Respuesta al comunicado de Alianza País sobre el #19M

Estimados amigos de Alianza País,

Estamos mal. No, no es un recurso literario, tengo muchos amigos en el partido de gobierno, a algunos los quiero demasiado y precisamente por eso me preocupa el comunicado que, el día de ayer, ha salido desde la secretaría de ese partido. Cuando lo leí pensé que, sin importar el tamaño, características o consignas en la marcha, hubieran publicado lo mismo. ¿No les da esa impresión también? Empezando por el título, por el preludio en las redes sociales donde ya se la caracterizaba de violenta antes de que sucediera. Estamos mal…

Amigos, no pueden refrendar una carta que pone a todos en un mismo saco, bajo un único adjetivo. ¿Que es eso de «declaración de AP frente a la marcha opositora»? Obvio, es de oposición a algo, sea al autoritarismo, a las salvaguardas, a lo ridículo del Plan Familia, a las reformas constitucionales, a mirar para el otro lado cuando hay temas incómodos hasta para ustedes. Por supuesto, habrá gente que se oponga a todo lo que el partido de gobierno haga, pero la gran mayoría no merece esa infantilización. «Ciudadana», «de protesta», «marcha» a secas, son todas expresiones más adecuadas de gente que sale a la calle porque está cabreada, porque no se siente escuchada. Quien se siente escuchado no sale a la calle.

Decir que la marcha fue un fracaso…

¿Cuál es exactamente la medida que uno toma en una manifestación popular para declararla exitosa? Como declararon por ahí ¿qué quiere el presidente para declararla exitosa, que lo boten? Ciertamente la marcha fue un fracaso, especialmente si uno entiende la naturaleza de estos procesos que reflejan claramente aquellos que se dieron por parte de los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos y en cualquier acción no violenta en el mundo. En palabras de Martin Luther King Jr.:

La acción directa no-violenta trata de crear una crisis tal, y de originar tal tensión, que una comunidad que se ha negado constantemente a negociar se ve obligada a hacer frente a este problema. Trata de dramatizar tanto la cuestión, que ya no puede ser desconocida bajo ningún concepto (…) La meta de nuestro programa de acción directa radica en crear una situación tan pletórica de crisis que desemboque inevitablemente en la salida negociadora.

El objetivo de una demostración, cualquiera que esta sea, es retomar el diálogo, y frente a las declaraciones presidenciales y a las de esta carta, claramente fue un fracaso. Pero esta es una situación donde todos perdemos.

El comunicado de AP se queja de «la enorme debilidad de un discurso opositor», de «demandas, dispersas y contradictorias» y de que no hubo bases. ¿A qué jugamos? Las marchas fueron realmente masivas y la «debilidad del discurso opositor» radica precisamente en su diversidad, por la cual ustedes deberían estar felices, pues no hay síntoma más saludable de una sociedad civil democrática. Esto también desdice las declaraciones de Gustavo Baroja, cuando dice que la marcha «se contaminó con la derecha» y nunca la lateralidad política, cualquiera que sea esta, podrá incluir dentro de sus consignas ideológicas todas esas demandas. Tampoco se desconoce lo realizado, pero no hay memoria selectiva en las calles: no se desconoce lo bueno pero tampoco se desconoce lo malo.

Amigos de Alianza País, el cerebro humano posee debilidades que buscan alterar la realidad para acomodarla a nuestra percepción de la misma. Siempre encontrarán un argumento bajo el cual refugiarse, tendrán una ligera incomodidad en sus pechos que luego será acallada por una idea repetitiva, la que sea que hayan escogido, pero en buena lid les pido, no lo hagan. Me da tristeza que no haya la misma apertura al diálogo en el partido con la que ustedes reciben mis críticas y propuestas, no hay nada que me de más satisfacción que eso, me mejora el día, me da esperanza poder influir en el futuro del país con el que ustedes sueñan: un Ecuador de inclusión, equidad, libertad, democracia, justicia y solidaridad para todos y todas, ahora y para siempre.

Por favor, bajen la guardia, abran las puertas y –en última instancia– háganse a la idea de perder el poder. Pero planifíquenlo sabiendo que podrán compartir las calles con aquellas personas que golpearon a sus puertas. La invitación al Palacio de Gobierno, a la Asamblea, a los Ministerios y Secretarías siempre será opcional, pero el retorno a las calles de todos aquellos quienes presiden esos edificios es inminente, sea en 2, 6 ó 10 años.

Con cariño (y ya no emputado porque la marcha del día de ayer me brindó la paz que necesitaba),

 

Andrés

 


Otras lecturas recomendadas:

 

Elecciones 2014: Cuando no queda más opción…

Durante estas semanas se ha visto una intensa actividad en mi ciudad natal, se aproximan las elecciones para alcalde con dos candidatos encabezando las encuestas. El primero va por la reelección, sus obras han beneficiado a algunos y causado malestar a otros. Personalmente, me agrada mucho que se haya dado espacio para la movilidad con las ciclovías y los espacios públicos peatonales en algunos casos, pero es verdad que hay también problemas… Uno de los sitios de encuentro más emblemáticos, por ejemplo, tuvo que cerrar sus puertas debido a que las obras impidieron un fácil acceso a sus clientes por cerca de 8 meses. No estoy para nada de acuerdo con la construcción de un metro y ciertamente tengo mis dudas sobre cuáles fueron las verdaderas razones detrás de la construcción del nuevo aeropuerto[1].

No voy a hacer un análisis de su gestión. Simplemente no estoy calificado y creo que estaría siendo injusto pero pienso que como cualquier persona en funciones puede ser criticado por lo que ha hecho o dejado de hacer.

