Cómic sobre derechos de autor: Derechos morales vs. Derechos patrimoniales

Cuando un autor crea, su obra está automáticamente protegida por los derechos de autor. Existen dos tipos de derechos: patrimoniales y morales.

Los derechos patrimoniales se venden para que el autor se gane la vida. Incluyen la reproducción o fijación de cualquier medio o por cualquier procedimiento de la obra, la comunicación pública de la obra, la distribución de ejemplares de la obra, La traducción, adaptación, arreglo y otras formas de transformación.

Los derechos morales, en cambio, tienen que ver con el derecho al reconocimiento de la paternidad de la obra (autoría) y el derecho de un autor a preservar la integridad de la obra; no se adquieren por contratos, transferencias o cesiones de los derechos patrimoniales, ni se pierden por prescripción de plazos.

Derechos morales

Divulgación o no de la obra

Mantener la integridad de la obra

Exigir el reconocimiento de la paternidad de la obra

Derecho de arrepentimiento o retracto

Derechos patrimoniales


Licencia Creative Commons
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El ‘código ingenios’ no va a matar a nadie

Este artículo fue originalmente publicado en Gkilkcity.com

Apenas se publicó El Código Ingenios podría matar el emprendimiento tecnológico me sentí aludido: he defendido públicamente la obligatoriedad del Estado de comprar software libre, una de las posiciones atacadas en el artículo. La otra mitad del artículo, critica la disposición que obligaría a cualquier empresa tecnológica a pagar 10% de regalías a los programadores de software. Un derecho que sería irrenunciable y que, a decir del autor, generará más negocio para los países vecinos. Por eso, dice Matthew, la aprobación del Código Ingenios sería “desastrosa para la creación de industrias de conocimiento y el sueño de cambiar la matriz productiva”. Pero no es tan cierto: el Código Ingenios no es la amenaza que pinta Matt.

Empezaré haciéndole una concesión: la disposición que obliga a remunerar con 10% a los programadores de software es una preocupación legítima. De hecho, ha sido observada por personas que trabajan en empresas de software libre y propietario. Entonces, ¿por qué existe ese artículo? La razón es sencilla: el código fuente de un programa se protege dentro de la misma categoría que otros derechos de autor. Lo que estuvo pensado como un derecho irrenunciable para escritores y compositores, terminó siendo un “beneficio” indirecto para el programador. Como bien señala Matt, nadie en el sector tecnológico va a invertir en un producto que lleva consigo un impuesto de vida del 10%. Según Alejandra Villacís, Subsecretaria de Innovación y Transferencia de Tecnología de la SENESCYT, ya existen acercamientos entre la Asociación Ecuatoriana de Software (AESOFT) y la Secretaría, quienes tienen apertura a ceder en este punto. De concretarse, se eliminará la disposición del artículo 111 en lo que a software concierne. Esto deberá verse reflejado en el texto de ley presentado para segundo debate, sino queremos que arda Troya.

Con la obligatoriedad de usar software libre en el Estado, sin embargo, no existe tal acuerdo, pero antes de continuar con las respectivas argumentaciones, debo hacer un disclosure: partes de esa propuesta de ley fueron trabajadas por el equipo de la Secretaría Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología (SENESCYT) del que formé parte. Desde sus inicios en enero de 2014 hasta julio de 2015, fui el administrador de contenidos de la wiki donde se recogían las observaciones hechas a la ley. Leía los comentarios del público y era el encargado de reportar a cada una de las direcciones de la Secretaría. Por eso vi cómo modificaban los artículos de ley cuando se consideraba pertinente. Gracias a eso, por ejemplo, se estableció el derecho a la sátira como un uso justo al derecho de autor. Otra de mis funciones era monitorear los comentarios hechos en páginas web, facebook, twitter y medios, e incluirlos como observaciones en la wiki, para que todas las otras personas puedan opinar. Incluso abrimos un par de secciones especiales, la primera para discutir el marco regulatorio para gobernanza de internet (tristemente muchas de estas propuestas de sociedad civil no se pudieron incluir en el texto final), y otra sobre la remuneración compensatoria por copia privada —un tema que, pese a ser complejo, generó una acalorada discusión. Fuera de línea, acompañé al personal de la institución a capacitaciones en institutos de investigación donde no sólo se enseñaba cómo usar la herramienta wiki, sino que se recogían comentarios con lápiz y papel. Muchos empresarios ecuatorianos que hacen parte de la Asociación Ecuatoriana de Software y de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación también hicieron parte del proceso.

