Reflexiones sobre el caso de Jacob Appelbaum

Para todos quienes no saben quién es Jacob, o en qué problemas ha estado últimamente, lo siento. Esta publicación no fue pensada para ustedes y no pienso hacer justicia a todo ese contexto con una entrada en este blog. No podría.

i-o-e-r-r-o-r. Buscar.

La última semana ha sido dura e intensa. Desde el inicio, me pareció que esto no iba a ser sencillo porque me encontraba en el dilema Doctorow: ver enfrentadas las posiciones de dos personas absolutamente respetables en el mundo digital no comercial, enfrentadas. Shari Steele, con toda su trayectoría en EFF enfrentada al mismo Jacob Appelbaum, el hacker que apareció en lugar de Julian Assange en HOPE, el hacker que ayudo a descubrir el espionaje a Angela Merkel, el hacker al que Snowden confió un set de documentos, el hacker.

¿El problema? Shari anunciaba que Jacob ya no trabajaría en Tor Project debido a varias denuncias de «maltrato sexual» dentro de la compañía. Lo escribía Shari, no cualquier empleador sino Shari. E hice lo que nunca, me quedé callado porque no sabía qué pensar. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que las acusaciones eran ciertas. Y es ese algo de lo que quiero hablar.

Apenas salió la noticia, la comunidad se dividió. Uno lo sentía en las posiciones apasionadas de la gente que hablaba sobre el tema. «@ioerror: Brother, ven a vivir en Ecuador, acá estarás más tranquilo», «tú sabes cómo son de exagerados con lo de acoso sexual», vs. «¡cómo le puedes dar RT a esa mierda!», «obviamente las acusaciones son de verdad». Más o menos maduras, pero la gente poco a poco se iba posicionando en un bando y, en ambos casos, se han presentado cosas que te permiten zanjar el tema a tu favor.

Se metió [no se quién en] Wikileaks a decir «miren, las acusaciones contra Jake son una coartada» y en realidad que algunas lo eran. No obstante, al momento ha quedado claro que varias personas sí han sido víctimas de abusos por parte de Jake. Acá están dos testigos de una propuesta sexual en medio de una reunión de trabajo. Luego una amenaza de violación. Una pareja hablando de su encuentro sexual con Jacob y de cómo no se detuvo después de pronunciar su safeword. Para quienes no lo saben, en el sexo BDSM, estas palabras son usadas como alarma para señalar que uno no soporta más. Es similar a un luchador golpeando la lona, o al entrenador botando la toalla en el cuadrilátero.

Eso lo sabemos ahora. Sin embargo, en los momentos iniciales esto parecía tener el potencial de ser una cosa totalmente inventada. Y se puede ser totalmente convincente al decir que fue una trampa. Pero, ¿saben qué me hizo pensar siempre en las víctimas? Mi propia maldad. A menudo se dice que no importa lo terrible que haya sido una persona, siempre hay bondad en ella. Pero lo mismo es cierto para palabras totalmente opuestas. Sin importar qué tan buena sea una persona, eso no le exime de tener momentos de maldad.

Creo que la mayoría de nosotros, como lo hizo Appelbaum, estamos dispuestos a reconocer que —aunque somos buenos— podemos herir a otros «sin querer», pero es mucho más difícil aceptar que puedes ser increíblemente positivo para la sociedad al tiempo que un verdadero demonio en la vida de alguien que conoces. Los otros sí, pero ¿yo? Jamás. Y Jacob entraba en la categoría de «yo» para mucha gente que lo conocía, pues era —es— un héroe, la aspiración de en qué quieren convertirse.

La mayoría de nosotros hemos crecido en una religión, o una cultura, que nos dice que podemos ser buenos o malos. Olvídate de eso y repite después de mí: soy bueno y malo. Jacob es bueno y malo. Y la ética en la vida no es el resultado de sumar y restar tus impactos en la vida de otros. La ética no puede ser jamás tan cínica como la economía. Ese dualismo habrá de coexistir.

