Un Dios sin humanos

Cuando niño, a mí me enseñaron que los seres humanos somos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 26), esto quiere decir que nuestra apariencia y nuestra inteligencia es parecida a la del Dios de la tradición judeocristiana, nuestra capacidad de dialogar, de pensar, de crear, incluso de dudar de la existencia de Dios se derivan de él según este dogma. En otro pasaje de la Biblia, se indica que Dios nos conoció antes de que naciéramos y que somos producto de su diseño:

En el vientre de tu madre tejí con amor tu organismo, y plasmé en ti la imagen mía (Jeremías 1,5).

Lo que es aún más importante, muchos sostienen aún estas creencias. Puede que el matiz varíe pero la gran mayoría de la población afirma mantener una fe cristiana/católica.

Pero ¿cuál es precisamente la imagen de Dios? ¿Qué atributos vienen incluidos «de paquete» cuando nacemos y cuáles son ganados a través del tiempo? Responder a estas preguntas es prácticamente invocar la historia de la filosofía del pensamiento humano, porque a nosotros nos encanta imaginar, elucubrar y hacer hipótesis cuando no tenemos una respuesta concreta y así, hemos elaborado muchísimos postulados en base al poder de las ideas solamente.

Hoy no vamos a repasar esas historias, porque no quiero responder una pregunta tan importante con algo poco tangible, creo que sería más apropiado pensar en qué contexto esta naturaleza divina se desarrolla lejos de la intervención humana. Y fuera de los relatos de la biblia, o cualquier otro texto que se atribuya ser sagrado, el único ejemplo que se me ocurre es el de aquellos niños que han sido abandonados por sus padres y han tenido que sobrevivir únicamente con las herramientas que les dio la naturaleza, con ese tejido divino del que escribió Jeremías: los niños ferales.

Wild Child: The Story of Feral Children (2002) es un documental dirigido por Jonah Weston que muestra las historias de Genie, Victor y Oxana; tres niños que por diversas razones perdieron contacto con sus padres y se criaron lejos del contacto humano, dos de ellos fueron «rescatados» por perros mientras que a quien se denominó Victor, fue encontrado sin mayor historia sobre sus antecedentes. Wild Child nos muestra muchas cosas importantes relacionadas al aprendizaje del lenguaje y a lo que significa ser humanos, pero lo que a nosotros nos interesa de verdad es qué tan bien le fue a ese componente divino nuestro antes de volver a la civilización ¿cómo se manifestó el diseño inteligente del creador?

Les fue mal, los que se criaron con perros aprendieron a ladrar, a recoger comida con los dientes, a morder a niños humanos y a saltar obstáculos y aterrizar con cuatro patas. Las deficiencias de empatía fueron corrigiéndose con el tiempo, los niños aprendieron a interpretar las sensaciones humanas, de la misma forma que lo hacen nuestras mascotas. Jamás aprendieron a decir una sola palabra por su cuenta y, una vez sometidos a terapia, les resultó bastante difícil adaptarse a la condición humana. Parece que el padre John Culkin, un sacerdote jesuita, tuvo razón cuando escribió (con base a las ideas de su amigo Marshall McLuhan):

Nos convertimos en lo que contemplamos. Construimos las herramientas, luego ellas nos construyen.

¿Qué significa esto para quienes dicen que somos criados a imagen y semejanza de Dios, por Dios? Significa que esa naturaleza es totalmente dependiente de nuestra cultura y conocimientos para llegar a un estado evolutivo funcional a lo que nosotros consideramos como un ser humano pleno, que un dios sin humanos es poco más que cualquier otro animal de la naturaleza o quizás, desde una perspectiva un poco más optimista, que la divinidad se manifiesta a través de los seres humanos, en otras palabras, somos Dios ya que sin nuestra intervención esa imagen ideal simplemente no existiría.

La creación de Dios, por Irene

La creación de Dios, por Irene

Tecnogeopolítica de Julian Assange

Conferencia en línea de Julian Assange (Software Libre y Soberanía Tecnológica), durante la inauguración del evento Minga por la Libertad 2014, desarrollado en la Asamblea Nacional del Ecuador; también conocido como el día que me olvidé cómo se traducía «supply».

