Braulio

Braulio cabalgaba en la ciudad, no es que haya nacido en el campo y nunca llegó a calar tras la migración que es común en la gente de su clase. Era más bien un citadino que decidió crear una disrupción en la cultura, por diversión. Un fin de semana al mes, tomaba vestimentas sencillas, no siempre limpias y alquilaba un caballo en el parque La Carolina, le pagaba al dueño mucho más de lo acordado para el paseo rutinario y empezaba a andar por la Av. Amazonas hacia el norte.

Iba en contravía, ver un animal de frente era algo que asustaba mucho a los quiteños, los progenitores directos de la mayoría los habían protegido de la naturaleza, su impredictibilidad y la inevitable necesidad de relacionarse con lo desconocido que resultaba de ello. El quiteño y la naturaleza tenían su más íntima relación en el paraguas.

Tomaba la izquierda en la Av. Eloy Alfaro, aquí prefería ir por la vereda y después de andar unos pocos minutos llegaba al lugar donde siempre se sentía tentado a ingresar a la pista de bicicletas, se imaginaba a sí mismo en YouTube, se preguntaba cómo reaccionarían los cascos del animal con el concreto de la pista, se reía con su idea de ponerles llantas.

Braulio se detuvo a comprar unos cevichochos, mientras el caballo olfateaba el costal de maíz, luego de un rato lo olvidó y se puso a pastar, la casera le pasó la tarrina de espumaflex, sólo tenía un chocho, él reclamó pero la casera parecía estar apresurada y le decía que se apure comiendo el chocho “¿será una muestra gratis?”, se preguntó. Supo horrible, le pasaron un vaso de agua, alguien gritó porque siempre masticaba en lugar de tragar. La enfermera lo llevó a descansar.

10 cosas que aprendí en mi vuelo a Chile

  1. Los hermanos Wright deben haber sentido algo maravilloso y definitivamente debieron haber sentido que morir volando valió la pena.
  2. Un vuelo local no se compara a uno donde ves formarse el contorno de la Tierra.
  3. Freddy Mercury fue una verdadera perdida (realmente me gustan mucho las canciones de Queen).
  4. El lujo no te permite escapar de la escasez artificial, aunque tengas muchas opciones siempre es un pequeño sorbo de algo y cuando ellos quieran.
  5. Hace mucho frío fuera del avión. Estuve casi todo el tiempo entre los 10000 – 12000 msnm y la temperatura era de -40°C a -57°C fuera del avión.
  6. No todos los aeropuertos tienen wifi gratuito.
  7. Prefiero viajar en el día que en la noche. El paisaje compensa cualquier cosa.
  8. Debes llevar tus propios audífonos.
  9. Puedes escribir una publicación para tu blog mientras estás volando.
  10.  La velocidad promedio del avión es de unos 850 km/h

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Colibrí asustado

El día de hoy caminaba al almuerzo cuando vi a dos colibríes volando bajo. Uno aterrizó cerca de un árbol que estaba a pocos centímetros de mí y otro, más grande, lo picoteaba insistente y agresivamente. Espanté al alterado y el otro se quedó quieto, intimidado. Voló libremente después de un rato.

Colibrí

Campus Party Quito – día 1

Aunque técnicamente el campus party Quito fue estrenado el día de ayer, las actividades, charlas, talleres y conferencias comenzaron el día de hoy. Me encantaría contarles cómo arrancaron pero lastimosamente hubo más de un problema con identificaciones, registros, tarjetas, filas y finalmente demoré más de una hora en entrar solamente con un pase que no era el mío. Hay mala organización y cierto trato displicente.

Una vez que entras es fácil olvidarse de eso, hay miles de cables de red con velocidad de 6 Gbps — o eso dice la etiqueta, el test de velocidad arroja 8.1 MB/s de bajada y 3.7 MB/s de subida — por lo pronto no me he topado con ninguna página filtrada y puedo usar TOR normalmente, incluso POND funciona bien.

La primera charla que quería escuchar era «Mitos sobre el emprendimiento social» de Michelle Carpenter pero debo confesar que me desmotivó haber llegado tarde y empezar con el mito número cuatro. Espero poder escuchar toda la charla en una siguiente ocasión. He hablado en público varias veces y personalmente pienso que escuchar una charla desde la mitad es como querer enjabonarse con la ropa puesta, el presentador diseña una experiencia que uno debe seguir de inicio a fin. El discurso ha mutado mucho, veo cada vez más presentes los temas de descentralización, seguridad y privacidad pero también hay muchísima gente usando windows mayormente para ver Facebook. Se me cruzó por la cabeza que si tengo un hijo prefiero verlo «perder el tiempo» en un videojuego que en Facebook.

Aterricé en una charla tras leer unos tuits de la cuenta oficial del campus sobre la naturaleza del dinero ¿era gente del banco central? Me acerqué a la zona de cultura digital y resulta que estaban hablando de Bitcoin.