Por eso me resulta [REDACTED] esa respuesta liderada por Renata Ávila, que dice «Jake nunca ha sido mala con nosotras» y habla de solidaridad con Appelbaum frente a un «ataque unilateral coordinado». Esto se lee mal especialmente considerando que no aclaran a quiénes se refieren cuando hablan del tal ataque ¿a los medios de comunicación? ¿a las víctimas? ¿a todo? Claro que hay puntos válidos, pero coexisten con argumentos falaces en un mismo comunicado, y se ve mal. Se ve mal porque estas víctimas necesitan a las mujeres fuertes y defensoras de los derechos humanos como modelos para crecer. Si regresas a ver a estas personas por ayuda y ellas están haciendo «un acto solidario» con su agresor, parece que todo está perdido.

«Oye, te puede o no haber violado, pero Jake no es tan malo, eh. Están siendo injustos con él. Lo que te hayan hecho no justifica todo lo que le está pasando. Pobrecito».  Lo siento. No adscribo.

Sociedad civil y gobernanza de Internet en Ecuador: 2013-2015

Esta es la primera de dos entregas que tratan el tema de Limitaciones de la sociedad civil en la gobernanza de Internet en Ecuador

El día 24 de mayo al medio día, se realizó el foro «Regulación de Internet & Derechos Digitales en Ecuador», organizado por el Colegio de Jurisprudencia de la Universidad San Francisco. La idea, según nos comentaron a los panelistas, era realizar una reflexión académica al respecto, por lo cual la visión de actores de la sociedad civil les resultaba indispensable (si bien asistí como co-fundador de Apertura Radical, me invitaron básicamente por las reflexiones que comparto en este blog y redes sociales). También participaron como panelistas Alfredo Velazco, de Usuarios Digitales y Daniela Viteri, representante ecuatoriana en el Observatorio de la Juventud de Gobernanza en Internet. Pese a que la USFQ realizará una publicación que detalla nuestras ponencias, voy a escribir acá —en un lenguaje menos cargado— lo que fue mi presentación.

El punto fue discutir los límites que hemos encontrado las personas —no empresas o el Estado— al trabajar por la defensa de derechos humanos en Internet en Ecuador. Para ello dividí a mi presentación en cuatro secciones: qué características tienen los grupos de sociedad civil acá, cómo operan, qué alcanzan a hacer con las circunstancias en las que se desenvuelven, y qué les resulta demasiado difícil.

¿Cuál sociedad civil?

Para realizar un análisis de las circunstancias en las que opera la sociedad civil, decidí escoger un periodo de tiempo de dos años (que va de agosto de 2013 a julio de 2015) y estudiar tres escenarios en los que la sociedad civil se había involucrado decididamente en el ejercicio de gobernanza de Internet. Estos se describen a continuación:

  1. Eliminación del artículo 474 del Código Orgánico Integral Penal (Nov. 2013): La aprobación de un nuevo código penal a fines de 2013, motivó la formación del colectivo #InternetLibre, el cual logró exitosamente eliminar el artículo 474 que, entre otras cosas, que los usuarios accedamos a ser filmados mientras usamos Internet. Adicionalmente, la idea era que los intermediarios, como el dueño de un cibercafé o algún amigo que te de la clave del WiFi de su casa, tengan un registro de todas las páginas web que visitemos por un período mínimo de seis meses. #InternetLibre, formado por una serie de organizaciones privadas, públicas y del tercer sector —entes privados sin fines de lucro—detuvo esto.
  2. Organización del Primer Encuentra Nacional de Gobernanza de Internet (Nov. 2014): Realizado en CIESPAL, el encuentro buscó marcar la agenda de la gobernanza de internet en el país basándose «en el principio de interés público y en un enfoque de derechos humanos a través de un proceso participativo, abierto e inclusivo». Se realizó un análisis preliminar de la situación de Internet en Ecuador y acogió a expertos nacionales e internacionales para discutirlo.
  3. Pronunciamiento en Defensa de la Privacidad en Ecuador (Jul. 2015): Se dio como respuesta a la filtración de documentos privados de Hacking Team. Esta empresa— cuyo malware infecta computadoras, laptops y celulares con el fin de acceder a toda la información (almacenada y en tiempo real)— mantenía vínculos con la Secretaría de Inteligencia de Ecuador. Y poco después, se conoció que algunos de los targets del software usado por esta empresa, eran políticos y activistas. En Ecuador, esto es ilegal e inconstitucional, lo cual motivó un fuerte pronunciamiento por parte de la sociedad civil. Ninguna de las ocho peticiones realizadas por las organizaciones fue acogida.

