Cuando estaba en Canadá, Apple anunció el lanzamiento del iPhone 7. No es que sea de las personas que hace fila fuera de Mundo Mac para comprar el último celular, pero un anuncio de esos tiene otras consecuencias. Si hay que ponerle más atención a los teléfonos y sistemas operativos nuevos, a otros se les deja de parar bola, o como dicen los entendidos en tecnología, se deprecan. Eso le iba a pasar a mi iPhone 4S.
Tener un iPhone sin actualizaciones y parches para el sistema operativo es como tener un Android, entonces no vale mucho la pena conservarlo. Es bastante inseguro y ahora uno mete ahí hasta las contraseñas del banco. Así que decidí actualizarme y comprar un teléfono más moderno (aunque usado) para seguir contando con las actualizaciones de seguridad de Apple. Bienvenidos a la era del iPhone 5S. Un teléfono con el doble de memoria y velocidad.
Les diré que uno nota el tamaño de la memoria recién cuando el teléfono se empieza a llenar, y cuando eso pasa ya no hay diferencia. La velocidad del procesador también era una mejora pero lo más fascinante de haber actualizado el teléfono fue tener acceso a la red LTE. A diferencia del internet 3G, el LTE funciona a alta velocidad cuando estás en movimiento, entonces uno ya puede jugar ajedrez en línea en el bus y cosas así. Puede subir todo a instagram, consumir el doble de datos en el mes (¡ups!). En fin, es una experiencia totalmente diferente.
Todo esto, claro está, pasaba en Canadá donde hay una de las tasas más altas de penetración de internet en el mundo. Ecuador recién se está igualando y este tipo de señal llega ya al doble de los usuarios que el año anterior. Cuando llegué el mayo pasado, yo tenía muchas expectativas sobre la red 4G en Ecuador. Compré un plan en la primera semana y esperé llegar a algún lado donde haya cobertura. Al principio pensé que era mala suerte pero luego me di cuenta que no había 4G en ningún lugar. Raro.
Llamé a Movistar y me dijeron que el celular no estaba registrado. Así que corrí a registrarlo. Ahí el señorito de atención al cliente dijo: «Le voy a registrar el celular, pero eso no es garantía de que le vaya a funcionar el 4G». Y yo le quedé viendo con cara de cachorrito confundido y le dije que registre el celular. Entonces esperé y volví a preguntar. ¿Y entonces cómo lo arreglo? Me dijo: «Movistar sólo garantiza la cobertura en los equipos que provee Movistar». Le expliqué pues, que mi teléfono no era un virgen del 4G, que era mi más grande fascinación y que no es cuestión del teléfono. Entonces me repitió la consigna y le dije ya, bueno, bye.
Fui a Mundo Mac, donde vi lo increíblemente estúpidos que son los precios aquí comparados con Canadá, y esperé para que uno de sus «genios» me atendiera. El chico me dijo que muy probablemente funcione con Claro, y sino (extiende la mano con una tarjeta que sacó bajo la manga) «vaya aquí». Denso. Pasa, me explicó, que las bandas están distribuidas por operadora y los equipos van a funcionar sólo si están en una de las dos operadoras.
Aguanta. No se supone que en Ecuador hicieron todo el escándalo para que uno se pudiera cambiar de operadora cuando quiera dependiendo de la calidad del servicio y hasta con la opción de mantener el mismo número y que el control de poder de mercado y los monopolios que afectan al ciudadano y las tecnologías libres del código ingenios y… entonces fui a Claro, porque hay que ver al muerto en el cofre para ir resignado al entierro.
Señorita, verá no me funciona el 4G y fui a Movistar y no me ayudaron y fui a Apple y el chico me dijo que tal vez me coja con Claro y si usted me prueba que aquí funciona el 4G me voy a cambiar de operadora, ¿tiene un chip? Y me puso su chip, y cogió el 4G, y me cambio de operadora.
A la revolución ciudadana, le ganó el 4G.