Día de la Tierra

Hoy celebramos el Día de la Tierra, quizá es este entonces el día más importante del año, o quizá el más deprimente. Dedicamos (algunos) 1/365 de nuestro tiempo a entender el planeta que nos vio nacer, el único que de momento puede albergar vida y al cual le quedan todavía unos miles de millones de años antes de que la vía láctea colisione con Andrómeda.

No es que sea nuestra culpa, pero hemos heredado una desestructura social que se guía por este principio de crecimiento infinito (muy similar al del cáncer) y que busca consumir todos los recursos lo más pronto posible para aumentar el dinero del bolsillo. He escrito mucho al respecto, pero creo que la información más relevante para entender este problema puede encontrarse aquí y aquí.

Querer extender el objetivo del Día de la Tierra más allá de un día puede ser problemático. Es saber que nuestra especie es quien mata al planeta. Es encontrar dolor en la apatía de la gran mayoría de humanos que compartimos esta casa. Es no poder disfrutar del presente porque hacerlo es convertirte en cómplice de un crimen que tu conciencia no se puede permitir. Y sin embargo, hay que vivir cada día como si fuese el 22 de abril, es la única manera real de no sólo aliviar el sufrimiento sino también generar una brecha de oportunidad para salvar al planeta.

¿De qué lo quiero salvar? Pues de ti. Y de mí, por supuesto.

 

La paradoja de ZEITGEIST

Mi escuela y colegios fueron ambos católicos, y en eso eran buenos, teníamos lecturas de la biblia y se nos enseñaba algo sobre el contexto «histórico» de algunos de los eventos que ahí sucedieron. Una lectura reciente me remitió a esos tiempos. Cuando la gente esperaba una rebelión y un mesías que los guiara llegó Jesús, pero ellos no querían un líder espiritual o algo por el estilo, la cuestión era más bien política. Era económica.

La revolución que esa gente esperaba era algo como una destrucción total del sistema económico tal cual existía en ese entonces. Veinte siglos después, un vídeo vodevil — ZEITGEIST — y sus dos secuelas redimen la misma lucha, destrozando al mesías que nunca dio lo que genuinamente se esperaba de él.

  

Economía ideal

Este post es una respuesta a Saulo (@sjronqui), quien me dice:

Pienso a futuro describir las ideas presentadas a continuación de forma responsable, con datos suficientes y bibliografía de respaldo, pero por ahora me gustaría bosquejar algunas ideas sobre un manejo responsable de ecosistemas humano-ambientales. Inevitablemente describiré un poco de los problemas de la economía actual para explicar o matizar.

Una falsa dicotomía

El Estado y el mercado no son fuerzas antagónicas como se nos ha querido hacer pensar por mucho tiempo. De hecho, muchos de los mercados son creados por decreto. Antiguamente se distribuían monedas al ejercito y se le decía a la gente que tenían que pagar el impuesto al rey con dichas monedas. El resultado es que la gente se veía obligada a vender sus productos a los soldados. ¡Voilà! Se crea un mercado instantáneo.

Esto no dista mucho de la jugada de Nixon para que el petróleo sólo se pueda vender en dólares estadounidenses. De repente, todos debemos pedir dólares y ofrecer nuestros mercados a Estados Unidos. Y por mucho que se hable de desregular los mercados, la realidad es que los grupos de poder tras la gran mayoría de partidos políticos en el Estado son los mismos que poseen los grandes capitales de la banca privada (nacional e internacional).

Cuando un Estado es fuerte, ciertamente hay más beneficios sociales pero llegado su momento, estos incomodan a los poderosos del mercado quienes bien pueden generar una escasez (percibida o real), dejar de emitir créditos (generando una contracción económica), obligar a acuerdos comerciales con países mucho más capitalistas, entre muchas otras cosas.

El Estado y el Mercado son un extraño híbrido que ha tomado control sobre la vida de cada uno de «sus» ciudadanos, obligándoles a ganarse la vida mediante una redistribución de riqueza ultra ineficiente y al mismo tiempo recuperándola bien sea mediante impuestos estatales o la oferta de productos. ¿Qué Estado o producto de mercado busca hacerte más independiente? Ninguno.

En Ecuador es muy famoso el graffiti:

Último día de despotismo y primero de lo mismo

Hace referencia a una inscripción que apareció después de la batalla de Pichincha para señalar la ironía que tras haber alcanzado la independencia, realmente nada había cambiado. Si nos ponemos a pensar ya van a cumplirse 192 años de la famosa victoria de Sucre pero todavía mantenemos un nivel casi general de esclavitud (pagada), una gran cantidad de pobreza, los recursos nacionales todavía se van para el extranjero y aún creemos que las patrias son importantes. A pesar de que son un mero invento humano colectivo que si llegara a ser borrado de nuestra memoria jamás volvería a ser igual.