Realicé una lista con las organizaciones que participaron en a menos dos de estos escenarios y excluí a las organizaciones que pertenecían al sector empresarial o al Estado. La lista que obtuve fue la siguiente:

Organizaciones de sociedad civil involucradas en la defensa de derechos humanos en internet entre agosto de 2013 y julio de 2015

Organizaciones de sociedad civil involucradas en actividades de defensa de DDHH en Internet entre agosto de 2013 y julio de 2015

 

Las instituciones a la izquierda (aquí en azul) son aquellas que cuentan con una personalidad jurídica, y las de la derecha aquellas que carecen de la misma. Creative Commons Ecuador y el colectivo Central Dogma, se dedican principalmente acceso al conocimiento y la promoción de la cultura libre. Radialistas trabaja en la «democratización de las comunicaciones, especialmente de la radio, desde las perspectivas de género y ciudadanía». Infodesarrollo trabaja principalmente en la reducción de las brechas digitales y ASLE se dedica a la promoción y adopción del software libre en Ecuador. Apertura Radical trabaja también en esto último, en la promoción de hardware abierto y en la defensa de derechos humanos en la red. Finalmente, Usuarios Digitales trabaja por el «libre ejercicio de nuestros derechos en plataformas digitales». Estas dos últimas (en verde), son aquellas organizaciones que se dedican principalmente a la defensa de derechos humanos en Internet, ambos carecían de una figura jurídica durante el periodo de estudio siendo principalmente una presencia en la red.1

En la región, casi todos los países cuentan con al menos una organización de sociedad civil —constituida jurídicamente— que se dedica a la defensa de derechos humanos en la red. Existen organizaciones internacionales que brindan apoyo financiero y técnico a estas organizaciones, lo que les ha ayudado a florecer en toda Sudamérica. Venezuela, Bolivia, Ecuador y Uruguay son la excepción. Este último es el único reconocido por la unidad de inteligencia de The Economist como una democracia completa («full democracy«) y quizá eso explique porque la ausencia de una organización fuerte de sociedad civil que trabaje temas de Internet. Los otros tres países—Venezuela, Ecuador y Bolivia— tienen gobiernos con una ideología política muy parecida dominada por un fuerte poder ejecutivo, lo que sugiere una especie de correlación que merece ser estudiada.

Organizaciones de sociedad civil que trabajan en DDHH en Internet en América Latina

Organizaciones de sociedad civil que trabajan en DDHH en Internet en América Latina

 

¿Cómo se explica la ausencia de organizaciones de sociedad civil en la defensa de derechos humanos en Internet en el país? Pues de manera similar a la que se explica en otros sectores: Trámites dificultosos que pueden tomar años, falta de seguridad jurídica —causada por los decretos presidenciales 16 y 739—, la obligación de las ONG a trabajar en una política de gobierno (toda organización debe adherirse a una de los principios del plan nacional del buen vivir) y de adscribirse a algún ministerio —usualmente aquel al que deben vigilar y observar. Finalmente, la polarización de la política genera dificultades para organizaciones que deben trabajar pensando más allá de las ideologías. El momento en que las organización toman una posición respecto a un tema específico, tienden a ser clasificadas por los actores políticos y la opinión pública dentro de un «bando», el oficialismo o la oposición. Esto genera una estigmatización de las organizaciones que amenaza su capacidad de generar un diálogo adecuado en temas que usualmente ya son difíciles de explicar. Finalmente, este tipo de organizaciones de sociedad civil, al no involucrarse con la provisión de servicios, dependen casi siempre de donaciones por parte de actores privados internacionales, y eso en el país ha sido usado como una herramienta de deslegitimación por parte del poder ejecutivo.

¿Qué mecanismos usa la sociedad civil?

