Este texto apareció originalmente en grin.ga
Parte 1: El incipiente graffiti digital ecuatoriano
Desde 2010, en Ecuador ha proliferado el uso de cuentas anónimas en redes sociales.
Las cuentas anónimas con más fama, desde el inicio, fueron las que protagonizaban ataques a los “enemigos” del actual gobierno. Algunas de estas cuentas de ataque entablaban diálogos directos con el presidente de la República —tal fue el caso de la cuenta @elpatriotaec— o con altos funcionarios del gobierno, como el secretario de comunicación Fernando Alvarado, quien hacía continuas referencias al blog anónimo de la tristemente célebre Lola Cienfuegos. El Telégrafo, un periódico financiado por el gobierno, incluso entrevistaba a estos personajes. En ese entonces, cuando el anonimato defendía al gobierno, todo estaba bien.
En febrero de 2012, el entonces asambleísta por Sociedad Patriótica Fernando Balda denunció la existencia de lo que él denominó un “Troll Center”, un centro de operaciones de cuentas anónimas en redes quienes difundían conflicto y propaganda en las comunidades de Internet en Ecuador. Balda sustentó sus aseveraciones mostrando fotografías de pantalla con nombres de usuario, claves y una serie de correos que contenían instrucciones para el funcionamiento de dicho centro, según él, con fondos públicos. ¿Cómo sabíamos que esto era real? Balda cambió las contraseñas e inutilizó dichas cuentas. Tiempo después el exasambleísta fue sentenciado con un año de reclusión. La sentencia se amparó en que Balda «atentó contra la seguridad del Estado», pues en 2009 había emitido un boletín asegurando que el gobierno mantiene un centro de espionaje. Cuando se aprobó la nueva ley penal y suscribió su delito, no salió libre debido a que se le interpuso una demanda de alimentos. Su blog, donde realizó las denuncias, fue eliminado por WordPress.
Muchas de las cuentas anónimas del supuesto Troll Center, fácilmente identificables debido al uso de hashtags similares y a un patrón horario predecible, fueron desapareciendo paulatinamente para ser reemplazadas por otras más agresivas y, aparentemente, más independientes en su accionar respecto a otras cuentas.
Un miembro de esta segunda generación de cuentas anónimas gobiernistas, @elpatriotaec, tenía una cuenta con el mismo nombre en Facebook. La página de Facebook de El Patriota resultó estar vinculada a Ximah Digital, una agencia de publicidad que trabaja para el gobierno con contratos de miles de dólares.
Desde mediados de 2013, el gobierno de Rafael Correa ha hablado de regulación de redes sociales, y cito las declaraciones del secretario jurídico de la presidencia:
He propuesto que se regule mejor todo lo que es procesos de calumnia en redes sociales porque no pueden ser un instrumento de impunidad. Les he pedido a la Comisión que exista un proceso especial cuando existan calumnias en Twitter o en Facebook.
Pero últimamente, estas intenciones de regulación han tomado fuerza, en especial durante este el último mes. En febrero del 2015, el Presidente de la República, en su informe semanal de actividades, llamó por nombre, apellido y ciudad a algunos usuarios de Twitter que lo habían insultado en redes sociales.
Anteriormente, había atacado a una página de sátira que cuenta con un aviso de descargo de responsabilidad, el famoso Crudo Ecuador. Hubo toda una operación para obligar al administrador a salir del anonimato: se crearon varias cuentas con el mismo nombre que trataron de reclamar derechos de autor a Facebook. Esta acción obligó al propietario original a registrar la marca en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual. Al momento de registrar la marca Crudo Ecuador, se revelaron los documentos entregados al IEPI que comprometen su identidad, incluyendo los nombres de sus abogados.
Dado que no existe un mecanismo legal contra el anonimato, el presidente ha anunciado la creación de una red social desde donde la gente afín al oficialismo pueda responder en conjunto a sus enemigos redes sociales. En el enlace ciudadano 409 declaró:
Ahora dicen que el anonimato en las redes permite el mayor flujo de información. Tonterías, cuando a nosotros nos han enseñado desde chiquitos que no hay que tirar la piedra y esconder la mano. Si no lo puedes decir mirándole a la cara, no lo digas. Ahora resulta que el anonimato es bueno. Cuando ustedes actúan en las redes sociales ya no están practicando su privacidad. No hay libertad sin responsabilidad.
