Motivos para no explotar el ITT

Post original por Carlos Andrés Vera

1. El gobierno te ha engañado varias veces. La primera mentira fue hacerte pensar que la iniciativa ITT era para salvar al Yasuní. Falso. El Parque Nacional Yasuní (PNY) tiene 5 bloques petroleros: 14, 16, 17, 31 e ITT. En Enero de 2012, el gobierno dio luz verde para que Petroamazonas explote el bloque 31 y ayer para hacerlo con su campo hermano, el ITT. Estos son los bloques en el parque nacional:

Parque Nacional Yasuní, bloques petroleros y presencia Taromenani

Los bloques 14, 16 y 17 son explotados desde hace años. Toda la campaña que se armó no estaba enfocada en conservar el crudo bajo tierra del PNY sino de el bloque ITT, que ocupa un área relativamente pequeña del parque. Esto es algo que seguramente comprometió la iniciativa de entrada: ¿cómo otros países iban a financiar un proyecto ambiental en un parque nacional con graves problemas de genocidio, extracción de madera, derrames y plena explotación petrolera?

2. La segunda mentira fue decirte que la iniciativa había tenido un avance interesante. El 22 de Diciembre de 2012 el Telégrafo titulaba: “Iniciativa Yasuní-ITT logra recaudar $ 116 millones”. El día de hoy, publica la siguiente información:“Solo existen $ 13.3 millones en fondos disponibles en los Fidecomisos Yasuní ITT. Esto es, apenas el 0.37% de lo esperado. Existen compromisos no directamente vinculados a la iniciativa, por otros $ 116 millones”. Y titula una nueva mentira:“Se afectará menos del 1 por mil del Yasuní” (como si toda la parte norte del parque no estuviera ya comprometida o en plena explotación). Resulta que 116 millones que nos dijeron Correa y Baki que habían recaudado no estaban directamente vinculados a la iniciativa. Ellos lo sabían en Diciembre pasado pero esperaron hasta ayer para decirte que la recaudación real había sido un fracaso. La propuesta nunca aclaró al país ni a los potenciales inversores las dudas más esenciales:

¿Esperaban el aporte de 3600 millones de una sola vez o en plazos?

¿Si se aportaban 300 millones durante doce años (3600M), qué garantizaría que el bloque no se explotaría al año 13?

¿Cómo podía garantizarse que el dinero donado no se vaya en gasto corriente como pagar sueldos de burocracia?

Por eso, países como Alemania no confiaron en el fideicomiso. Aún así, Alemania decidió aportar directamente al PNY 46 millones de dólares. Y eso revela otra mentira del discurso oficial: que el mundo le dio la espalda al Yasuní. No señor, le dio la espalda a una iniciativa mal planteada, que es otra cosa. Quienes le dieron la espalda fueron los que conociendo el poco éxito económico de la iniciativa (como prueba este borrador de informe de 2011 del grupo negociador a cargo de Baki) te mintieron, asegurándote que habían recaudado 116 millones (entre los cuales seguramente “sumaron”, para engañarte, el aporte de Alemania).

Darle la espalda al Yasuní es haber montado una treta esperando solo el momento políticamente adecuado para explotarlo.

Tres graves mentiras. Y vienen más: ahora te dirán que lo recaudado servirá para combatir la miseria, para hacer obras, etc, como si el desarrollo del país ahora dependiera del ITT. Te dicen que se recaudarán 18 000 millones. Lo que no te dicen, es que será entre 25 y 30 años, a un promedio de 600 millones por año. Si no lo sabes, 600 millones no es más que el 2% del presupuesto actual. Es decir, no son capaces de optimizar o generar 2% de su actual presupuesto y a cambio están dispuestos a comprometer uno de los últimos rincones de selva virgen del país. Podrían tener también la brillante idea de comprometer el crudo de ese campo en una gigante venta anticipada de petróleo, como han hecho con China en ocasiones anteriores. Con un modelo que necesita unos 10 000 millones al año solo para pagar sueldos de burocracia, ¿cómo van a garantizar que el dinero de una eventual venta anticipada no se emplee más que para que toda esa masa burocrática mantenga su capacidad de consumo?

Todas estas mentiras o medias verdades deberían ser motivo suficiente para exigirle al gobierno que no toque el ITT, ya que no existe manera de saber que todo lo que te dice, es verdad (se explotará el 1%, se usará la mejor tecnología, etc). Sin embargo, el hecho de que sean unos mentirosos no es la razón principal para no explotarlo.