Creemos que podemos cambiar las cosas explicando detalladamente cómo funcionan a la gente, ofreciendo propuestas y amplificando nuestras voces. Para ello, requerimos en un primer instante consultar con expertos en ley, política pública y tecnología. Estos diálogos se llevan de una manera bastante informal dada las circunstancias en las que operamos. A partir de esto, creamos propuestas específicas («fiscalice», «derogue», «establezca», «exija», «cree», etc.) usualmente dirigidas al Estado en su papel de garante de derechos, aunque ocasionalmente se pueden también dirigir a la empresa privada. Cuando se tiene una línea clara de acción se producen manifiestos, pronunciamientos, peticiones en línea, boletines de prensa. Finalmente, si esto se ha hecho bien, mediante manifestaciones y lobbying, se logra hablar con quienes toman las decisiones. Muchas veces, el éxito o fracaso de las propuestas de sociedad civil, depende de la presión que puedan ejercer estos dos úlitmos elementos que funcionan a manera de policía bueno y policía malo: el cabilldeo y las manifestaciones, respectivamente.

¿Qué NO puede hacer la sociedad civil?

Debido a las limitaciones arriba mencionadas, muchos de los voluntarios (pues ese es el Estado de prácticamente todos aquellos que trabajan en la defensa de DDHH en internet en Ecuador) no pueden realizar una serie de acciones que es deseable y común en otros países de la región:

  • Trabajar a tiempo completo en la defensa de DDHH en Internet.
  • Trabajar estableciendo una agenda propia y no sólo respondiendo a problemas de coyuntura.
  • Realizar estudios a nivel nacional (similares a los que se realizan en otros países) sobre cuestiones específicas como el estado de la privacidad en el país, o el marco regulatorio sobre el anonimato.
  • Recibir financiamiento. Aunque se hace, se lo realiza en asociación con otras organizaciones que sí pueden manejar legalmente los fondos.
  • Tomar acciones legales, que a veces son el único recurso frente a un potencial abuso de poder de parte de actores privados o estatales.

Notas al pie de página

1Tras dos años de iniciar el proceso, a Usuarios Digitales finalmente se le otorgó su personalidad jurídica en agosto de 2015.

Pensar en grande: Un manifiesto generalista, por Aaron Swartz

Traducido por Andrés Delgado de la publicación original en el blog de Aaron.

Nuestro mundo está lleno de fuerzas que nos empujan hacia la especificidad. Abre un periódico y está dividido en secciones o temas. Ve a la librería y se divide en categorías temáticas. Anda a la escuela y todas las clases están en materias separadas. Obtén un título y tienes que estudiar en una rama en particular. Consigue un trabajo y tienes que trabajar en una tarea exacta.

El mundo necesita especialistas, por supuesto, pero también necesita generalistas. Y vemos muy pocos de ellos. No es difícil ver por qué: trata de hacer algo grande y todo el mundo va a tratar de convencerte de lo contrario.

“Eso es imposible”, van a decir. “Haz eso y sólo te vas a volver loco”.

“Si eso funcionara, ¿no crees que alguien más lo habría hecho?”

“Con el debido respeto, ¿qué te hace ser un experto en ese tema?”

Dile a alguien que estás trabajando en una tesis acerca de la danza de apareamiento del escarabajo de África Oriental y no van a pestañear. Sería el colmo de la mala educación preguntar “¿realmente vale la pena pasar tres años en eso?”, incluso si eso es exactamente lo que estás pensando. Pero fija tu mirada un poco más alto y la gente no tiene ningún problema derribándote. “Vamos”, te dirán, frunciendo el ceño, “¿de verdad crees que vas a ser capaz de lograr algo así?”

No les hagas caso. La gente tiene miedo de la grandeza; desafía el statu quo. Pero tú no debes temer. “Busca más” debe ser tu lema; “Piensa en grande” tu mantra.

El primer paso es reconocer tu lugar en las cosas. Si estudian los hábitos de apareamiento de escarabajos, fíjate en los patrones de apareamiento más generales a los que pertenecen tus estudios, mira el panorama general de la conducta animal, pregúntate dónde encajas en la cuestión más importante sobre qué significa el que un animal se comporte. Esto es lo que quiero decir con “busca más”.

