El sábado anterior una amiga nos invitó a unos cuántos a cheesecake etc., donde hacen los mejores que haya probado jamás. Pregúntenle a mi hermana, a mí no me gustan los cheesecakes, pero el original de frutilla (sin crema) es una maravilla. Bueno, como iba diciendo, nos invitó una amiga y, a pocos metros de llegar, se me ocurrió algo: «¿Qué tal si me invitó porque tiene la esperanza de salir en otro cómic?» El día anterior me había dejado un comentario diciendo lo mucho que le había gustado las playas de Vancouver y que pensaba que era muy talentoso. Cabía la posibilidad. Claro, puede que eso no suceda porque no es la primera vez que Anupama nos invita a hacer algo en grupo pero fue justo después.
Y con otra de mis amigas, Linh, me ha pasado algo parecido. Cuando estamos conversando y de repente sucede algo chistoso me pregunta «¿vas a hacer un cómic sobre esto?». También se pone a contarme cosas y luego dice «deberías hacer un cómic sobre eso». Y la verdad eso me saca una sonrisa. Sé que mi vida haciendo cómics será fugaz —muy seguramente acabará cuando tenga que volver a tener clases todos los días y después con el trabajo—, pero me agrada mucho la idea de generar ese tipo de memoria.
Estábamos en la tienda de cheesecakes Anupama, Sana, Ida, Emma y yo. Emma es nueva en Green College, y Sana es una vieja residente, por lo que no se conocían hasta el momento. Empezaron a conversar y, como sucede en esas circunstancias, se les interrumpió en la primera pausa:
Anupama: Ups, lo siento. Emma esta es Sana, ella es una ex-greenie.
Sana: Mucho gusto.
Anupama: Emma es mi nueva compañera de habitación.
Emma: De hecho, sí sé quien eres. Creo que leí un cómic acerca de ti.
Y fue entonces cuando yo me maté de risa y Sana me empezó a golpear con sus largos y débiles brazos. Lo disfruté tanto.
Leer en un cómic sobre alguien deja una impresión totalmente distinta a la del texto. «Sí, creo que leí un correo donde te mencionaban» encierra un significado totalmente distinto. ¿Por qué? Porque los cómics se parecen mucho más a la forma en que nuestro cerebro piensa. Son mezclas de diálogos, pensamientos, e imágenes que necesariamente están incompletas.
«Totalmente», eso me dijo Jo, que es una fan de las novelas gráficas, «por eso creo que mi mente funciona de forma distinta». Jo exagera los gestos, usa efectos de sonido cuando relata sus historias, dramatiza las partes importantes. Y, por supuesto, todos amamos escuchar sus historias. Es una comunicación efectiva.
Otra cosa que sucede al relacionarse con ese mundo es que uno empieza a ser más fijón, deteniéndose a contemplar aquello que sería un bonito dibujo. «Aguanta, este sería un bonito panel.» Tomas la fotografía para dibujar después, la fotografía es fea porque la luz arruina los detalles si no tienes una buena cámara, «pero en dibujo se verá mucho más bonito». Visitar lugares bellos se transforma en anhelo, uno quiere volver para dibujar. Uno quiere andar a cargar lápiz y papel.