3.- Prácticamente hemos devorado la selva. Hace mucho que dejamos de ser país amazónico para ser país de reservas amazónicas. ¿Que no? Este es el mapa del oriente ecuatoriano dividido en campos petroleros:

Campos petroleros en Ecuador. Algunas licitaciones de la gráfica no están actualizadas

Los bloques al sur del PNY aún no han sido explotados, pero son parte de la décima ronda petrolera que inició y se licitará a los chinos.

En naranja, al sur del Yasuní, los bloques de la décima ronda petrolera

Eso nos deja únicamente con dos reservas amazónicas: Cuyabeno y la mitad del Yasuní (cuya única parte no intervenida por petróleo es la zona intangible, al sur). ¿No te parece lógico conservar las poquísimas reservas amazónicas que quedan? Salvo que el dinero sea tu único interés, preservar lo poco que queda del Yasuní y el Cuyabeno es cuestión de sentido común, no una novelería de ecologistas infantiles como llama el poder a quienes se interesan e indignan por este tema.

4.- Detener el genocidio en el Parque Nacional Yasuní. Como si no fuera suficiente la riqueza de flora y fauna, acá estamos hablando de salvar vidas humanas. Punto. Salvar vidas humanas. Con la explotación del ITT y la décima ronda petrolera en curso, estos son los nuevos límites de los taromenani: al Oeste bloques Armadillo y 14. Al Norte bloques 17 y 31 (Andes y Petroamazonas). Al nor-Este ITT (Petroamazonas), al Este, bloques petroleros peruanos y al Sur, China.

Esta presión sobre territorio taromenani, es la causa principal de toda la violencia que se ha generado hasta hoy y que compromete directamente su supervivencia. Aumentar la presión en la zona, solo hace más dramáticas las circunstancias que provocan su exterminio.

Correa ha dicho ya que la última masacre ocurrida en Abril pasado nada tiene que ver con el petróleo. Lo que no te dice, es que ocurrió en la vía Maxus, en el bloque 16, a pocos metros de una cuadrilla de trabajadores petroleros. En esa zona, todo tiene relación directa o indirecta con el petróleo. Varios expertos como Miguel Angel Cabodevilla o Milagros Aguirre se han cansado de explicarlo. Acá un documental que filmé en 2006 y resume esa problemática:

Como si no fuera suficiente, la propia constitución prohíbe la explotación en territorio de pueblos no contactados:

Art. 57.-
“Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley. El Estado garantizará la aplicación de estos derechos colectivos sin discriminación alguna, en condiciones de igualdad y equidad entre mujeres y hombres”

Es fácil probar científicamente que los pueblos no contactados están dispersos por el PNY (dentro y fuera de la zona intangible) en al menos 4 grupos, que son nómadas y que se mueven en zonas cercanas o dentro de todos los bloques petroleros del parque (e incluso fuera del mismo, como es el caso del bloque Armadillo). Esto, el gobierno lo sabe. De acuerdo a su propia constitución, se está cometiendo el delito de etnocidio.

Hoy, el gobierno de Correa y toda su maquinaria de comunicación se esmerarán en contarte otra historia. La historia del “hicimos todo lo posible pero el mundo nos dio la espalda”. La historia de “necesitamos el ITT para hacer más obras”. La historia de “si no aportaste nada no tienes derecho a reclamar, vuelve a tu 4×4”. La historia de “estos son caprichos del ecologismo infantil”. La historia del “confíen en mí, yo nunca les he fallado”. La historia de “esta es la mejor decisión para el Ecuador”. En medio de tanto cinismo, siempre será bueno escuchar a un experto como Miguel Angel Cabodevilla, el principal investigador de pueblos ocultos en Ecuador:

Se vienen semanas de cadenas y noticias en medios públicos que ocultarán el hecho de que te mintieron y, lo más grave, han dado un paso significativo para consolidar el genocidio de los Taromenani en el Parque Nacional Yasuní.

¿Lo vas a permitir?

#NoToquenElYasuní | Respuesta a Rafael Lugo

A Rafael lo he visto dos veces en mi vida, la primera cuando lo vi en el TEDxQuito hablando de la necesidad de ideas ecuatoreñas y la segunda en su despacho. Conozco de lejos su trabajo, pero impresiona con su franqueza y claridad; así que empiezo aclarando que esta entrada no es para darle la contra, no voy a responder a sus puntos de vista uno por uno, en muchos estoy de acuerdo, pero sí quiero esbozar un paso más allá de lo que él expone en un intento por responder a su demanda de nuestro encuentro inicial. Vamos hacia esa aventura intelectual.