Pero si haces esto, y creo que lo harás, entonces te será difícil mantenerte satisfecho con tu proyecto sobre escarabajos. Vas a empezar a preguntarte si podrías pasar a cosas más grandes. Tal vez sólo un poco más grande al principio –el análisis de unos cuantos tipos, discutir algunas implicaciones más–, pero pronto te darás cuenta de que otros han dejado el campo libre para cosas verdaderamente grandes y podrás empezar a preguntarte por qué no están ahí, deberías reclamarlo como tuyo. A esto me refiero con “piensa en grande”.

Claro, en un primer momento va a ser alarmante morder más de lo que jamás hayas tenido para masticar. Pero el miedo pronto dará lugar a la euforia y el trabajo adicional será pagado en la notoriedad adicional, en la alegría de saber que has hecho una diferencia real. Después de todo, ¿realmente quiere pasar el resto de tu vida estudiando a los escarabajos de estiércol?


Esta traducción está dedicada al dominio público, en memoria de Aaron.

Jorge Glás y sus guerreros digitales: El pésimo manejo de Twitter en Ecuador

El día 9 de abril de 2016, el presi compartió mediante su cuenta de Twitter un artículo del diario El Comercio —me duele esta transición hacia medio de la revolución ciudadana— donde, según él, limpia el nombre de su gobierno frente a los ataques de gente de la oposición que «ya no tiene de qué acusarles».

Era obvio que esto iba a terminar mal pero de todas maneras abrí el artículo para ver qué piruetas iba a usar esta ocasión el Estado de Propaganda para defender lo indefendible: que se hayan dedicado fondos públicos (en época de crisis) para mandarse una farra a hora de almuerzo, música en vivo incluida. ¿El pretexto? Homenajear a quienes rinden pleitesía a Rafael Correa en redes sociales. Los #TuiterosConRafael son necesarios porque en esa red social ha sido, más difícil que en otras, manipular la opinión pública. En Facebook, tú puedes fácilmente bloquear usuarios de tu página y eliminar comentarios a dedo. En Twitter, te toca aguantar.

Durante el enlace 470, el vicepresidente Jorge Glas dedicó un segmento a hablar sobre el almuerzo del lunes en Carondelet, en el que participaron un grupo de tuiteros, a quienes le gusta llamar “guerreros digitales”, (…) fue una comida sencilla y costó apenas USD 1 000 y en otros aspectos se gastó unos USD 600. “Todo lo bueno que hacemos quieren hacer que la ciudadanía lo vea mal”, se lamentó.

Para quienes no lo saben esas otras cosas son el cantante, las pantallas gigantes, los amplificadores, y medallas con el nombre de Rafael Correa Delgado que se entregaron a los participantes. ¿Qué de lo que dijo Glas está mal? Pues todo. Empezando por llamar «guerreros» a la gente que tuitea a su favor. Internet está precisamente para permitir una mayor diversidad de opiniones y, si eres un demócrata, lo inteligente es escuchar todas esas voces. Y acá les hace falta una lección de constitucionalismo o algo, pero la razón por la que los países tienen una carta magna e instituciones con poderes separados es prevenir una dictadura de las mayorías. Alianza País siempre presume que son «más, muchísimos más»; y, por eso, ganaron las últimas elecciones nacionales. No obstante, eso sólo quiere decir que la gente piensa que harán un buen trabajo respetando y dando mantenimiento a las instituciones que se encargan de hacer respetar a las minorías. El gobierno no puede, o mejor dicho no debe, intentar dominar la esfera de opinión pública bajo el pretexto de tener un país gobernable porque, contrario a lo que piensan, no son las redes sociales las que tumban gobiernos, sino los altos grados de conflictividad producto de no escuchar.

Segundo, no importa qué tan poquito se haya gastado el gobierno en cualquier actividad, si esta es ilícita. Estoy seguro que dirán que no fue peculado —aunque no es que yo confíe mucho en nuestros actual sistema de justicia, especialmente cuando se trata de asuntos que involucran al ejecutivo—, habrá que investigar, pero financiar farras en la misma semana que la gente protesta en la calle por incomodidades económicas es detestable. Mil seiscientos dólares bien podrían haber servido para alimentar a un hogar durante dos meses y medio. Y si es cierto lo que dice Jorge Glás, que «este tipo de reuniones ya se han hecho antes en Manabí, Azuay y en Pichincha», se podía haber alimentado a esa familia por, al menos, diez meses.

