Hace unos días compré Figuring de Maria Popova. Cuando pienso en ella pienso en una fuente tipográfica muy cómoda y en el color amarillo. Su viejo blog, brain pickings, me acompañó por años. Un maridaje super fresco entre ciencia y poesía. Entradas cortas, entre una y tres páginas. Creo que tampoco hubiera tolerado algo más extenso porque de lo bueno poco.
Ser adulto en pleno derecho implica darse los gustos que uno no tuvo de niño. Así que me compré sus libros. El primero sobre una babosa hermafrodita (como todas las babosas) con situs inverso (como casi ninguna). El segundo se llama Figuring. No tenía idea de qué se trataba el libro. Supongo que tengo algo de fe ciega y eso habla bien del mundo.
Muy al estilo del blog, Figuring reseña poéticamente historias de hombres y mujeres de ciencia. Siendo estas últimas más interesantes, sea porque surgieron en adversidad o por decisión, convicción y esmero de la autora. Popova se vale de reseñas históricas y visitas a museos, pero sobre todo de cartas. Cuanta falta hacen ls cartas.
En las primeras cien páginas, Virginia Wolff reflexiona sobre el daño que le ha hecho la fotografía a las letras porque la gente admira los sombreros de los autores sin haber leído al menos uno de sus libros. Vivimos en su Apocalipsis.