Hola mamá,
Estoy en la última semana del primer cuatrimestre de clases. Acabo de tomar un segundo aire porque ayer (durante todo el día) y hoy hasta hace pocas horas, sentí que ya no daba más. Tú sabes que no es la primera vez que me siento así; es mi tercer invierno en Vancouver. Aunque este año hizo mucho más sol que en 2015, estos días apenas vi el sol. Tuve muchísimas tareas y ya entrega todo en cuatro de mis cinco materias, pero falta la más difícil y tengo que enfocarme durante unos pocos días más.
Como digo, es mi segundo aire y siento que vuelvo a tener un poco de energía. Por eso te escribo, que esté sentado escribiendo es buena señal. Cuando estoy derrotado, apenas hablo. Me siento como «poca margarina en demasiado pan», como diría el tío Bilbo en la película Lord of the Rings. Y así estaba. Te cuento que todo va bastante bien, por ahora. A menudo, Andre y yo nos detenemos a reflexionar sobre lo afortunados que somos. Así que sí, estamos bien, pero estas son épocas en que los extraño más intensamente. Me encantaría estar en casa, salir a tomar un café y leer un libro, ¡un libro que no sea de epidemiología o teoría de investigación!
Bueno, mi último deber lo entrego el trece. Hasta entonces, no habrá mucho que contar. Lo que te digo es que disfruto aprender estadística aplicada a la investigación: siempre quise aprender y poder analizar bases de datos. ¡Al fin puedo analizar bases de datos sin googlear tanto! También disfruto el trabajo, a veces no hago mis deberes a tiempo por trabajar. En fin, parece que mañana va a salir el sol unas pocas horas. Fingers crossed!
Un beso,
Andrés