Hoy se cumple una semana desde que diera la orden de eliminación para mi cuenta de Facebook, lo cual quiere decir que en una semana más esto será «irreversible». Que tan irreversible sea eso, es relativo. Mi información le pertenece a Facebook y comercia con ella, y esta es la razón por la que a pesar de eliminar la cuenta todo lo que hice ahí — cada clic, visita, mensaje y texto escrito (incluso los no publicados) — jamás se irán. Algunas personas me han preguntado por qué lo he hecho y creo que sería bueno exponer las razones que me hicieron abandonar a la red social más grande del mundo.
1. Sus algoritmos
Previamente Facebook funcionaba de forma similar a otras redes sociales como twitter y tumblr, veíamos una exposición cronológica de nuestros amigos, eventos, páginas. Después de un tiempo, ellos decidieron que esto iba a cambiar y empezaron a modificar el algoritmo que selecciona la información que aparece frente a ti, en base a las interacciones de sus usuarios y, evidentemente, de algunos intereses comerciales. Esto seguramente le agradó a algunos usuarios pero al menos en mi caso hizo que la página inicial se volviera más aburrida.
2. La neutralidad de Internet
Durante los últimos años muchas de las principales tecnologías se han vuelto tan pequeñas y baratas que empezaron a ser usadas por una gran cantidad de personas, si bien hay que tener cierta formación, lo cierto es que en muchas actividades humanas los que antes eramos consumidores empezamos también a ser productores, de ahí el nombre de prosumidores. Esto es evidente cuando hablamos de información e Internet. La red trata a todos los paquetes de información de la misma manera, todos viajan a la misma velocidad y al mismo costo, este atributo de Internet es conocido como Neutralidad de la red.
Es lo que ha evitado que terminemos rodeados de contenidos superficiales y llamativos (como sucede en televisión y radio). Facebook mató esto. Después de modificar el algoritmo mediante el cual te comunicas con tus «amigos», también empezó a cobrar por publicitar los anuncios de las páginas. Todos quienes manejábamos una, pudimos ver como las visitas cayeron dramáticamente. Me gustan los sitios neutrales y esto aún es así para la mayoría de redes sociales.
3. La presión social
Esto es extraño, puesto que usualmente esta es la razón por la que la gente se queda en Facebook, pero lo que sucedió en mi caso fue que varios de mis contactos empezaron a desinstalar la aplicación móvil de Facebook una vez que este anunciara que empezaría a registrar con micrófono y cámara cada vez que escribieras tu «estado» para compartir información automáticamente. Esto rebasó su umbral de tolerancia y los motivó a denunciarlo en línea. Yo no me podía quedar atrás.
4. El derecho al olvido
Si ustedes buscan esta frase en DuckDuckGo o en cualquier otro buscador encontrarán muchísima información. ¿Tienen derecho los padres a subir fotografías de sus hijos sin su consentimiento? ¿Qué tal si al crecer todo eso les resulta molesto? ¿Qué pasa si una persona quiere volver a empezar en su vida y dejar atrás todo registro de sus acciones pasadas? ¿No queremos poder OLVIDAR nuestros errores? Facebook ciertamente te dice que puedes seleccionar cuanto compartir y con quien, pero esto es totalmente relativo. Se han dado casos donde su política ha cambiado repentinamente y la gente publicó algo para sus amigos y de repente todos podían verlo.
Otro ejemplo mucho más siniestro es tener a la NSA recolectado miles de fotografías en línea y yendo más allá, teniendo acceso directo a los servidores de la compañía. Evidentemente la mayoría de la población tal vez nunca tenga problemas con la NSA, pero el punto es que las tecnologías para realizar este tipo de intrusión también se vuelven cada vez más baratas y muy pronto podríamos tener intrusiones de varios gobiernos sobre nuestra información. En una nota personal, mis actividades no caen precisamente fuera de lo que la NSA consideraría un objetivo. Activistas, periodistas y administradores de sistema son blancos, casi por defecto.
No estoy diciendo que al eliminar mi cuenta puedo olvidar todo eso, pero me irá mejor con lo que haga de ahora en adelante.
5. Independencia
No podía creer lo ansioso que me sentía los primeros días tras cerrar la cuenta, necesitaba saber qué pasaba en el mundo, lo que publicaba la gente, comunicarme. Realmente no sé que era pero ciertamente desarrollé una dependencia poco saludable hacia Facebook. La próxima que quieras tachar a alguien de adicto, intenta dejar tu cuenta de Facebook. Pero, eso no siempre fue así. Antes era capaz de encontrar mucha información y seguir con mi totalmente saludable *cough* adicción a Internet ¡sin Facebook! La ansiedad te puede llevar a querer reabrir tu cuenta a las dos horas de cerrarla, pero darte cuenta de cuanto han experimentado con tu cerebro para volverte extremadamente dependiente molesta, y esa molestia fue definitivamente una razón más para mantenerme lejos.
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