“a algunos les molesta que el presidente tenga contacto con los tuiteros, con la ciudadanía (…) Bienvenidos una y mil veces al palacio de Carondelet, que es de ustedes”, dijo a un grupo de tuiteros que estaban en el enlace ciudadano, en Naranjal. Y cedió la palabra a dos jóvenes “guerreros digitales”, Viviana Guevara y Manuel Espinosa.
En el Ecuador de Rafael Correa y Jorge Glás, hay ciudadanos de primera y segunda clase. Dentro de la primera categoría, se encuentra la gente que no discute, no se opone, no resiste. A esas personas se les invita a los enlaces ciudadanos y al palacio presidencial, pero si te encuentras categorizado como ciudadano de segunda clase, se te cierran esos espacios. Así lo demostró Gabriella Friega cuando, junto a otros ciudadanos, quiso ingresar a la rendición de cuentas semanal del Presidente de la República. «Usted no puede pasar». Vayan y protesten contra el gobierno en alguna de las marchas y traten de llegar a la plaza grande. «Usted no puede pasar», eso con suerte, sino te empujan por la espalda agentes encubiertos y te meten preso. ¿Cuańtas veces pasa eso, Jorge? Una y mil veces.

Guevara anunció: “a nombre de todos los tuiteros no vamos a dar marcha atrás, estamos más firmes que nunca”. Y comentó que “es un orgullo haber sido invitada por nuestro querido presidente Rafael Correa”, porque en los gobiernos de la partidocracia “no éramos tomados en cuenta”, pero “ahora es distinto, los mandatarios nos invitan a comer platos típicos con ellos”.
Querida Viviana, en tiempos de la antigua partidocracia, no había Twitter. Por ende, no se pudo invitar a los tuiteros al almuerzo. Lo que se hacía, en cambio, es salir a las calles y bailar con el pueblo. «Para los roldosistas«, dijo Abdalá Bucarám agarrando el micrófono y entonando igual o mejor que Correa y Patiño. Viviana, ustedes están replicando lo mismo que ha pasado aquí siempre: la legitimación del poder a cambio de un protagonismo breve, cómodo y pseudo-inclusivo. La colocación de cerezas al pastel que luego se tira a la cara de los ciudadanos de segunda clase. Esa es la medalla que recibieron el pasado 4 de abril.
La tuitera también lamentó que haya “gente enferma de alma, que nos han dicho de todo, nos han insultado, nos han ofendido y nos han dicho que somos asalariados; eso no es cierto, lo hacemos por convicción por amor nuestra patria”. “Nos han dicho que somos trolles, máquinas, pero ahora se dieron cuenta que somos de carne y hueso”, advirtió.
Cierto es pues, no todos son trolles y hay gente que lo hace por amor a la camiseta (habrá quien también lo haga por amor al arroz con chancho, a la farra, a la medallita), pero aquí El Comercio cuenta media historia, y tristemente es la mitad que le conviene al gobierno. Porque hay trolles acosadores, insultadores y abusadores. Irónicamente, cotizan algo parecido a lo que el vice dice que costó el almuerzo, pero cada mes. Ustedes son de carne y hueso, y dan la cara, pero es bueno que esos que no lo hacen recuerden que también son de carne y hueso, y que un resbalón basta para que caigan por una pendiente bien larga. Y mientras más gente se incluye en una guerra de twitter mediante medios ilegítimos, más riesgos hay de que en un descuido, en una borrachera, o por cualquiera otra circunstancia, alguien termine abriendo la boca y contando más de lo que debe. Cierto es que no hay pruebas, pero hay indicios, y lo viene diciendo gente que ha trabajado en el gobierno, como Jennifer Coloma.
El vicepresidente Glas agregó que “ellos (la oposición) sí son (trolles), sí tienen esas máquinas, vean la hora a la que empiezan a insultar al Presidente”. Y pidió a los jóvenes tuiteros, otra vez, “mándense un tuitazo, a ver si somos tendencia los #TuiterosConRafael”.
Menos mal, Roberto Aguilar ya realizó un análisis parecido y descubrió que el troll center no hace horas extras. Pero hay algo en las palabras de Jorge Glás que hay que tomar en serio y es esto de los «tuitazos» y tendencias. Ahora el gobierno ha perfeccionado su método para crear un trending topic en Twitter. Y mucho de eso se lo debe a sus cuentas oficiales, que según las reglas de Twitter, son muy fáciles de verificar. Así cualquier ejercito de pocas unidades, cuando se apoya en usuarios verificados, puede llegar a ser tendencia, y eso es lo que ha venido pasando últimamente. Acá le queda de deber a «los usuarios más buscados de los ámbitos de la música, la actuación, la moda, el gobierno, la política, la religión, el periodismo, los medios de comunicación, los deportes y los negocios» verificar sus cuentas también para ofrecer un poco más de diversidad a las tendencias dentro de Ecuador. Que ya mucho tenemos con los believers y Ecuador Tiene Talento.