El otro candidato es, en palabras propias, un «centro progresista» pero que claramente exhibe tendencias de derecha. Su propuesta no difiere mucho de la del contrincante a decir de varios urbanistas y abogados quiteños. Se perciben los vacíos, se quiere cobrar menos y hacer más. Se culpa de ineficiencia a la gestión actual pero realmente no se vislumbran nuevas soluciones. Es predecible que, de ganar, la gestión probablemente no supere a la actual. En general, Quito siempre ha tenido desconfianza por este tipo de candidato.

Si sólo nos fijamos en estos primeros antecedentes, parecería bastante obvio que Barrera tiene las de ganar. Y evidentemente así era, hasta hace un mes cuando las encuestas empezaron a mostrar una tendencia a la baja y un casi inexplicable ascenso de Rodas…

Otro «fenómeno» particular en estas elecciones han sido las cartas que han empezado a surgir aquí y allá. Las primeras que leí provenían del sitio gkillcity.com y buscaban aclaratorias sobre la futura gestión de los candidatos. Luego de este se dio una avalancha de correos que han sido bastante bien documentada por Rosa María Torres en su blog. No leer esas cartas sería perderse la otra mitad del contexto de las elecciones capitalinas.

La cuestión va más o menos así. Una gran porción de quiteños está votando por Mauricio Rodas (el candidato de oposición), precisamente por no seguir dando su voto al partido oficial del presidente, de hecho la carta más popular enumera sus razones algo así:

¿Te acuerdas del Yasuní?
¿Te acuerdas del Jaime Guevara?
¿Te acuerdas de Bonil?
¿Te acuerdas de las bullas del Mejía y del Central Técnico?
¿Te acuerdas de los #10deLuluncto?

Todos estos son encontrones que ha tenido el presidente con quiteños. Si a esto se le suma que el discurso oficial siempre repite que haber ganado las elecciones es un indicativo de apoyo popular indiscutible y una excusa para transgredir cualquier otro principio también mutuamente acordado, es de entender que los quiteños realmente no buscan la privatización de los servicios públicos, no quieren perder los espacios que el municipio ha brindado a la ciudadanía, no están interesados en retirar las ciclovías como lo propuso el candidato Rodas; lo que la gran mayoría quiere es restituir cierto equilibrio de poder (quitárselo al gobierno) o darle una metafórica bofetada en el rostro al partido que ha humillado constantemente a la población.

James Gilligan dice: la principal causa de violencia es la vergüenza, ser víctima de desprecio. Y esto es igual seas un asesino serial o un simple ciudadano que ha escuchado la sabatina. Para muchos capitalinos «It’s payback time».

Preocupados, muchos sectores «de izquierda» ven esta tendencia sin saber qué dirección tomar. Un amigo mío tuiteaba:

Mi percepción al respecto es que nos hemos puesto a reflexionar demasiado tarde. Y cuando digo «nos» me refiero a los quiteños pero también al partido de gobierno. Creo que todos tenemos aspiraciones comunes pero no hemos sabido manejar el diálogo nacional adecuadamente, hemos sido abusivos en ciertos aspectos y en otros todo lo contrario. Reestablecer esas líneas de diálogo a estas alturas es quizá lo último que podría salvar a los quiteños de terminar sometidos a un poder déspota e irrespetuoso, gane quien gane.

Por mi parte, las veo negras. No creo que se desarrolle ningún escenario positivo tras estas elecciones, considerando el corto tiempo que queda. Lo cual me hizo pensar en las elecciones 2017, tampoco nos queda mucho tiempo para esas pero ciertamente hay más oportunidad.

Rafael Correa ya no podrá ser reelecto lo que dejará a su partido de lo más fragmentado. Ya se anda hablando de los candidatos de «izquierda» y «derecha» dentro de la propia Alianza País. Las estructuras estatales se encontrarán débiles debido a la falta de dinero[2], y a menos que se fragüe una opción adecuada, País no sólo correrá el riesgo de perder una o dos alcaldías sino todo el territorio.

Me gustaría pensar que seremos astutos, que aquellos que vemos el mérito en ciertas políticas actuales seamos capaces de formular una propuesta que se enfoque (como dicen la constitución, el plan nacional del buen vivir y el manual para la creación de políticas sectoriales) en los derechos humanos y de la naturaleza. Sueño con que los candidatos desarrollen y oferten plataformas de democracia líquida, que permitan a los individuos votar directamente sobre a dónde va el presupuesto, si se explota o no el Yasuní, si quieren parques de cemento o más verdor, si se debe firmar un acuerdo de libre comercio o invertir en desagregación tecnológica. Y que además seamos capaces de reunir un equipo técnico que transmita adecuadamente la coyuntura a la ciudadanía.

Conozco a muchos ciudadanos capaces, a urbanistas fenomenales que rozan la estructura pública sin involucrarse del todo, y sabiamente (es nuestro deber mantener la fortaleza de la sociedad civil); abogados que están en capacidad de lidiar con los retos más grandes impuestos a modo de herencia cultural, a activistas y desarrolladores. Quiero que las próximas elecciones podamos ofrecer a las personas un nuevo paradigma y seamos capaces de decirle: El candidato eres tú, sin importar qué partido gane. Tenemos las herramientas y también los pretextos ¿Qué vamos a usar?

Referencias
[1] Gallegos Enrique y Araújo, Nelly, Corrupción de alto vuelo, Quito, 2010.
[2] Spurrier Walter, 2017, El Comercio, 21 de enero de 2014.