Volvamos al tema de la obligatoriedad de la compra pública de software libre. Matthew dice que el Estado —que representa una parte importante de la demanda en el mercado ecuatoriano— es indispensable para que algunos de los pequeños productores puedan crecer y escalar. En efecto, existen empresas que se han apalancado en el Estado para posicionarse en el mercado internacional, pero el Estado está migrando su demanda, no eliminándola. Las empresas están en capacidad de migrar su modelo de negocios, y esa es la tendencia mundial.

Además, trabajar con software libre presenta ventajas adicionales que ayudan a las empresas a expandirse a nivel internacional. Al no tener que pagar licencias a empresas extranjeras, el costo de producción disminuye y, a un costo menor, se incrementan los potenciales clientes. Esto es lo que ha permitido a Elastix, una empresa ecuatoriana de software libre, expandirse al mercado mundial, ser traducido a más de veintidós idiomas y contar con más de tres millones de descargas. Liberar el código fuente del programa fue una ventaja, no un impedimento. Las empresas y cooperativas de software libre en el País Vasco —una comunidad autónoma española con dos millones de habitantes— ha generado ya 77 millones de euros.

Los pequeños emprendedores, también pueden sentirse mucho más seguros si inician en este sector. Las empresas de software libre tienen una tasa de fracasos muy baja (menor al 4%), y sus empleados tienen mejores beneficios —79,7% de las ganancias por valor añadido van a los salarios de los desarrolladores. Adicionalmente, ahora los innovadores contarán con el apoyo financiero de capital semilla y con capacitaciones otorgadas en incubadoras y aceleradoras certificadas, algo que solo será posible institucionalizar si se aprueba el Código Ingenios.

Luego está el argumento de que las únicas empresas que hacen software libre son empresas multinacionales. Me pregunto entonces a qué se dedican Domo Soluciones Web & TI, Innovative Business Solutions Coral, Soporte Libre o PaloSanto Solutions. Todas son empresas ecuatorianas que obtienen la totalidad de sus ingresos comercializando exclusivamente software libre y —entre aquel tipo de empresas— el 80% desarrolla su propio código, innovan. De hecho, las contribuciones al software libre provienen, en un 61%, de la pequeña y mediana empresa. Es falso, por ende, que las grandes empresas internacionales sean las únicas que comercializan free software.

Finalmente, se habla de la dificultad y costos que implican la migración a software libre, pero ese no es un proceso nuevo. Todo lo contrario: los procesos de migración en el Estado iniciaron en el 2008, cuando el presidente Correa firmó el decreto 1014 comprometiéndose a la migración de la administración pública central. La Asamblea Nacional, por iniciativa propia, migró todos sus equipos de escritorio y no se generaron mayores inconvenientes. ¿Cuál será el costo de cambiar todos los sistemas operativos de todas las computadoras estatales de Microsoft a GNU/Linux? Probablemente sea bajo: mayor es el costo de capacitar a los usuarios sobre el uso de la herramienta. Aquí hay que traer a colación aquello que los economistas denominan costo de oportunidad, es decir ¿cuál es el costo de no migrar? En Europa, el ahorro por reuso de código y otras contribuciones del código abierto a la economía ascienden a 450 mil millones de euros al año: una cantidad suficiente para comprar, de una, todas las acciones de Microsoft.

Pese a las incomodidades que pueda generar en ciertos sectores, el Código Ingenios trae más beneficios que problemas: representa un avance importante en materia de derechos de autor, ampliando los usos justos que en el Ecuador tanta falta hacen —en el país hay 180 mil personas con discapacidad visual que actualmente no pueden acceder a libros en braille debido a derechos de propiedad intelectual. Un régimen de propiedad intelectual más flexible, no sólo permite que más personas accedan al conocimiento sino que favorece a las industrias creativas. Esta doctrina, conocida como fair use, genera ingresos enormes en otros países y, en 2007, representó el 16% del producto interno bruto de Estados Unidos —o lo que es lo mismo: dos mil estaciones espaciales internacionales. Así que no: El código ingenios no va a matar a nadie.