El ‘código ingenios’ no va a matar a nadie

Este artículo fue originalmente publicado en Gkilkcity.com

Apenas se publicó El Código Ingenios podría matar el emprendimiento tecnológico me sentí aludido: he defendido públicamente la obligatoriedad del Estado de comprar software libre, una de las posiciones atacadas en el artículo. La otra mitad del artículo, critica la disposición que obligaría a cualquier empresa tecnológica a pagar 10% de regalías a los programadores de software. Un derecho que sería irrenunciable y que, a decir del autor, generará más negocio para los países vecinos. Por eso, dice Matthew, la aprobación del Código Ingenios sería “desastrosa para la creación de industrias de conocimiento y el sueño de cambiar la matriz productiva”. Pero no es tan cierto: el Código Ingenios no es la amenaza que pinta Matt.

Empezaré haciéndole una concesión: la disposición que obliga a remunerar con 10% a los programadores de software es una preocupación legítima. De hecho, ha sido observada por personas que trabajan en empresas de software libre y propietario. Entonces, ¿por qué existe ese artículo? La razón es sencilla: el código fuente de un programa se protege dentro de la misma categoría que otros derechos de autor. Lo que estuvo pensado como un derecho irrenunciable para escritores y compositores, terminó siendo un “beneficio” indirecto para el programador. Como bien señala Matt, nadie en el sector tecnológico va a invertir en un producto que lleva consigo un impuesto de vida del 10%. Según Alejandra Villacís, Subsecretaria de Innovación y Transferencia de Tecnología de la SENESCYT, ya existen acercamientos entre la Asociación Ecuatoriana de Software (AESOFT) y la Secretaría, quienes tienen apertura a ceder en este punto. De concretarse, se eliminará la disposición del artículo 111 en lo que a software concierne. Esto deberá verse reflejado en el texto de ley presentado para segundo debate, sino queremos que arda Troya.

Con la obligatoriedad de usar software libre en el Estado, sin embargo, no existe tal acuerdo, pero antes de continuar con las respectivas argumentaciones, debo hacer un disclosure: partes de esa propuesta de ley fueron trabajadas por el equipo de la Secretaría Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología (SENESCYT) del que formé parte. Desde sus inicios en enero de 2014 hasta julio de 2015, fui el administrador de contenidos de la wiki donde se recogían las observaciones hechas a la ley. Leía los comentarios del público y era el encargado de reportar a cada una de las direcciones de la Secretaría. Por eso vi cómo modificaban los artículos de ley cuando se consideraba pertinente. Gracias a eso, por ejemplo, se estableció el derecho a la sátira como un uso justo al derecho de autor. Otra de mis funciones era monitorear los comentarios hechos en páginas web, facebook, twitter y medios, e incluirlos como observaciones en la wiki, para que todas las otras personas puedan opinar. Incluso abrimos un par de secciones especiales, la primera para discutir el marco regulatorio para gobernanza de internet (tristemente muchas de estas propuestas de sociedad civil no se pudieron incluir en el texto final), y otra sobre la remuneración compensatoria por copia privada —un tema que, pese a ser complejo, generó una acalorada discusión. Fuera de línea, acompañé al personal de la institución a capacitaciones en institutos de investigación donde no sólo se enseñaba cómo usar la herramienta wiki, sino que se recogían comentarios con lápiz y papel. Muchos empresarios ecuatorianos que hacen parte de la Asociación Ecuatoriana de Software y de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación también hicieron parte del proceso.

