La tierra aquí es bastante seca, no lo suficiente para no tener que trabajarla, dividirla en surcos, pasear al ganado, sacar la maleza, cargar el arado. No bastante para no tener un sombrero desgastado, masticar una paja de trigo, beber agua ardiente a escondidas, usar camisa roja, para mil y un frases cortas más.
Hacía sol, la lengua estaba entre seca y sucia… Uno ya estaba acostumbrado a andar con la cabeza gacha, con el peso encima, arrastrando soledades y aventuras. Es inevitable estar lontano, pensar, vagar… yo, digo uno lo hace o por gusto, o por obligación, inercia, siempre igual con la izquierda y la derecha, a veces medio lastimado, teniendo que pensar en caminar, que pesar.