Horas después de los atentados en París, media docena de aviones franceses se encontraban bombardeando Siria. El boletín de prensa precisaba (y escogí mal el verbo a propósito) que los jets atacaban las posiciones del estado islámico (ISIS) dentro de ese país. Minutos después circulaban en internet supuestas fotos de niños asesinados en los ataques. ¿Son reales? Tal vez, aproximadamente uno de cada cuatro muertos a causa de la guerra es menor de edad.
Los políticos que creen en las ciudadanías de segunda clase empiezan a copar los titulares de los noticieros. Se habla de lo peligroso que fue abrir las puertas del mundo a los refugiados, alguien incendia uno de sus campamentos en la capital francesa. Hay varios reportes de personas del sudeste asiático agredidas verbalmente en lugares públicos en toda Europa. Acá en Vancouver, circulan instrucciones de cómo pronunciar «no dispares» en árabe, porque «habrá terroristas entre los refugiados que van a llegar».
Por supuesto, hubo sensatez entre tanto shock. A minutos de los atentados, alguien explicaba en twitter: «¿Que no ven que estas son las personas de las que huyen los refugiados?», hubo múltiples pronunciamientos de parte de la comunidad musulmana condenando los atentados, pero en Ecuador ya circulaban memes de «La mitad del mundo es nuestra» tras el anuncio del diario la hora que contaba las intenciones del presidente de crear un centro islámico.
Ese viernes, yo estaba sentado en clase. Tres de mis catorce compañeros son musulmanes, así como muchos de mis vecinos. Ellos estaban tan consternados como yo, pero creo que es justo decir que tenían más miedo. Después de todo, nosotros sentimos que hay un grupo no tan pequeño de radicales que quiere bombardear a la civilización occidental, pero ¿qué creen que sienten todos los musulmanes —que son una minoría— cuando todo occidente posa sus ojos en ellos. Y cuando muchos sienten que no se les está haciendo justicia o que se requiere venganza.
Pues ese es el plan de ISIS. Al contar con mucho menos recursos que sus adversarios en Occidente, su estrategia es provocar reacciones exacerbadas en sus enemigos que obliguen a los musulmanes a entrar en la guerra santa. Ese es su plan, literalmente:
Los musulmanes en Occidente se encontrarán rápidamente entre una de dos opciones, o apostatan y adoptan la religión [infiel] propagada por Bush, Obama, Blair, Cameron, Sarkozy y Hollande [o migrarán] al Estado islámico y de ese modo escaparán de la persecución de los gobiernos y ciudadanos.
Esto fue publicado en una de las revistas oficiales de ISIS bajo el título «la extinción de la zona gris», donde claramente se demuestra que el plan es hacer que Occidente pierda el control y trate mal a los musulmanes, para que estos no tengan otra opción que estar con el estado islámico o en contra de él. Los atentados en Francia no eran un objetivo, eran el cebo; y ahora el anzuelo está clavado en lo más profundo de nuestro paladar. Los terroristas ganan, cuando el terror es el guía de tus actos. Cuando la persona que no conoces te asusta en lugar de provocar tu curiosidad. Cuando posas las ideas de complot en los rostros de gente que está incluso más asustada que tú. Cuando piensas que es buena idea darle todas las armas y recursos a un gobierno para que persiga e intimide a personas como tú.
Parafraseando a Doctorow:
¡Es nuestra puta ciudad! ¡En nuestro puto país! Ningún terrorista nos lo puede quitar mientras seamos libres. Cuando no somos libres ganan los terroristas. Somos lo bastante jóvenes y lo suficientemente estúpidos como para no saber que no tenemos la posibilidad de ganar… y por eso somos los únicos que podemos obtener la victoria ¡Rescatemos a nuestra ciudad!
Rescatemos París, rescatemos a Francia.