«Se pueden tomar esfuerzos adicionales para reclamar la privacidad en línea y limitar el estado de vigilancia. Los esfuerzos internacionales –actualmente liderados por Brazil y Alemania– de construir una nueva infraestructura de Internet para que la mayoría del tráfico no pase por Estados Unidos podría ser un avance significativo para desatarnos del control estadounidense de la red.
Los individuos también juegan un rol importante al reclamar su privacidad en línea. El rehusarse a usar los servicios de las compañías tecnológicas que colaboran con la NSA y sus aliados pondrá presión sobre esas compañías para terminar su colaboración con la NSA y motivará a sus competidores a ofrecer servicios que se dediquen a la protección de la privacidad (…)
Para prevenir la intrusión de los Estados en las comunicaciones personales y en el uso de Internet, todos los usuarios deben adoptar herramientas de cifrado y de navegación anónima. Esto es particularmente importante para personas que trabajan en áreas sensibles, tales como periodistas, abogados, y activistas de los derechos humanos [y de la naturaleza]. Y la comunidad «tecnológica debe continuar desarrollando programas de cifrado y anonimato más efectivos y amigables para el usuario.»
Glenn Greenwald, Sin Escondite: Edward Snowden, la NSA y el Estado de vigilancia en EEUU, Ed. MacMillan, 2014.