Voluntad política

David es uno de mis mejores amigos, y en ellos uno encuentra ciertas mutaciones de uno mismo, alteregos que expresan adecuadamente lo que a uno no le tiene ocupado en cierto momento. A David no hay nada que le produzca más rechazo que la expresión «voluntad política». Sus palabras más o menos fueron estas:

¡Como que uno tuviera que esperar a que esos ■■■■■■■■■■ se les diera la ganar de hacer algo! ¿Por qué, ■■■■■■?

Eso es lo que sucede cuando tenemos una democracia representativa, las personas llegan a puestos de poder con una tarea de dar diciendo nuestra opinión, o luchar por nuestra conveniencia para que así, entre luchas de poder, se llegue a un consenso que ayude al bien de la mayoría. Esta es una visión bastante simple y reduccionista pero, por ahora, la mantendré así por el bien del argumento. Lo irónico de esto es que para ser electo se necesitan votos, y para tener esos votos se necesitan costosas campañas y para las campañas se necesita dinero, si se hacen gastos directos como fue el caso de Álvaro Noboa o alianzas con sectores estratégicos, que es algo mucho más común, es otra cosa. ¿Qué sucede después con todos esos compromisos previos? No sabemos, lo que sí sabemos es que después de las elecciones, la gente que termina en el poder está usualmente asociada a círculos bien posicionados económicamente.
En el gráfico de abajo, que pertenece a la distribución de la riqueza financiera en los Estados Unidos en miembros del congreso y el senado, vemos que la gran mayoría (en verde claro y oscuro) pertenece al 10% más rico. Sólo el 15% de los miembros de la cámara de representantes y del senado pertenecen al 90% más pobre.

Distribución de la riqueza financiera en Estados Unidos, como porcentaje del Congreso y el Senado

Debido a que volver a ser elegido siempre es una opción, puesto que incluso en países donde se limita el número de veces que uno puede acceder a cierto puesto de poder es posible ser nombrado en un alto cargo por un «aliado», es comprensible que no se quiera afectar a los grupos económicos que uno realmente representa. En Estados Unidos, donde es mucho más descarado el cabildeo, incluso se ha sugerido que los congresistas usen uniformes similares a los usados en los deportes, con los logos de los auspiciantes claramente expuestos (esto, por supuesto, fue una broma).

¿Es esto así de malo realmente? ¿Es probable que las personas en los puestos de poder representen a quienes las financian en lugar de a quienes las eligen? En el recuadro de abajo podemos ver una gráfica que muestra el crecimiento de ingresos, es decir cuánto se lleva al bolsillo la gente, durante tiempos de expansión económica, entre 1949 y 2012. En celeste se representa al 90% más pobre, que hasta 1979 se benefició en su mayoría de los ciclos de expansión económica o «crecimiento», pero desde entonces vemos como el 10% más rico (en azul) ha sido el que más se ha beneficiado de estos ciclos, al punto que en el período de 2009 a 2012, el 90% más pobre incluso disminuyó sus ingresos durante la etapa de «crecimiento», quizá esa es la razón de que el 72% de estadounidenses sienta que la recesión sigue presente.

Crecimiento de ingresos durante tiempos de expansión económica

¿Qué tan diferentes son los sistemas de democracia representativa alrededor del mundo? ¿Estamos blindados contra el cabildeo de poderosos empresarios aquí en el país? ¿Qué sucedería si nos fijáramos en el crecimiento económico de quienes detentan la mayor cantidad de riqueza en el país? ¿Cómo va avanzando la desigualdad en Ecuador en los últimos años? Una pista: no son respuestas alentadoras.

Acá un cuento para niños al respecto, cortesía de Radialistas:

El mendigo bilingüe

Un amigo con el que trabajé hace un tiempo, quien actualmente está realizando su postdoctorado en Illinois pero que está de visita en Ecuador, me escribió para comentarme que en el pub irlandés de Finn McCool realizan un concurso de trivia cada martes. Me pareció de lo más entretenido que un bar realice ese tipo de concursos y empecé a querer convencer al restringido grupo de angloparlantes amigos míos que se encontrase disponible esa noche. Regamos el rumor, yo le dije a David, quien a su vez le contó a una cuarta persona. Y así, estuve embarcado con tres vegetarianos a una trivia que no fue.