Rafael nos dice LO DEL «YASUNI» ES CULPA DE TODOS y no puedo estar más de acuerdo, le resumo: La política general de la nación no ha cambiado en nada la famosa ‘matriz productiva’, pero sí nos hemos vanagloriado por ello y por conservar la naturaleza mientras, de forma hipócrita, gozábamos de los subsidios al gas doméstico y gasolina, mismos que nos hubieran servido para pagar ese convenio con el estado para salvar al Yasuní. Como siempre, nos es más fácil decir que el Yasuní, como la patria, ya es de todos… y eso incluía a los estados extranjeros que debían aportar miles de millones de dólares sin una garantía real. Les enviamos, para ser menos convincentes, a una persona que ha negociado concesiones petroleras de nuestra propia Amazonía. Lo peor de todo es que, como los verdaderamente enterados saben, el Yasuní ya se está explotando conjuntamente con muchas otras áreas protegidas, aparentemente hemos estado haciendo una campaña de relaciones públicas que permitieran ganar votos hasta ganar la próxima elección, pero esa coyuntura ya pasó y podemos decir que la cultura planetaria «no está lista» para estas alternativas pioneras y, además de eliminar los subsidios a los combustibles y el gas doméstico, nos veremos obligados (después de unas medidas de austeridad ya aplicadas) a explotar el Yasuní.

Cómo dije antes Rafael tiene razón. La culpa es de todos, pero tal vez es importante destacar que no todos tienen una clara idea de cuáles alternativas se podría tomar fuera de las opciones que comúnmente se conocen y dado que no veo a nadie poniéndolas ahí afuera, pues ahí van.

1) Esto de que estamos vendiendo una comodidad natural por ser valiosa es una estafa, es difícil determinar exactamente qué es ‘invaluable’ y qué no. Si consideramos lo delicado del ecosistema planetario y la explotación masiva de la que ha sido víctima en los últimos cincuenta años, todo el planeta debería ser tratado «a lo Yasuní»; la estafa está en decir que la cambiamos por dinero cuando éste sobra. El dinero se crea arbitrariamente por medio de préstamos que no requieren respaldo real alguno, y se asignan según los caprichos de los gobiernos de turno. Si queremos conservar el Yasuní, se haría y punto. El precio no importa.

2) El desconocimiento de cómo funciona la economía mundial ha hecho pensar a la gente que realmente el dinero es escaso y bueno ¿queremos conseguirlo de economías del primer mundo que tengan un compromiso con la naturaleza? Históricamente ninguna economía llegó al primer mundo siguiendo este parámetro, pero podíamos haber hecho algo mejor cambiando nuestra matriz energética. Y no hablo del estado, hablo de la gente. Actualmente Alemania puede satisfacer la mitad de su demanda energética a partir de energía solar, eso es más práctico que cualquier artículo que jamás se escriba en una constitución. Lo más impresionante de esto es que más del 85% de esos paneles le pertenecen a personas naturales y a compañías pequeñas, es decir gente como tú o como yo.

3) Estoy seguro que, como dice Rafael, veremos como los equipos le echan la culpa al rival de turno, así que me apuro escribiendo antes de que esto se convierta en un pretexto para cualquier agenda política, de izquierda o derecha. Les tengo una solución novedosa para poner en práctica ante cualquier nuevo problema que aparezca, sea el abuso de Texaco, el encarcelamiento de indígenas o estudiantes por terrorismo, una nueva ley de prensa, las concesiones absurdas que luego todo el mundo olvida (sean teleféricos o aeropuertos), la mala planificación. Mi solución consiste en saber valorar las nuevas propuestas que se venden como soluciones. Cuando la empresa privada o el estado les propongan algo, asegúrense que lo que propongan los haga  menos necesarios.

¿Por qué el mercado no abarata las tecnologías alternativas y facilita su instalación? Eso haría que todos produzcamos y consumamos energía, le da flexibilidad al sistema energético y sería una garantía real de que nadie quiere explotar petróleo.

¿Por qué el estado no da subvenciones a proyectos de código abierto? No sería genial que no sólo el estado o las empresas se beneficiaran de los avances de la ciencia, podríamos hacer uso de medios más eficientes que disminuirían nuestro consumo y asegurarían mejor el Yasuní.