Representando a Creative Commons en la Asamblea Nacional

Les comparto la última publicación de Creative Commons Ecuador. No fue sino hasta minutos antes de empezar mi presentación que me doy cuenta que estaba hablando a nombres de esa organización internacional que he admirado desde hace tanto tiempo, para incidir en el futuro de cosas tan importantes como el acceso al conocimiento de un país. Estaba cansado y, producto de eso, un poco molesto, pero creo que perdí perspectiva de que cada pequeño paso dado me llevó a ese momento. Esa hubiera sido mi meta dos años atrás, fue una bonita experiencia darse cuenta. Sapiens sapiens. Les dejo el texto del artículo sin mayor preámbulo pero les pido que revisen el PDF que preparamos para la presentación, son apenas 7 páginas de letra muy gorda:

Dentro del debate del Proyecto de Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación (Código INGENIOS), hoy recibimos invitación de la Asamblea General para ser recibidos en Comisión General donde se recogieron dos preocupaciones que Creative Commons Ecuador elaboró y argumentó:

  • Incluir expresamente un artículo que garantice el acceso abierto a publicaciones financiadas con fondos públicos, y
  • La revisión de los artículos 121 al 124, los cuales prohíben “eludir las medidas tecnológicas efectivas, como sistemas de cifrado u otros, que sean utilizadas por los titulares de derechos de autor o derechos conexos”.

Andrés Delgado hizo uso de los 10 minutos asignados para desarrollar estos dos aportes. El documento completo lo pueden revisar en este enlace.

Andrés Delgado de CC Ecuador interviene en la Comisión General
Andrés Delgado de CC Ecuador interviene en la Comisión General. Foto cortesía de @claryrobayo

Junto a otros actores de la sociedad, el encargado de la relatoría recogió los aportes que permitirán iniciar el primer debate dentro de aproximadamente un mes.

Fuente: Creative Commons Ecuador

Ares Rights no podrá denunciar en nombre de clientes ecuatorianos

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El jueves pasado se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Gobernanza de Internet en las instalaciones de CIESPAL. Dado que ya he leído un gajo de confusión sobre el tema voy a detenerme un poco a explicar el tema. Gobernanza no es porque sea del gobierno central, algún nombre hay que darle a la forma en que se administra internet y este ha sido el elegido. Se evita el término «gobierno» por la asociación clásica al Estado. Son docenas de temas los que están bajo el paraguas de la gobernanza, cosas como los derechos humanos en un entorno digital, cómo lidiar con el spam, quién decide qué protocolos se usan en la red, si el .ec lo debería manejar una empresa privada, como actualmente sucede, o un grupo multisectorial como es el caso de Chile.

Legislar en Internet es algo complicado, puedes tener una empresa de origen colombiano, con servidores en Estados Unidos ofertando servicios de compraventa de productos chilenos en Ecuador. Otro ejemplo, una organización sin fines de lucro está usando la infraestructura poseída por una empresa privada pero administrada por el Estado. Hay muchos intereses en conflicto y, por ello, se han creado foros con presencia multisectorial (típicamente academia, estado, sector privado y sociedad civil) donde se discute cómo se maneja internet y posteriormente los gobiernos ajustan su marco legal en función de estas recomendaciones, o al menos esa es la idea.

La suspensión de cuentas de twitter que se dio hace poco, por ejemplo, debe ser discutida en este tipo de encuentros. Cerca del medio día se trató el tema de derechos de autor y censura en Internet en un panel integrado por representantes de Fundación Karisma, Creative Commons Ecuador y Colombia, SENESCYT y el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual. Todos quienes se sentaban en la mesa habían leído el documento que preparé para el encuentro. El tema de los takedowns (que es la argucia jurídica que utiliza Ares Rights para ejercer su censura) era un punto crítico y se necesitaban respuestas puntuales al respecto.

La ley de propiedad intelectual vigente, en su artículo 292, indica que la violación de los derechos de autor no es sólo responsabilidad de quien comete el acto sino que también es responsabilidad del “operador o cualquier otra persona natural o jurídica que tenga el control de un sistema informático interconectado a dicha red (…) siempre que tenga conocimiento o haya sido advertido de la posible infracción, o no haya podido ignorarla sin negligencia grave de su parte”.