INDEPENDENCIA

La economía ideal para mí tiene que considerar dos elementos básicos: (1) Liberar a la gente (2) restituir los ecosistemas para una salud pública y global continua.

La gente liberada cultiva su propia comida, genera su propia energía, se conecta libremente y mejora la calidad de vida de los seres vivos mediante el uso inteligente de la ciencia y la tecnología.

La economía ideal pues es pos-estatal y pos-capitalista, puesto que hemos puesto en marcha los sistemas de producción distribuida en la mayoría de los aspectos esenciales a la vida. Fuera de ser una utopía hablo de paneles solares, por ejemplo, para abastecimiento energético. De cultivos de permacultura para la comida y de impresoras 3D para la industrial, de un Internet distribuido mediante redes mesh o incluso algo parecido a la infraestructura actual.

Yo mismo no practico la permacultura y pienso que a veces conviene sacrificar la distribución personalizada para tener bienes comunitarios que nos permitan incrementar la eficiencia en el manejo de recursos. Un ejemplo de ello sería una represa para conseguir electricidad, un edificio de agricultura hidropónica y aeropónica para abastecer toda la ciudad, etc.

Patrones actuales

Las redes de energías renovables distribuidas tal vez sean uno de los primeros pasos para el cambio de economía. Puedes o no estar consciente de esto pero la gente usa petróleo porque es requerido por los poderes económicos dominantes, eso explica la estupidez del gobierno español de imponer tasas altísimas al uso de paneles solares, o a la prohibición en Miami de desconectarse de la red eléctrica. Menor dependencia de los combustibles fósiles significa menor dependencia del dinero de la Reserva Federal de Estados Unidos.

No hay mayor incentivo para este tipo de iniciativas (aunque existen dos que tres gobiernos responsables como Alemania que empujar hacia este camino) y en la economía siempre es el caso que cualquier tipo de independencia se vea coartada. Ese es el problema de tener a los grandes capitales distribuidos en pocas manos. Una solución a esto se ha manifestado gracias a Internet: El crowd-funding.

El crowd-funding no es otra cosa que personas pidiendo ayuda financiera a todo el que vea su anuncio en Internet (a veces te devuelven recompensas según el nivel de aportación). Esto permite que las personas invirtamos en algo que no le interesa ni al mercado ni al Estado -algo que nos genere independencia- como un auto cuyo diseño industrial es totalmente libre, por poner un ejemplo. En España le han puesto entonces un límite al crowd-funding.

Otro patrón emergente que hay que fortalecer mucho es la liberación del conocimiento, especialmente de conocimiento científico; este se viene a expresar en forma de artículos científicos, pero también de software libre y de diseño de maquinaria de fuentes abiertas. Usualmente los diseños «de la gente», en contraposición a los del mercado (corporaciones) resulta más eficiente, más duradero y menos costoso. Quizás uno de nuestros principales deberes es defender la liberación del conocimiento, hacer respetar la decisión de las personas que los produjeron de que se mantengan libres, generar nuevas formas de retribución a los inventores para una inmediata liberación del conocimiento, dar de comer a la gente que los produce (ya sea mediante inversión, donación o adquisición de los mismos) y mantener su disponibilidad al hacer respetar la neutralidad de la red descentralizada.

La disponibilidad de la información (inmaterial) es una cosa importante y tiene que seguir de la disponibilidad del material para construir, lamentablemente esa es una cuestión más compleja pero puede ayudar que geo-localizemos colectivamente las fuentes de este material y que expongamos además su origen, cómo fueron extraídos, con una especie de control ciudadano de las externalidades típicas del mercado. Fairphone es un muy buen ejemplo de esto, otro es la aplicación buycott.

Salud pública y global

Quizás el elemento de añadir eficiencia a la producción no sea tan difícil de asimilar, pero igual o más importante es añadirle eficiencia al consumo. No requerimos una economía de crecimiento infinito, requerimos una economía estable. Culturalmente hemos creado una economía basada en la deuda. Esto quiere decir que el dinero se emite sólo en forma de créditos (préstamos) y que nos vemos obligados (a macro-escala) a pelear por conseguir una cantidad determinada para devolver esos préstamos. También esto ha causado que explotemos más y más recursos naturales con el afán de venderlos a alguien para pagar las deudas, en Ecuador hasta una de las más grandes reservas presentes desde el pleistoceno. ¿Qué tan real es esa deuda? 0%. Es ficticia.