¿Por qué las innovaciones de las universidades públicas no se licencias bajo licencia creative commons? ¿Por qué las compañías nos exigen títulos y no competencias para realizar un trabajo? como dice Salman Khan, ahora internet permite que el mejor profesor tenga 7 mil millones de alumnos a costos bajísimos. La educación se está reinventando mientras el estado invierte en hacer nuestras carreras cada vez más largas y nos endeuda con el triple de tiempo para cada crédito (que ellos nombran beca) entregado.

La cuestión es que la economía nos mueve y cuando vemos alguien que no avanza en la fila, pasa lo mismo que en el estadio, se lo saca o se lo arrastra, y mientras todos andan peleando para que ese man de la fila no se mueva, siguen apurados queriendo entrar a ver el partido, reclamando por un juego más justo, pero siempre atentos a lo que dictamina el árbitro.

La hoja que pesa más que 412 libros

El día de ayer compartí una noticia de Russia Today en Español, que habla de un Meta-Análisis realizado en la Universidad de Rochester (EE.UU.), el cuál muestra una correlación negativa entre la inteligencia analítica y la religiosidad. Noticias de este tipo, o con resultados totalmente opuestos, se publican todo el tiempo pero ésta me pareció especialmente valiosa, más adelante explicaré por qué.

religion-inteligencia

Casi inmediatamente recibí respuesta de uno de mis amigos religiosos, la cuál decía textualmente:

«Chico Xavier era creyente, y escribió 412 libros de ciencia, medicina y filosofía, sólo habiendo terminado primaria. La inteligencia, o capacidad para resolver problemas no es tema a ateísmo o de fe, sino de tenerla, compartirla y hacerla que sirva a los demás».

No es la intención de esta publicación el comprobar quién tiene la razón, ni tampoco iniciar una discusión acerca del tema (aunque esto a veces se vuelve inevitable en internet), pero sí quiero compartir con ustedes algo que casi no sale de las aulas universitarias pero que, debido a la gran cantidad de información que recibimos diariamente, es imprescindible conocer en el mundo de hoy.

¿Cómo evaluar información?

Desde el inicio de nuestro tiempo, los seres humanos nos hemos asombrado ante lo desconocido, y producto de ello hemos buscado formas de descifrar todo aquello que no entendemos; y sería maravilloso que ésta fuera la única motivación cuando alguien publica algo (aparentemente de forma arbitraria), pero no es así. Existen intereses económicos detrás de muchas publicaciones médicas, religiosas, incluso en aquellas que encuentras diariamente en tu periódico o canal de televisión favorito. También está la necesidad de la gente de defender sus creencias como una forma de supervivencia psicológica y muchas otras formas de fraude que Ben Goldacre puede resumir mejor que yo.

Pero la mayoría de nosotros lucha por saber la verdad, así que merecemos conocer cómo se fabrica la información y qué peso le debemos dar a cada cosa que vemos o leemos.

Mi amigo menciona las obras de Chico Xavier, una persona que dijo poder comunicarse con los espíritus del más allá y que escribió cientos de libros cuyas ventas generaron dinero que financió muchas organizaciones sin fines de lucro (algunas de ellas espiritistas), sin obtener ganancia personal por ello. No estamos aquí para discutir sobre Chico Xavier sino sobre el punto en discusión en cuestión. ¿Demuestra esto la inteligencia de una persona? ¿Qué hay sobre los libros que escribió sobre medicina? ¿Cuán influyentes fueron para el avance del conocimiento humano en conjunto? ¿Cuántos pacientes fueron salvados por sus métodos? ¿Son replicables? ¿Cualquier médico puede aplicarlos? ¿Salvaron alguna vida?

Todos tienen una opinión, es verdad, pero cuando se trata de la aplicabilidad del conocimiento las opiniones son irrelevantes y lo que importa es el conocimiento que pueda ser comprobado por cualquier otro ser humano, y que toda persona pueda utilizar. En eso se basa precisamente el método científico, y tras años de experiencia, hemos desarrollado una pirámide que nos ayuda a saber qué publicaciones tienen más o menos validez.

Así pues, 412 libros son totalmente insignificantes cuando si es que hablan de cosas que nadie más puede comprobar, no representan aporte alguno al conocimiento humano aplicable, que es el que en última instancia mejora nuestras vidas. No es diferente, en la práctica, que la opinión de un niño de tres años acerca de la formación de nubes, o la de un paciente psicótico hablando acerca de la vida fuera de la tierra.

