Historia de #Internet


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«La historia de la Internet» es un documental animado que explica, entre otras, la creación del tiempo compartido para intercambio de archivos, además de los diferentes enfoques, desde el militar al científico, pasando por el comercial, que hicieron posible llegar desde Arpanet a lo que hoy conocemos como Internet.

Vídeo realizado por Melih Bilgil – http://www.lonja.de

Créditos:
Director, Animación, diseño y guión – Melih Bilgil
Voz en off – Steve Taylor
Música – Telekaster
Dirección científica – Prof. Philipp Pape
Universidad de Ciencias aplicadas de Mainz
Agradecimientos – Barbara Bittmann, Johannes Schatz

Subtitulos en español: Mauricio Díaz Orlich

El Dinero en la Mente

Desde pequeños nos han inculcado que debemos asegurar nuestra posición en la vida y, aunque ciertamente no tener dinero significa sufrimiento bajo las condiciones actuales, tener más dinero no nos hace más felices una vez que tenemos lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades mínimas (las investigaciones ubican a la cantidad necesario en $65.000/año en los Estados Unidos).

Luego de eso, más dinero no significa más felicidad, salvo unas pocas excepciones, aumentos exponenciales de ingresos han demostrado conducir a más felicidad por un corto lapso. Es decir que si ganas $500 al mes, necesitas de repente ganar $250.000 al mes para sentirte mucho más feliz por un tiempo.

Otro efecto interesante sobre el dinero es que si pones a elegir a dos personas entre ganar $50.000 al año ganando $5.000 más que todos sus compañeros de oficina, o $55.000 al año ganando $5,000 menos que todo el resto del personal, escogerán la primera opción. La riqueza relativa también juega pues, un efecto interesante.

Finalmente, comparto una de mis últimas traducciones respecto al tema del dinero y la psicología social. En una serie de estudios alarmantes, los psicólogos de la Universidad de California en Berkeley concluyeron que «las personas de clase alta se comportan más inmoralmente que los individuos de clase baja». La investigación en curso está tratando de averiguar qué tiene la riqueza – o falta de ella – que hace que las personas se comporten como lo hacen. Aquí el video, asegúrate de activar los subtítulos:

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¿Por qué no podemos ver a las civilizaciones más avanzadas?

Soy una especie de adicto a los videos de Jason Silva, espero con ansias por sus nuevas entregas, puesto que combina con una eficacia envidiable conceptos verdaderamente trascendentales dentro de imágenes estéticas bellísimas que te quitan el aliento… Pero, en esta ocasión, les comparto una de sus antiguas entrevistas donde explora sus cinco cosas favoritas. En la primera de ellas nos habla acerca de por qué no podemos ver evidencia alguna de las civilizaciones tecnológicamente avanzadas que probablemente existen allá afuera. Disfruten:


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El Futuro de la Medicina

«Se aspira a que en las facultades de Medicina
se enseñe ‘todo’ pero nadie habla del perfil
de profesional que necesita la sociedad»
Ricardo Hidalgo Ottolenghi

Voy a hablar del perfil de profesional médico que necesita la sociedad. Lo haré no solo basado en las actuales prácticas y tendencias sino también considerando el impacto que tienen otros factores como las tecnologías disruptivas, el desarrollo de la inteligencia artificial, las necesidades de varias industrias y el componente humano.

Para quienes no lo saben cabe aclarar primero que la medicina sí ha avanzado (y mucho) dentro de la última década. No hablo en esta ocasión de células artificiales para llevar oxígeno, ni de la impresión de órganos o la invención de dispositivos que nos ayudan a determinar la etiología de la tos. Hablo de la gran expansión que ha tenido en este tiempo la práctica médica basada en evidencias. Para quienes no estén familiarizados con el término, se trata de el análisis juicioso de toda la información disponible jerarquizada según la solidez con que fue estructurada en primer lugar.

La Medicina Basada en Evidencia (MBE) es una verdadera revolución pero es apenas lógico suponer que esto debió haberse hecho desde un principio, ahora es mucho más fácil aplicarla debido a la revolución tecnológica que estamos viviendo. Los datos pueden ser recopilados desde todas partes del mundo, analizados adecuadamente y publicados en uno o varios sitios desde donde cualquier médico con entrenamiento básico los puede interpretar adecuadamente.

Dicho esto proseguiré abordando la cita médica, a la cual dividiré en en tres partes:

  1. Pre-diagnóstico: el cual se desarrolla en la intimidad del consultorio médico, donde la relación médico-paciente es determinante, el tiempo adecuadamente invertido es oro y para simplificarlo, el doctor se transforma en un recopilador de datos.
  2. Diagnóstico: Es el proceso mediante el cual transformamos la información recopilada en uno o varios cuadros presuntivos o definitivos en base a lo cual tomamos una acción determinada, sea para tratar o curar, o para investigar los cabos sueltos.
  3. Esta fase podría tener muchos nombres, pero básicamente es cuando aplicamos el conocimiento que ha recopilado la humanidad acerca de una condición determinada.

¿Por qué divido en tres fases aparentemente en forma arbitraria a la cita médica?    Por cuestiones didácticas. Las he dividido así porque cada fase representa una especie de procesos específicos que a mí criterio son más o menos difíciles de automatizar. Eso es todo. La automatización es una tendencia general en el mercado, vuelve a los procesos mucho más productivos mientras los costos se van por los suelos. Las máquinas no duermen, ni piden seguro y no tienes que respetar sus derechos, tampoco se jubilan. Si nos damos cuenta de esto veremos que es sensato pensar en los procesos que realizamos cotidianamente en función de esto para analizar las tendencias futuras.