Necesitamos dejar la economía basada en deuda y pasar a una economía que mida sus bienes en función de la eficiencia con la que se produjeron (léase el ensayo «The Industrial Government» del siguiente PDF), que genere poca o ninguna deuda en base al uso de conocimiento científico avanzado y de una economía de reciprocidad, parecida a la de nuestros sistemas primitivos.

Al mismo tiempo nuestros esfuerzos deben encaminarse a la recuperación de los ecosistemas que sostienen la vida y a aquellos que determinan el comportamiento de los seres humanos, en una especie de ingeniería social que disminuya los niveles de violencia (tanto estructural como de comportamiento).

Hasta tanto, necesitamos incrementar los mecanismos de participación en TODAS las estructuras centralizadas y que acumulan poder o capital, además de exponer toda la información disponible sobre ellas, es necesario realizar una campaña activa y permanente para mecanismos de participación colectiva, en el caso de los gobiernos, los procesos de creación colectiva de legislación, los parlamentos virtuales (que incluyen la asignación de presupuestos), entre otras tantas cosas que con la tecnología actual resulta irónico no tenerlas.

Desmercantilización de los recursos

El paso más importante a mi entender es la desmercantilización de la infraestructura que soporta nuestras necesidades básicas: energía, agricultura, salud e Internet para empezar. No pueden ni deben venderse las necesidades básicas de la gente. Un salario básico universal no basta.

Esto para empezar.

 

Ateísmo económico

«Para cuando publicó La Riqueza de las Naciones, a la edad de 43 años, Smith se había convertido en el primer [pensador] científico complejo».
Ricardo Hausmann

No es un epígrafe. Es la mayor falacia jamás contada y puede leerse en un artículo de Project Syndicate llamado Why Are Rich Countries Democratic?. Hausmann es ex ministro de Planificación de Venezuela, ex economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, profesor de economía y director de Centro para el Desarrollo Internacional en la Universidad de Harvard, es la persona que todos buscaríamos firme nuestra carta de recomendación, el experto.

Pero revisemos un poco de la ciencia compleja de Smith (énfasis mío):

Este poder de intercambio debe de haberse visto frecuentemente impedido o estorbado en sus operaciones. Un hombre, supongamos, posee más cantidad de cierta mercancía de la que necesita, mientras que otro tiene menos. Por consiguiente, el primero debería estar bien dispuesto a vender y el segundo a comprar.1

Wow. ¿Eso es ciencia? Podemos ponerle el adjetivo que gustemos y ciertamente complejo es uno de los que se me viene a la cabeza pero ¿ciencia? Voy a volver a la tierra imaginaria de Smith donde mi pequeña tribu y yo vivimos como un aillu, y de repente viene alguien que no vive en mi casa pero que SÍ es mi familia (antropología Smith, no te haría daño) y necesita unos cuantos choclos. A mí no me hace falta nada pues como acertadamente señala el padre de la religión económica, la coincidencia de necesidades es muy rara. Así que simplemente le digo que tome unos pocos de los que se encuentran cerca de los cuyes.

¿Qué salió mal? ¿No se supone que esto nos llevaría inevitablemente al trueque? ¿No sería entones que buscamos reemplazarlo con una moneda y después creamos el dinero? Intentemos de nuevo.

Una de mis tantas primas llega a mi casa y necesita unos choclos. A mí no me caerían mal una cuantas papas, yo no los tengo porque como en muchas otras comunidades decidimos poner todo en el depósito comunitario desde donde tomamos nuestros bienes.

OK, he fallado de nuevo. Esta es una historia que parece tan probable como la de Smith (aunque evidentemente lleva a conclusiones distintas) pero parece que no podremos saber quien tiene la razón. Es aquí donde los seres humanos nos veríamos en la necesidad de volver a los registros históricos para saber qué es lo que en realidad sucedía y entonces establecer la validez de la HIPÓTESIS.

Esta bien, acepto que estoy simplificando el argumento pero ¿no deberíamos preocuparnos un poco sobre cuánto de lo que escribió Smith tiene evidencia y cuánto es una simple suposición? La Riqueza de las Naciones fue un libro con un impacto enorme, y muchísimos se aventuraron a buscar la tierra del trueque, en todo el mundo… Esa tierra no existió. No existe. De hecho, sólo hemos visto trueque en sociedades ya monetizadas donde el dinero es escaso.