En promedio, Twitter tiene un empleado por cada 13889 que se envían cada día. Digamos que tú eres el CEO de Twitter y lees este artículo sobre propiedad intelectual en Ecuador, donde tienes más de un millón de usuarios, ¿qué metodología utilizarías para lidiar con las infracciones de derechos de autor, a sabiendas de que tienes un número muy limitado de empleados y de que las penas involucran responsabilidad legal, lo que puede acarrear costos administrativos y judiciales? Seguramente instalarías un sistema automatizado para prevenir esta situación y, en el mejor de los casos, establecerías un sistema para revisar los falsos positivos eventualmente. Estoy casi seguro que este es el caso, y lo mismo es verdad para las principales redes sociales, puesto que el número de clientes que tienen sobrepasa en mucho la capacidad de reacción de sus empleados.

En el mediano plazo, esta disposición de la ley de propiedad intelectual va a desaparecer, ya sea porque se derogue la ley o por la entrada en vigor del acuerdo comercial con la Unión Europea, que adquiere el estatus de constitución una vez que es aprobado por la Asamblea Nacional. Cito mi documento:

En el caso específico del convenio suscrito con la UE existen problemas con sus artículos 251, 252 y 253 que, al igual que la ley actual, abren la puerta para mecanismos de bloqueo que no son judiciales. Al incluir a la “autoridad administrativa” como un mediador legítimo, los supuestamente afectados pueden recurrir a los prestadores de servicio de internet para que bajen contenidos sin orden judicial y dichos prestadores, para evitar responsabilidad, los den de baja sin consultar con el que proveyó los contenidos.

Es perfectalmente legítimo que un juez determine una infracción de derechos de autor, pero ¿quién sería la autoridad administrativa que reconocerían tanto el acuerdo comercial con la UE como la nueva ley de gestión del conocimiento? y esta fue precisamente la pregunta que realicé en el encuentro. Únicamente el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, que cuenta con atribuciones jurisdiccionales, sería considerado como unidad administrativa, con capacidad de realizar este tipo de alegato en caso de que se verifique una infracción (Hernán Núñez, asesor de propiedad intelectual en SENESCYT), esto quedará por escrito en el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos y la Innovación.

Esto es muy importante porque corrige el tremendo vacío que supone que cualquiera abuse del sistema actual. Así pues, se podría establecer diálogos con las enormes multinacionales a quienes hemos hipotecado nuestro futuro en la red para exigir que únicamente se procesen denuncias que lleguen a través de jueces, y del IEPI, cuando se trata de infracciones de derecho de autor. Si Ares Rights quiere realizar sus denuncias, tendrá que hacerlo en las cortes ecuatorianas.

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Extrañas formas de cuidar el medio ambiente

Hace algunos días hubo un evento público donde se abordó el tema de conservación desde un punto de vista político. Estuve a punto de ser ponente en la misma, sin embargo mi participación finalmente no se dio debido a que lo propuesto estaba muy fuera del marco de pensamiento regular de los asistentes. Lo que traducido significa que la gente fue a escuchar algo con lo que ya se siente cómoda. Propuse a otra persona como ponente y tampoco fue seleccionada por considerársele muy ‘radical’. Entendería algo así si se tratara de un evento de producción de políticas públicas, o de aplicación directa, pero creo que es inconcebible que se manejen estos argumentos en un ejercicio puramente intelectual.

Diseñados para no durar

Mi charla empezaba por abordar el tema de la obsolescencia, que es el mecanismo mediante el cuál se reduce el periodo de vida útil de un producto o servicio.  ¿Por qué alguien quisiera hacer algo así? Pues para poder vender más y obtener más ganancias, aunque eso implique generar más desperdicios, contaminar el medio ambiente, desperdiciar el tiempo de los trabajadores y estafar al cliente. Packard considera que existen tres tipos de obsolescencia:

“Puede haber obsolescencia de función. En esta situación, un producto existente se convierte en obsoleto cuando se introduce un producto que lleva a cabo una mejor función. Obsolescencia de calidad. En este caso, de forma premeditada, se planea el tiempo en que un producto se rompa o desgaste, por lo general no es demasiado tiempo. Obsolescencia de deseabilidad. En esta situación, un producto que sigue siendo sólido en términos de calidad o de rendimiento, se torna obsoleto en nuestra mente porqué una cambio de estilo u otra modificación hace que sea menos deseable”