Estos eventos han generado un amplio debate público. La sociedad civil redactó un manifiesto en defensa del anonimato en redes, al cual se han adherido varias organizaciones internacionales.
Existen otros puntos para reflexión y análisis sobre el anonimato en Ecuador que van más allá del anonimato en Internet. El registro obligatorio para todos los números celulares, el cuál debe realizarse con la cédula de identidad, imposibilita el anonimato de dueños de celulares. El uso del sistema de vigilancia ECU911 que mantiene cámaras en centenares de calles, en más de 50.000 unidades de transporte público, en los colegios e inclusive en moteles, cabarés, salones de masajes y casas de cita. El uso de facturas electrónicas obligatorias, así como de dinero electrónico que podrían suponer un peligro para cualquier transacción anónima, entre otros.
Parte 2: La importancia del anonimato en la red
“Porque detrás de esta máscara, hay una idea (…) y las ideas,
son a prueba de balas”, procesos judiciales, multas,
asesinatos de personaje, persecución e intimidación.
Existen dos formas de abordar el papel del anonimato en la sociedad. La primera, bastante ingenua, se basa en la premisa de que vivimos en un mundo justo. En dichas condiciones, nadie tiene porque esconderse puesto que los abusos de poder no existen, no está la posibilidad de incurrir en conductas poco éticas o de comprar sentencias. El anonimato es pues usado por cobardes para lanzar la piedra y esconder la mano. En esa realidad paralela, el anonimato se prohíbe a priori, pues ¿quién quisiera hacer uso de una herramienta tan peligrosa y dañina cuando existe un Estado de Derecho perfecto?
El otro escenario desde el cual podemos analizar el anonimato es aquel donde decididamente vivimos en un mundo imperfecto, injusto, y vulnerable al abuso de poder. Esto lo describe muy bien Julian Assange en su libro Cuando Google Encontró a Wikileaks. Uno puede meterse en la lucha por controlar los medios de producción, como dicta el marxismo, pero eso es muy difícil dice. Lo más recomendable es afectar lo que la gente sabe, puesto que “puedes generar un efecto en una gran cantidad de personas con una pequeña cantidad de información”. En su perspectiva, el papel que cumple la información es “incentivar comportamientos que sean justos y desincentivar comportamientos injustos”.
En un escenario desequilibrado, el anonimato se convierte entonces en un escudo frente a los abusos del poder. Su papel es permitir que la información fluya a pesar de todos los mecanismos que se hayan implementado para evitarlo. El anonimato permite a los potenciales denunciantes de casos de corrupción o abuso contactar a periodistas sin comprometer sus vidas y, por tanto, le permite al periodista ejercer su derecho a buscar información que, de otra manera, no le llegaría. A nosotros los ciudadanos comunes, el anonimato nos otorga el derecho a informarnos sobre mal uso de nuestra delegación de poder (político o económico). Wikileaks, por ejemplo, basa su modelo de denuncias en el uso del anonimato por parte de la fuente. A priori, la organización no tiene cómo saber quién les entrega la información. La meta de Wikileaks es “abrir gobiernos”.
Como vemos el anonimato no es incompatible con la transparencia y la justicia. Es un medio para conseguirla.
El anonimato se presta para abusos, nadie lo cuestiona, es por eso que existen mecanismos que ayudan a corregir estos errores. Los jueces, una vez determinada la causa probable de un delito, intervienen para autorizar una investigación policial y revelar al personaje anónimo. En internet, esto se trabaja en conjunto con los proveedores del servicio de internet y de contenido. Existen mecanismos adecuados para casos de abuso, el Código Penal Ecuatoriano lo contempla en su artículo 145.
Es importante que los ciudadanos sepamos defender nuestro derecho a pensar diferente, y que exijamos al Estado que respete los mecanismos que existen para asegurar su transparencia. Un mayor control de internet es peligroso, porque las sociedades pensamos en voz alta. Las expresiones que vertimos en la red, sean ficticias, peligrosas, equivocadas o risibles, son nuestra forma de explorar la realidad, evolucionar y crecer. Es parte de nuestra forma de autodeterminación. Un control absoluto de la red sería instituir una policía del pensamiento en nuestra sociedad y nadie en su sano juicio quiere eso.