En palabras de la antropóloga Caroline Humphrey:

Nunca se ha descrito un solo ejemplo de economía de trueque, sencillamente, y mucho menos la emergencia de él del dinero; toda la etnografía disponible sugiere que jamás ha habido tal cosa.2

Hausmann continua:

[El mercado] posee una «mano invisible», que opera a través de los precios de mercado para proporcionar un sistema de información que se puede utilizar para calcular si el uso de los recursos para un fin determinado vale la pena – es decir, es rentable.

No sé si el experto entiende las implicaciones de esto. Un auto eléctrico que se auto-repara no es rentable, puesto que no podríamos generar ingresos de algo que es tan eficiente. Desechar comida, por otro lado, es muy rentable, así aumentamos la demanda y aseguramos un buen precio a nuestro producto. ¿Qué más no es rentable? Una población saludable que cultive su propia comida, enteramente dependiente de energías alternativas distribuidas y con acceso a una microindustria (en forma de impresoras 3D, por ejemplo), puesto que ¿qué comprarían entonces? ¿La materia prima para las impresoras 3D?

Las compañías que operan en el mercado entienden estas cosas, por eso han creado varios tipos de obsolescencia (percibida, programada, etc.) y los esfuerzos comunitarios de producción industrial a pequeña escala los han puesto en evidencia, al diseñar maquinaria que funciona igual o mejor, a un octavo del costo y con una durabilidad, en promedio, de cinco veces más.3

Hausmann después sugiere inescrupulosamente eliminar las regulaciones al mercado, en un acto de fe/ignorancia, porque su «mano invisible» se encargará de todo y, en un acto deshonesto, fortalece su línea al declarar que tener elecciones cada dos o cuatro años no es suficiente. Claro que eso no basta, pero el mercado y el estado no son fuerzas antagónicas, de hecho los mercados históricamente surgen por imposición estatal.4 Si vamos un poco más allá, los grupos de poder fácticos de la banca privada internacional ni siquiera mantienen elecciones cada 4 ó 10 años y la población poco o nada conoce sobre la enorme influencia que estas instituciones tienen en su día a día, pero alguien que ha trabajado en el BID ciertamente sí.

La economía actual es una religión, se basa en creencias y jerarquías que asumen el poder divino, ejerce violencia con quien no está de acuerdo, nos obliga a asumir que existen fuerzas ocultas que no entendemos que se encargarán de que «todo estará bien». ¿Algún científico en la casa?

Referencias

[1] Smith, Adam (2001). La riqueza de las naciones. Alianza Editorial. Madrid.
[2] Humphrey, Caroline. Barter and Economic Disintegration. Man 1985; 20:
48-72.
[3] Pearch, Joshua (2013). Open Source Lab, Elsevier, Estados Unidos.
[4] Graeber, D.(2012). En Deuda: Una historia alternativa de la economía. España: Ariel

MauMau 3 monkeys

Elecciones 2014: Cuando no queda más opción…

Durante estas semanas se ha visto una intensa actividad en mi ciudad natal, se aproximan las elecciones para alcalde con dos candidatos encabezando las encuestas. El primero va por la reelección, sus obras han beneficiado a algunos y causado malestar a otros. Personalmente, me agrada mucho que se haya dado espacio para la movilidad con las ciclovías y los espacios públicos peatonales en algunos casos, pero es verdad que hay también problemas… Uno de los sitios de encuentro más emblemáticos, por ejemplo, tuvo que cerrar sus puertas debido a que las obras impidieron un fácil acceso a sus clientes por cerca de 8 meses. No estoy para nada de acuerdo con la construcción de un metro y ciertamente tengo mis dudas sobre cuáles fueron las verdaderas razones detrás de la construcción del nuevo aeropuerto[1].

No voy a hacer un análisis de su gestión. Simplemente no estoy calificado y creo que estaría siendo injusto pero pienso que como cualquier persona en funciones puede ser criticado por lo que ha hecho o dejado de hacer.

El otro candidato es, en palabras propias, un «centro progresista» pero que claramente exhibe tendencias de derecha. Su propuesta no difiere mucho de la del contrincante a decir de varios urbanistas y abogados quiteños. Se perciben los vacíos, se quiere cobrar menos y hacer más. Se culpa de ineficiencia a la gestión actual pero realmente no se vislumbran nuevas soluciones. Es predecible que, de ganar, la gestión probablemente no supere a la actual. En general, Quito siempre ha tenido desconfianza por este tipo de candidato.

Si sólo nos fijamos en estos primeros antecedentes, parecería bastante obvio que Barrera tiene las de ganar. Y evidentemente así era, hasta hace un mes cuando las encuestas empezaron a mostrar una tendencia a la baja y un casi inexplicable ascenso de Rodas…

Otro «fenómeno» particular en estas elecciones han sido las cartas que han empezado a surgir aquí y allá. Las primeras que leí provenían del sitio gkillcity.com y buscaban aclaratorias sobre la futura gestión de los candidatos. Luego de este se dio una avalancha de correos que han sido bastante bien documentada por Rosa María Torres en su blog. No leer esas cartas sería perderse la otra mitad del contexto de las elecciones capitalinas.

