Hace aproximadamente unos 3 años recuerdo haber visto el auge de la campaña «corazones azules», y junto con esto un gran despliegue de medios para conscienciar a la población.
Un reconocido periodista se dedicaba a cazar a la gente que se pasaba los semáforos amarillos, al acelerar en lugar de frenar. No contento con grabarlos los detenían a pocos metros para entrevistarlos y preguntar ¿por qué aceleraban en lugar de frenar?
Tiempo después se anunciaban soluciones como detectores automáticos de velocidad en las carreteras con fotos del culpable que se atrevió a romper el límite y por tanto el potencial causante de un accidente de tránsito.
Menciono ambos ejemplos para demostrar la manera en que la sociedad usualmente afronta un problema. Fuera de un análisis más minucioso de lo que podría hacerse para eliminar el problema, se enfoca en reforzar estructuras sociales, mecánicas o políticas obsoletas.
Lo demuestro: Voy a asumir que basados en una investigación minuciosa se estableció que ir a más de 90 km/h propicia accidentes de tránsito, y por ello se estableció el límite de velocidad en dicho valor. Frente a lo cual todos los usuarios están, en teoría obligados a frenar/acelerar menos para no rebasar el límite. Hay como hacer trampa, he aquí la evidencia.
Para mencionar que hace tiempo existe y se aplica la tecnología que limita la velocidad automaticamente con solo aplastar un botón, se emplea en escenarios mucho menos necesarios, los pits de formula uno para hacer que el auto no se exceda de velocidad por mera cuestión reglamentaria.
Si lo analizamos bien este dispositivo bien podría implementarse en todos los automóviles con una aplicación contínua. Evitando la necesidad de los rótulos sobre el límite de velocidad, detectores automatizados, multas innecesarias, y en el mejor de los casos, accidentes de tránsito.
Yendo un poco más allá se podría ampliar el uso de los dispositivos para activarse automaticamente según la ubicación del GPS, así, al entrar en una zona residencial se activaría el límite de 50 km/h establecido en la ciudad. Los 70 km/h en carretera, etc.
¿Pero realmente significa un control riguroso de la velocidad que habrán menos accidentes de tránsito? Las estadísticas indican que aproximadamente 3 de cada 4 accidentes ocurren a velocidades menores a los 30 km/h. La tecnología actual nos permite evitar este tipo de accidentes con sensores en la parte delantera del auto, que calculan la probabilidad del accidente, precargan los frenos y en caso de fallar el reflejo humano, desactivan el acelerador y frenan automaticamente. Eso sin mencionar las nuevas tecnologías Wi-Fi incorporadas en los últimos modelos que permitirían establecer las rutas de los potenciales accidentes y sencillamente, evitarlos.
Adicionalmente, nuevas redes y formas de transporte como ULTra permiten evitar totalmente los accidentes al establecer rutas cerradas predefinidas con piloto automático sin intervención humana alguna, totalmente libre de emisiones de CO2 y tanto o más eficientes que las formas de transporte actuales. Tecnologías como esta ya están implementadas en circuitos cerrados como aeropuertos.
Con todo esto en mente, preguntar a alguien por qué se pasó el semáforo en luz amarrilla, resulta ciertamente prehistórico.