Todo nace a partir de una idea, una opinión, una hipótesis, no lo niego, e incluso un loco o un niño puede abrir el camino hacia descubrimientos infinitamente significativos, pero con recursos y tiempo limitados, debemos ser más cuidadosos al decidir a qué dedicarle atención. Una recomendación válida es empezar revisando que SÍ sabemos, en el caso de la medicina por ejemplo, es mucho más efectivo trabajar sobre lo que hemos estudiado por décadas, que atribuir una curación a métodos que nadie puede comprobar (como sucede con el espiritismo de Chico Xavier). Hace cosa de un mes conversaba con mis compañeros de trabajo, quienes al no ver que me santiguaba frente a una imagen de la carretera me preguntaron si era ateo. «Sí», mi colega odontólogo continuó «¿Y los milagros? ¿qué pasa con eso?» Mi respuesta fue algo parecido a esto: Yo no digo que no existan nada como los milagros, aunque no haya presenciado ninguno, pero incluso si existieran, pasan de forma casi excepcional. Incluso si fueran reales, no merecen mucho de mi atención, puesto que existen formas de intervención humanas que son mucho más efectivas a la hora de mejorar la salud humana, de salvar vidas y mejorar su calidad. Cosas que no dependen de una opinión o una creencia. Mi aproximación hacia cualquier artículo escrito y publicado físicamente o en internet no es distinta, así se trate de una revista científica, si la escriba un reconocido ingeniero o un famoso pediatra. Da igual.

Yendo un poco más allá de las opiniones están los experimentos, alguien hizo algo que le dio resultado. Por ejemplo se escuchan algunos casos de gente que reza y consigue lo que quiere, o de personas que afirman construir máquinas de movimiento perpetuo. Está bien. Eso es algo más creíble, pero las preguntas que uno debe hacer entonces es ¿volverá a suceder si se repite el experimento? ¿es el resultado de otros factores o de aquel especificado por el autor? Para poner un ejemplo, 9 de cada 10 ‘gripes’ son autolimitadas y las personas pasan sus peores días durante la fase inicial de la enfermedad, en la segunda semana están cansados y toman casi cualquier cosa y finalmente sanan (cosa que hubiera sucedido a pesar de no tomar nada) y de repente tenemos miles de curas efectivas para la gripe.

Cuando un experimento parece tener resultados positivos hacemos las cosas más difíciles; nos aseguramos que la gente que está en medio del experimento no sepa que lo está (a eso en ciencia se denomina cegamiento), y cuando el investigador también se incluye dentro de este protocolo se llama doble-ciego.

Usualmente se ciega a los participantes al no decirles cuando se les da un medicamento o un placebo (una pastilla de pura azúcar), para así comparar los efectos de ambos. Esto no vale sólo para las medicinas, sino también para cualquier intervención. Por ejemplo al asociar gente expuesta a la religión o no (o que afirma tener una creencia en dios), la exposición al sol, el uso de TICs, el escuchar música rock, etcétera. Cuando además estas intervenciones se asignas al azar, pues las publicaciones ganan peso.

En la cúspide de esta pirámide de evidencia están los meta-análisis, los cuáles nos ahorran el trabajo de discernir todo esto que acabo de nombrar, analizan los conflictos de interés, los métodos de estudio, la posibilidad de sesgo y muchas otras cosas que hacen que una publicación se califique como verídica y, por tanto, resulta verdaderamente útil. IMPRESCINDIBLE.

Como mencioné, el artículo al inicio del artículo hace referencia precisamente a un meta-análisis, el cuál lamentablemente no está disponible para su visualización gratuita, aunque así debería ser. Y aunque parezca una frase en una noticia nada más, es producto del perfeccionamiento humano para generar conocimiento. Son muchas de nuestras generaciones dando validez a la información y, sencillamente, esa página pesa más que los 412 libros escritos por Chico Xavier.

¿Por qué no podemos ver a las civilizaciones más avanzadas?

Soy una especie de adicto a los videos de Jason Silva, espero con ansias por sus nuevas entregas, puesto que combina con una eficacia envidiable conceptos verdaderamente trascendentales dentro de imágenes estéticas bellísimas que te quitan el aliento… Pero, en esta ocasión, les comparto una de sus antiguas entrevistas donde explora sus cinco cosas favoritas. En la primera de ellas nos habla acerca de por qué no podemos ver evidencia alguna de las civilizaciones tecnológicamente avanzadas que probablemente existen allá afuera. Disfruten:


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Esclavitud del siglo XXI

«La esclavitud física requiere que las personas sean alojadas y alimentadas. La esclavitud económica requiere que las personas busquen su propio techo y alimento».