La cuestión va más o menos así. Una gran porción de quiteños está votando por Mauricio Rodas (el candidato de oposición), precisamente por no seguir dando su voto al partido oficial del presidente, de hecho la carta más popular enumera sus razones algo así:

¿Te acuerdas del Yasuní?
¿Te acuerdas del Jaime Guevara?
¿Te acuerdas de Bonil?
¿Te acuerdas de las bullas del Mejía y del Central Técnico?
¿Te acuerdas de los #10deLuluncto?

Todos estos son encontrones que ha tenido el presidente con quiteños. Si a esto se le suma que el discurso oficial siempre repite que haber ganado las elecciones es un indicativo de apoyo popular indiscutible y una excusa para transgredir cualquier otro principio también mutuamente acordado, es de entender que los quiteños realmente no buscan la privatización de los servicios públicos, no quieren perder los espacios que el municipio ha brindado a la ciudadanía, no están interesados en retirar las ciclovías como lo propuso el candidato Rodas; lo que la gran mayoría quiere es restituir cierto equilibrio de poder (quitárselo al gobierno) o darle una metafórica bofetada en el rostro al partido que ha humillado constantemente a la población.

James Gilligan dice: la principal causa de violencia es la vergüenza, ser víctima de desprecio. Y esto es igual seas un asesino serial o un simple ciudadano que ha escuchado la sabatina. Para muchos capitalinos «It’s payback time».

Preocupados, muchos sectores «de izquierda» ven esta tendencia sin saber qué dirección tomar. Un amigo mío tuiteaba:

Mi percepción al respecto es que nos hemos puesto a reflexionar demasiado tarde. Y cuando digo «nos» me refiero a los quiteños pero también al partido de gobierno. Creo que todos tenemos aspiraciones comunes pero no hemos sabido manejar el diálogo nacional adecuadamente, hemos sido abusivos en ciertos aspectos y en otros todo lo contrario. Reestablecer esas líneas de diálogo a estas alturas es quizá lo último que podría salvar a los quiteños de terminar sometidos a un poder déspota e irrespetuoso, gane quien gane.

Por mi parte, las veo negras. No creo que se desarrolle ningún escenario positivo tras estas elecciones, considerando el corto tiempo que queda. Lo cual me hizo pensar en las elecciones 2017, tampoco nos queda mucho tiempo para esas pero ciertamente hay más oportunidad.

Rafael Correa ya no podrá ser reelecto lo que dejará a su partido de lo más fragmentado. Ya se anda hablando de los candidatos de «izquierda» y «derecha» dentro de la propia Alianza País. Las estructuras estatales se encontrarán débiles debido a la falta de dinero[2], y a menos que se fragüe una opción adecuada, País no sólo correrá el riesgo de perder una o dos alcaldías sino todo el territorio.

Me gustaría pensar que seremos astutos, que aquellos que vemos el mérito en ciertas políticas actuales seamos capaces de formular una propuesta que se enfoque (como dicen la constitución, el plan nacional del buen vivir y el manual para la creación de políticas sectoriales) en los derechos humanos y de la naturaleza. Sueño con que los candidatos desarrollen y oferten plataformas de democracia líquida, que permitan a los individuos votar directamente sobre a dónde va el presupuesto, si se explota o no el Yasuní, si quieren parques de cemento o más verdor, si se debe firmar un acuerdo de libre comercio o invertir en desagregación tecnológica. Y que además seamos capaces de reunir un equipo técnico que transmita adecuadamente la coyuntura a la ciudadanía.

Conozco a muchos ciudadanos capaces, a urbanistas fenomenales que rozan la estructura pública sin involucrarse del todo, y sabiamente (es nuestro deber mantener la fortaleza de la sociedad civil); abogados que están en capacidad de lidiar con los retos más grandes impuestos a modo de herencia cultural, a activistas y desarrolladores. Quiero que las próximas elecciones podamos ofrecer a las personas un nuevo paradigma y seamos capaces de decirle: El candidato eres tú, sin importar qué partido gane. Tenemos las herramientas y también los pretextos ¿Qué vamos a usar?

Referencias
[1] Gallegos Enrique y Araújo, Nelly, Corrupción de alto vuelo, Quito, 2010.
[2] Spurrier Walter, 2017, El Comercio, 21 de enero de 2014.