Volvamos al tema de la obligatoriedad de la compra pública de software libre. Matthew dice que el Estado —que representa una parte importante de la demanda en el mercado ecuatoriano— es indispensable para que algunos de los pequeños productores puedan crecer y escalar. En efecto, existen empresas que se han apalancado en el Estado para posicionarse en el mercado internacional, pero el Estado está migrando su demanda, no eliminándola. Las empresas están en capacidad de migrar su modelo de negocios, y esa es la tendencia mundial.

Además, trabajar con software libre presenta ventajas adicionales que ayudan a las empresas a expandirse a nivel internacional. Al no tener que pagar licencias a empresas extranjeras, el costo de producción disminuye y, a un costo menor, se incrementan los potenciales clientes. Esto es lo que ha permitido a Elastix, una empresa ecuatoriana de software libre, expandirse al mercado mundial, ser traducido a más de veintidós idiomas y contar con más de tres millones de descargas. Liberar el código fuente del programa fue una ventaja, no un impedimento. Las empresas y cooperativas de software libre en el País Vasco —una comunidad autónoma española con dos millones de habitantes— ha generado ya 77 millones de euros.

Los pequeños emprendedores, también pueden sentirse mucho más seguros si inician en este sector. Las empresas de software libre tienen una tasa de fracasos muy baja (menor al 4%), y sus empleados tienen mejores beneficios —79,7% de las ganancias por valor añadido van a los salarios de los desarrolladores. Adicionalmente, ahora los innovadores contarán con el apoyo financiero de capital semilla y con capacitaciones otorgadas en incubadoras y aceleradoras certificadas, algo que solo será posible institucionalizar si se aprueba el Código Ingenios.

Luego está el argumento de que las únicas empresas que hacen software libre son empresas multinacionales. Me pregunto entonces a qué se dedican Domo Soluciones Web & TI, Innovative Business Solutions Coral, Soporte Libre o PaloSanto Solutions. Todas son empresas ecuatorianas que obtienen la totalidad de sus ingresos comercializando exclusivamente software libre y —entre aquel tipo de empresas— el 80% desarrolla su propio código, innovan. De hecho, las contribuciones al software libre provienen, en un 61%, de la pequeña y mediana empresa. Es falso, por ende, que las grandes empresas internacionales sean las únicas que comercializan free software.

Finalmente, se habla de la dificultad y costos que implican la migración a software libre, pero ese no es un proceso nuevo. Todo lo contrario: los procesos de migración en el Estado iniciaron en el 2008, cuando el presidente Correa firmó el decreto 1014 comprometiéndose a la migración de la administración pública central. La Asamblea Nacional, por iniciativa propia, migró todos sus equipos de escritorio y no se generaron mayores inconvenientes. ¿Cuál será el costo de cambiar todos los sistemas operativos de todas las computadoras estatales de Microsoft a GNU/Linux? Probablemente sea bajo: mayor es el costo de capacitar a los usuarios sobre el uso de la herramienta. Aquí hay que traer a colación aquello que los economistas denominan costo de oportunidad, es decir ¿cuál es el costo de no migrar? En Europa, el ahorro por reuso de código y otras contribuciones del código abierto a la economía ascienden a 450 mil millones de euros al año: una cantidad suficiente para comprar, de una, todas las acciones de Microsoft.

Pese a las incomodidades que pueda generar en ciertos sectores, el Código Ingenios trae más beneficios que problemas: representa un avance importante en materia de derechos de autor, ampliando los usos justos que en el Ecuador tanta falta hacen —en el país hay 180 mil personas con discapacidad visual que actualmente no pueden acceder a libros en braille debido a derechos de propiedad intelectual. Un régimen de propiedad intelectual más flexible, no sólo permite que más personas accedan al conocimiento sino que favorece a las industrias creativas. Esta doctrina, conocida como fair use, genera ingresos enormes en otros países y, en 2007, representó el 16% del producto interno bruto de Estados Unidos —o lo que es lo mismo: dos mil estaciones espaciales internacionales. Así que no: El código ingenios no va a matar a nadie.