Peter Joseph

El día de ayer en una conversación muy profunda, de esas que uno debería tener todos los días para descansar en paz, mencionaba yo lo difícil que es para mí comunicarme con las personas sobre ciertos temas y cuán frustrante me resulta que ideas que me parecen completamente irracionales tengan tanta cobertura en prensa.

Hablaba, entre otras cosas, de la gente que defiende el crecimiento económico como camino a la sostenibilidad. Voy a traducir eso a palabras sencillas: gente que defiende que debemos explotar cada vez más los recursos limitados que tenemos y venderlos a paso más acelerado como una manera de asegurar la supervivencia de la especie y el entorno que la mantiene. Este discurso se oirá repetido en cada radio, periódico y canal de televisión al que ustedes frecuenten. Aparentemente debemos reunir todos los recursos naturales explotables, venderlos al mejor precio lo más rápido que podamos y finalmente con mucho dinero, tratar de buscarnos un futuro en medio de un planeta desierto.

Hablamos de tener hijos y de lo difícil que resulta llevar una paternidad y maternidad responsables en los tiempos actuales, uno puede invertir mucho tiempo en ganar dinero para conseguirles recursos o en darles mucho apoyo y cercanía sin lograr reunir una cantidad adecuada de dinero para su crecimiento. Claro habrá la gente que quiere ver el vaso medio lleno pero ¿a quién engañamos? Por supuesto que las cosas podrían ser mejor. Si, por ejemplo, no tuviéramos que trabajar.

¡Justo ahí! Ves, es uno de los puntos donde yo no logro entender a la mayoría de la gente, seguro pensaste que estoy loco. TRABAJAR es bueno, y necesario, de lo contrario (1) no podrías obtener los recursos para tu familia y (2) las cosas no se moverían, si nadie hiciera nada pues todos iríamos a la ruina.

No todos debemos trabajar, ya no hace falta, la maquinaria científica ha crecido muchísimo en los últimos años y ahora producimos mucho más que antes, lo suficiente para alimentar, vestir y alojar a toda la población adecuadamente, más bien vivimos un problema de distribución de recursos, esto es cierto para una ciudad como Quito, para todo el país de Ecuador y especialmente para todo el planeta.

Esa ciencia se ha dejado ver en principalmente dos formas:

  • Software que puede realizar tareas que antes consumían muchos recursos, como por ejemplo la entrega de correos.
  • Maquinaria o hardware que realiza las tareas monótonas y repetitivas que nosotros hacíamos.

Si no conoces acerca de cómo la innovación tecnológica desplaza el empleo, puedes leer un poco más acerca de ello en desempleo tecnológico. Una buena aplicación de la ciencia nos dejaría con mucho más tiempo libre, con lo cual podríamos al menos reducir nuestra jornada laboral. Esto conjuntamente con todo el BOOM de la autoformación que se ha dado actualmente, podría llenarnos de destrezas para resolver problemas y mejorar procesos, que es precisamente lo que necesita una sociedad que avanza hacia una sostenibilidad auténtica y desinhibida. La gente con tiempo libre finalmente podría pasar con sus hijos, involucrarse en el recreamiento de la polis. Y en lugar de temer a la tecnología, podríamos tratar de siquiera seguirle el paso.

Con el advenimiento de la economía actual y ese «Derecho al Trabajo» declarado por la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, hemos legalizado la esclavitud moderna. Y sí, lo digo de esa forma porque eso es, timbrar la hora de entrada y de salida, que nos digan a qué hora podemos comer y a qué hora no, si nos es permitido ir al baño, que ropa vestir… Cuándo podemos dejar de trabajar y cuándo no. En tiempos de esclavitud, alguien que hablaba de libertad era visto con los mismos malos ojos que critican a aquellos que no queremos trabajar.


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Soy una persona culturalmente huraña, pienso que no es necesario obligar a la gente a trabajar quitándole la comida de la boca y aunque es cierto que la gran mayoría acude a su trabajo obligado, esto se debe en gran parte a que no tenemos un sueño compartido al cual aspirar, un horizonte para compartir. Nos chantajeamos porque de mala gana estamos yendo conjuntamente camino a la soledad y el abismo.

Todo el mundo ha escuchado esa frase de Gandhi que dice ‘no hay camino hacia la paz, la paz es el camino’, pero casi nadie sabe que la paz viene de poder contribuir con lo mejor que tenemos, con todo lo que somos; para crear un ambiente que brinde soporte a todos, y es además asegurar un espacio para que otros contribuyan, con lo mejor que tienen, con todo lo que son.