«No hay beneficios económicos, bajo el paradigma actual, por salvar vidas, por devolver el equilibrio al planeta, por tener justicia y paz o algo por el estilo. Simplemente no hay ganancias ahí»
Michael Ruppert
Hoy a la madrugrada hubo un eclipse lunar. Al mismo tiempo Marte se encontraba tan cerca que hubo un pequeño tinte rojo en nuestro satélite. Mientras trataba de dormir — y no — pensando en este fenómeno, espiaba entre las cortinas por si acaso la luna se asome (alrededor de media noche empieza a divisarse). Rntré a revisar la cuenta de twitter @tzmglobal que había descuidado durante estos días y de repente leo esto:
Our Brother Michael C Ruppert has died this weekend by suicide – http://t.co/WMNxlLZcbK @ZeitgeistFilm @CultureInDeclin @tzmglobal
— Collapse HQ (@G_C_HQ) April 15, 2014
Al inicio pensé que podía tratarse de algún mensaje elaborado. Ojalá. Me puse a buscar tuits con su nombre y descubro que, en efecto, Michael Ruppert se había suicidado. Me demoré en asimilar la noticia y me golpeó mucho personalmente. Tras haber trabajado un tiempo dentro de la política y entendiendo las bases de la economía, me fue posible ubicarme en una situación cognitiva donde la decisión de Ruppert era totalmente aceptable y lógica.
Un tiempo atrás tuve también un golpe emocional bastante fuerte con la muerte de Aaron Swartz, y es que ver morir a un fellow misfit por mano propia es muy duro, te arranca lágrimas. Esa gente, de un modo u otro, es parte de los ideales que defiendes, es la fuerza que te permite levantarte tras cada mala decisión colectiva. Eso también muere con ellos.
Lo que no muere, sin embargo, son los hechos que los motivaron. Esos hechos nos acompañan a todos, mucha gente lo ignora pero unos pocos los sentimos dentro de nuestras cabezas una gran parte del tiempo. El ecocidio tiene tantas caras.