hoy he encontrado un texto que hace referencia a la empatía y su relación con la clase social, el cual transcribo a continuación:

Un estudio titulado «Clase y compasión: los factores socioeconómicos predicen las respuestas al sufrimiento», reveló que las personas de clase baja responden con mayor compasión al ver el sufrimiento humano respecto a los individuos de clase alta.[1] En un estudio relacionado titulado «Clase Social, contextualismo, y precisión empática», se encontró que los individuos de una clase social más baja son más empáticamente precisos para juzgar las emociones de otras personas. En sus tres estudios, los individuos de clase baja recibieron puntajes más altos que las personas de clase alta en una prueba de exactitud empática; al juzgar las emociones de una pareja de interacción, y al hacer inferencias más precisas sobre las emociones a partir de imágenes estáticas de los movimientos musculares de los ojos.[2]

  1. Class and compassion: socioeconomic factors predict responses to suffering.(http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22148992)
  2. Social Class, Contextualism, and Empathic Accuracy
    (http://pss.sagepub.com/content/21/11/1716.abstract)

Advertencia

Ahí estaba yo, sentado frente al televisor, recibiendo los destellos de cada uno de sus cuadritos tricolores, molestado por su sonido que poco combinaba con el ventilador de la laptop, el cual seguramente debía reemplazar. Los audífonos en las orejas estaban solo ahí por negligencia; y mi mirada… podía estar en cualquier lado pero realmente se posaba en mis adentros, es extraño como la gente menciona que Sutano o Mengano anda ‘con la mirada perdida’ cuando está justo detrás del nervio óptico.

Apoyado contra la pared, mi cuello sufre el desgano que me acompaña desde hace un par de semanas, poco a poco los músculos van formando alianzas, y esas contracturas no permiten que la sangre oxigene mi cerebro adecuadamente, estoy de mal genio. No he obtenido trabajo en estos días, aparentemente todo el mundo requiere contratar personal para atención al cliente. Nunca he sido bueno con la gente, me va mal; en las entrevistas no lo puedo ocultar, la competencia asiste en terno y tal vez por eso no recibo la cortesía del ‘no nos llame, nosotros le llamaremos’.

Dos meses atrás perdí mi trabajo debido a la automatización de los sistemas de distribución en bodegas, yo guardaba el inventario, era de los importantes pero ahora no era necesario, desde que la persona le decía al Siri de su iPhone lo que quería hasta que el cliente ponía su pulgar en la tablet del repartidor, todo estaba automatizado.

Ahora tenemos semáforos donde antes hubo policías, máquinas expendedoras donde antes estuvo Doña Rosita, instagram con doce empleados donde antes estuvieron los dos millones de Kodak, software de detección de voz donde hubo secretarias, por Dios yo compré mi último libro en internet, para escucharlo en una computadora. ¿Será que hay una tendencia natural a la automatización?

Siempre le eché la culpa a la codicia de los millonarios, dueños de grandes empresas que preferían esclavos electrónicos que no reclamaran su seguro social, ni buscaran salir temprano para dormir, o pasar con su familia, ni hablar de jubilarse. Pero ahora me veo a mí como en estado de hibernación, respirando casi sin darme cuenta, dejándome llevar por pensamientos aleatorios como una máquina cuando procesa uno de sus tantos algoritmos. Desmotivado, siento como yo también me estoy automatizando, si no me molestara mi familia, si ese teléfono no sonara, si el chat no emitiera ese fastidioso sonido que me obliga a atender, estoy seguro que seguiría quieto sobre mi estación, esperando una nueva orden, ahorrando toda la energía posible, quejándome solamente cuando me estoy quedando sin batería…

Esa queja (y ésta) son solo una advertencia.