Captura de pantalla de 2014-12-23 18:37:35

«Lo hacemos cada martes, excepto las dos últimas semanas del año» ¡Ouch! Eso se llama tener suerte, pero había una mesa de futbolín desocupada que uno puede usar dejando cinco dólares en prenda, fui a caja a realizar el trueque y regresé sin haber pedido la bebida obligatoria, según leí horas después, uno debía consumir si quería jugar. Estuvo bastante divertido, pero decidimos cambiar de lugar para poder conversar sin que nuestras cuerdas vocales entraran en contienda con los parlantes que, por cierto, ofrecen muy buena música.

Caminamos hacia occidente, a menos de una cuadra encontramos un sitio tranquilo con sillas desocupadas, lamentablemente nuestra amiga no pudo ser atendida porque, pese a estar bordeando los cuarenta, no cargaba un documento de identidad que delatara su edad. Bueno la podemos culpar a ella o a lo ridículo de un sistema legal que no puede admitir las excepciones del sentido común y a los miedos que eso genera. Terminamos en Tarzán, bordeados por un calefactor de patio a la izquierda de la mesa y un cerco elaborado con plantas naturales (que fastidio tener que escribir esa aclaración) a la derecha.

Esos cercos bajos que permiten la interacción con la acera y que generan más seguridad por permitir avizorar cualquier irregularidad en la calle, fueron también el medio que permitió a un hombre vestido en un costal solicitarnos amablemente, «si estábamos de ánimo, cualquier moneda que no necesitemos».

La situación económica es algo que está entre el esfuerzo propio y los accidentes de la vida, cuando uno nace pobre, la posibilidad de salir de esa situación (la denominada movilidad social) varía entre países. Nuestra economía es muy buena produciendo pero pésima distribuyendo y, dado que esta persona fue de lo más amable e inteligente al pedir dinero, empecé a buscar en mis bolsillos porque yo sabía que tenía un billete de cinco dólares y un par de monedas que no llegaban a los dos dólares. Daniel, a mi derecha, hizo lo propio y Fiona, que estaba justo frente a él, se reprimió al ver que nosotros ya estábamos contestando al pedido de este señor.

El mendigo le dijo rápidamente que si también tenía voluntad, él le esperaba. A lo que ella, que sí entendía el español, respondió volviendo a sacar el monedero y realizando comentarios en inglés. «Take as much time as you need», dijo el mendigo. «Do you need something? Is anyone here giving you a hard time? No. If you need something, please tell me».

What? El mendigo hablaba un inglés perfecto y entendía absolutamente todo lo que comentaban nuestros amigos extranjeros, cuando se alejó todos quedamos con una sensación difícil de describir. ¿Qué hacía una persona perfectamente capaz de trabajar como traductora pidiendo monedas en la calle?¿Deberíamos sentirnos tristes o felices por él?. David me dijo que lo había visto durante diversas ocasiones en el sector.

Ahora que lo pienso, alguna vez le sucedió algo similar a mi hermana, donde un señor gringo le empezó a hablar en inglés para pedirle dinero por la tragedia que ese día le tocó inventar (y que otro día le pidió dinero a mi papá con una tragedia parecida), cuando mi ñaña le dijo que ella no speak english, él empezó a explicar todo el cuento en español. Le dieron dinero y enseguida vieron como uso el billete para comprar droga, al minuto. «Por lo menos era que finja», me dijo.

La diferencia abismal entre estos dos señores, y la razón de nuestra admiración creo yo, se debía a que el caballero que nos encontró el día de ayer no era nada más bilingüe, además era amable y educado. En otras palabras, era perfectamente capaz de calzar en la sociedad si así lo hubiera deseado, pero se veía muy feliz sin estarlo, tal vez hable un tercer idioma, al que muchos de nosotros le tenemos miedo, pero también admiración y reverencia. ¿Dónde se inscribe uno para aprender esa lengua?