Las «mejores» empresas son expertas en el manejo de estas estrategias. Apple, por ejemplo, fabrica productos seriados con pequeñas mejoras que promueven una obsolescencia de función y de deseabilidad, y en general, todas las mayores compañías de fabricación de aparatos eléctricos usan la estrategia de la obsolescencia de calidad. Sea por la duración de la bateria o el número de veces que podemos usar un cartucho o prender un foco. Hay tanto material que han sido capaces de crear un documental al respecto. El asunto es que esto es un problema enorme para el medio ambiente. Hemos diseñado un sistema económico que se especializa en la extracción de recursos que han tomado miles o millones de años en formarse para insertarlos en un aparato que tendrá una duración de apenas meses. Y si bien en Ecuador todavía no existe una cultura de consumo tan acentuada como en Europa o Estados Unidos (donde la regla no es arreglar las cosas sino comprar nuevas), poco a poco se ha sentido el incremento en la cantidad de desechos de las principales ciudades del país, según comenta Fernanda Soliz.

Internet y consumo

La red de redes ha provocado muchísimos efectos sobre el consumo y el metabolismo de los desechos, y no voy a siquiera intentar afirmar que el internet tiene un efecto positivo. No lo sé. Pero lo que internet ha permitido es el florecimiento del diseño industrial comunitario. Y qué mejor ejemplo de esto que la campaña viral que se ha tomado la red durante el último mes.

Phoneblock propone crear «el último teléfono celular que tengas que comprar en tu vida», un aparato adaptable a las necesidades del usuario y que puede reemplazar sus partes deterioradas o averiadas. Realmente recomiendo ver el video de tres minutos posteado arriba (no olvides activar los subtítulos en español). Y aunque phoneblock nace como un concepto, Motorola ha anunciado ya su intención de fabricarlos. El trabajo de Marcin Jakubowski con maquinaria industrial maneja una lógica similar. En sus propias palabras:

Me di cuenta que las herramientas adecuadas, económicas, que necesitaba para empezar una granja y un establecimiento sostenibles simplemente no existían. Yo necesitaba herramientas robustas, modulares, altamente eficientes y optimizadas, de bajo costo. hechas de materiales locales y reciclados que duren toda la vida, no las diseñadas para la obsolescencia. Me di cuenta de que tendría que crearlas yo mismo. Así que hice precisamente eso. Y las probé. Y hallé que la productividad industrial puede lograrse a pequeña escala.

Él no bromea, ha reducido el costo a un octavo del precio de mercado (consideren que en Estados Unidos estos vehículos son mucho más baratos que en Ecuador, aquí en su mayoría deben ser importados y pagan una gran cantidad en aranceles) y ha aumentado la durabilidad de sus productos cinco veces en promedio. Es la regla, y no la excepción, que el diseño comunitario sea de mucho mejor calidad en términos de responsabilidad ecológica y de verdadera eficiencia económica (óptimo uso de materiales y de horas de trabajo). Gracias a internet el diseño abierto se ha difundido por doquier y los repositorios públicos sólo aumentan en número de diseños y calidad de los mismos, como muestra un estimado reciente.

Una política del compartir

Créanlo o no esto ha ocurrido a escala mundial no debido al apoyo estatal sino a pesar de la legislación al respecto. El diseño industrial ha sido secuestrado dentro de los convenios de comercio internacional, los dibujos y modelos industriales deben gozar de protección por un plazo mínimo de 10 años, y las invenciones mediante patentes un mínimo de 20 años. Y estas son normas que están bastante pasadas de moda. Actualmente hay tratados que buscan extender estos plazos a cerca de 75 años después de la muerte del titular. Debe entenderse que los desarrolladores de hardware libre lo pueden hacer sólo sobre modelos libres pre-existentes y que existe un hábito recurrente en la industria, el de patentar inventos para detener la innovación y sostener sus productos en el mercado. El hurto de diseños es también una práctica común. Y lo peor de todo esto es que muchos de los inventos que actualmente se encuentran en manos privadas, han utilizado fondos públicos durante su desarrollo. Una extraña forma de cuidar el medio ambiente, es promover que TODO invento que utiliza fondos públicos sea liberado mediante una legislación que convierta al producto en dominio público, que lo publique en la red y obligue a que cualquier producto derivado tenga la misma naturaleza. Es un abuso que productos que podrían disminuir el consumo de combustibles fósiles o mejorar el uso de suelos en la producción agrícola (con una disminución del impacto ambiental) estén en manos privadas. Es un delito. Es una estupidez. Es momento de demandar que el conocimiento se libere y de hacer una auditoria a los gobiernos y corporaciones que mantienen una deuda enorme por promulgar y defender el extractivismo del conocimiento.