BIT = Binary Digit > Dígito Binario
COIN = Moneda

Bitcoin es una moneda criptográfica que, a diferencia de la mayoría de monedas circulantes, no aumenta en número, solamente en valor. No es producida por bancos sino que es «minada» a través de procesadores. A diferencia del dólar, donde el respaldo de la moneda es la fe que la gente tiene en el emisor (la Reserva Federal de Estados Unidos), sus mercados, armas y política; bitcoin se basa en la confianza que la gente tiene en el algoritmo. Esa es la idea básica de todas las criptomonedas. Cada una tiene un algoritmo distinto y en eso consiste su gran diversidad.

Imagino que en el futuro hipotético donde la gente es educada, se podrán establecer nuevos programas económicos enteros a base de algoritmos. Será muy divertido tener una economía de código abierto, donde las externalidades serán muy evidentes para quien sabe programación. En ese futuro hipotético, todos deberían saber programar.

Tengo issues con bitcoin. Sobretodo porque está pésimamente distribuido (el 0,71% de los usuarios posee el 55% de los bitcoins) y porque es vendido como una utopía de grandes alcances, ciertamente tiene potencial pero tengo la percepción que todavía necesitamos más ciencia de la contracultura al respecto. Cuando inventen algo similar a bitcoin donde la capacidad de minado esté relacionado a la cantidad de ADN humano que posees, o al número de procesos neuronales en tu cerebro, a la información que aportas al desarrollo de la cultura… me está haciendo mal el campus party. En fin, es bueno imaginar.

Luego casi asistí a la conferencia de Efrén Guerrero sobre derechos humanos e Internet (siempre con mayúscula). Casi asistí porque la conexión wifi establecida mediante un iPad cayó por tres ocasiones y como la tercera es la vencida… Hubiera sido muy bueno que Efrén esté personalmente para explicar su tema :/

De camino acá, escuchaba una entrevista a Dolors Reig quien ahora mismo se encuentra en el escenario principal. Comí un combo mixto y me senté a escribir este post. A mi alrededor, sólo 2 parejas conversan y todos los demás estamos absortos en lo que pasa frente a nuestras pantallas. No obstante me he encontrado con muchos amigos por aquí. Seguiremos informando…

El miedo al bullying como vía al desarrollo

La renuncia del Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo no fue sorpresa sino la cereza del pastel tras su disposición irrevocable del uso obligatorio del transporte público masivo para los ministros y asambleístas. En el país había una mezcla de picardía y ¿esperanza? Ahora que la gente en el poder debía pasar junto a ellos todo el tiempo. Algunos incluso viajarían los fines de semana en los buses interprovinciales, habría la oportunidad de decirles las cosas en la cara, todos los días, de clavarles la mirada cuando hayan levantado la mano sin pensarlo.

«¡Para que usen las súper-carreteras!», decía don Medardo con ironía, mientras chocaba la botella de cerveza con otros choferes en el paradero de Tandapi. El alcalde de Quito estaba preocupado,  ya tenía suficientes roces con el oficialismo como para ahora tener que ahondar esas diferencias por el servicio de trolebús o de ecovía. ¿Aumentar la seguridad sería bien percibido? ¿se quejarían del tráfico matutino? Pero nadie temblaba como los asambleístas, que pasaban de una vida con comodidades de gánster a ser uno más del pueblo. Decían tener el respaldo de la inmensa mayoría pero les aterraba la idea, el partido de gobierno analizaba la posibilidad de enviar a los afiliados como guardaespaldas encubiertos, pero luego descubrieron que aunque podían darse el lujo de hacerlo ocasionalmente, el gasto diario pronto los quebraría, aunque tuvieran el 5% del salario de sus empleados públicos.

El ministro de telecomunicaciones le solicitó en televisión pública al presidente retirar la disposición de quedarse con el 12% de las utilidades de los empleados de empresas de telecomunicaciones y casi inmediatamente el secretario del Buen Vivir pidió un reajuste del presupuesto de su cartera de Estado para mejorar el transporte público. Había miedo al bullying.

La medida había excluido al Presidente de la República y nadie sabía por qué. ¿Querían medir cuál miedo era más poderoso? ¿Necesitaban un diálogo público generado por la nueva condición socioeconómica de los transportados? Algunos ministros renunciaron, había terna de dónde elegir pero los candidatos declinaban, el gremio de conductores de autobús ofrecía postulantes en comunicados públicos que no escatimaban en ironía.

El mercado de bienes raíces cercano a las dependencias del Estado estaba en su apogeo, también florecieron las consultoras que realizaban manejo de crisis. El personal del CNE leía con resignación:

Aplicando el principio de igualdad, se ha decidido que las y los servidores públicos del Consejo Nacional Electoral también deberán usar de forma obligatoria la transportación pública masiva.

La gente pedía reelección.