Impacto de la automatización en la medicina

Durante los últimos años se ha tratado de desarrollar un tipo de inteligencia artificial que simule el diálogo humano. Se sienta a las personas en unas máquinas e incluso se premia a las que tardan más en ser descubiertas. Pero este tipo de diálogo es casi inútil en la consulta médica. Los pacientes mienten intencionadamente o no. Suele ser necesario preguntarles algo de varias maneras por repetidas ocasiones y simplemente es bastante difícil que esto cambie en un mediano plazo. Actualmente hay tecnologías que con el reconocimiento de voz pueden dar un pronóstico en el trastorno del Parkinson, es cierto, pero estos casos son más bien excepcionales. Se trabaja para que el entorno de todo paciente sea totalmente monitorizado, pero eso tiene muchas implicaciones éticas sobre la privacidad además de trabas técnicas que son mucho más difíciles de resolver respecto a las otras ‘fases’ que he mencionado. Así mismo, la recolección de información del cuerpo físico es mucho más eficiente (por la relación costo/beneficio) si permitimos que un médico haga el trabajo y no un conjunto de máquinas de extremada complejidad que hoy en día todavía no existen. En conclusión, es muy probable que esta fase de la cita médica siga siendo realizada por el médico por un largo tiempo.

Yendo al otro extremo, la fase final es ahora muy diferente de lo que solía ser antiguamente, cuando tenemos un diagnóstico, basta ingresarlo en motores de búsqueda especializados, para obtener la mejor información al respecto, cómo tratarla, cómo investigarla, el pronóstico del paciente, la población a la que le siente mejor un medicamento u otro. No es exagerar el decir que a partir de ese momento la cuestión ya no corre por nuestras manos, y no es solo que queramos desentendernos del asunto, es que las presiones de la comunidad hacen que el médico busque usar lo mejor. Ahora mismo existe un gran miedo en muchos médicos de Ecuador por la nueva ley de mala práctica médica. Y el único respaldo real con que contaremos es haber hecho lo que la MBE nos dice que hagamos.  Los gastos por seguros médicos y por juicios de mala práctica también se han incrementando mucho, y es así que puedo afirmar sin duda alguna que en esta tercera fase, nos hemos vuelto casi prescindibles, estamos ahí para decirle a la máquina que tiene el paciente y luego para que la máquina nos diga qué debemos hacer. Somos meros interlocutores.

He dejado la segunda parte para el final pues es esta donde las cosas aún no están claras y  donde seguramente podremos ver una transición desde un proceso que actualmente lo realiza el médico hasta un procesamiento de datos que lo pudiera realizar una máquina. El robot Watson de IBM se hizo famoso en Estados Unidos por vencer a todos los competidores del concurso de trivia Jeopardy! el mismo que requería un análisis complejo de un sinfín de datos para responder a preguntas específicas realizadas por el conductor. Watson tenía acceso a 200 millones de páginas de contenido, incluyendo a toda la wikipedia inglesa en su memoria de 4 terabytes. Su procesador es además una cosa muy compleja muy distinta de la computadora donde pudieras estar leyendo esto, es infinitamente superior. Pero actualmente tenemos otros recursos que eventualmente podrían ayudarnos a superar este desfaz técnico. Están las recientemente desarrolladas computadoras cuánticas, e incluso los sistemas utilizados para buscar vida en otros planetas que ayudan a «dividir» la carga de trabajo en varias máquinas.

Volviendo al tema, esa información que el médico recoge del paciente es procesada por el cerebro del médico, en base a sus conocimientos. y ¿quién podría afirmar que tiene 200 millones de páginas de contenido en su cabeza? Además se sabe que el principal obstáculo que enfrente el médico es su propio sesgo y el apegarse al diagnóstico presuntivo que le sugiere su cerebro a pesar de que la evidencia lo orienta hacia otra cosa. La máquina no tiene ese problema, simplemente basa su búsqueda en algoritmos inteligentes para brindarnos las mejores opciones. Muchos podrán decir que esos algoritmos ya han sido probados y que funcionan pobremente. Yo he mismo he visto uno o dos programas intentando hacer eso y funcionan casi igual de mal que un paciente buscando sus síntomas en Google. Pero a esas personas les digo, los algoritmos evolucionan y siempre para mejor. Las máquinas se harán cada vez más sofisticadas para ofrecer hipótesis diagnósticas, incluso nos podrían preguntar por un síntoma o signo que se nos pasó por alto al momento de la anamnesis y el examen. Desplegarán los porcentajes de probabilidad diagnóstica y el mejor set de pruebas para asegurarnos qué hacer. Recordemos una vez más el problema de la mala práctica médica, el sesgo de información y de sospecha diagnóstica. Serán todos un problema innecesario cuando en lugar de decirle a la máquina que diagnóstico pensamos que tiene el paciente, la máquina nos diga que es lo más probable (verdaderamente) de acuerdo a la información recopilada en la primera fase.

El futuro de la educación médica

Vuelvo entonces a lo que vinimos. Afirma el Dr. Hidalgo:

Se aspira a que en las facultades de Medicina se enseñe ‘todo’ pero nadie habla del perfil de profesional que necesita la sociedad

Mi respuesta es simple. Pienso que dadas las tendencias actuales la Facultad de Medicina no bastará para formar lo que el paciente necesita, y esto se debe a que el paciente no requiere de un buen médico (porque a pesar de serlo está lleno de limitaciones) sino de un sistema de salud. Un sistema que incluye principalmente a los especialistas en informática, se requiere de profesionales en educación, psicología y diseño para que elaboren guías educativas que ayuden no solo en el apego al tratamiento sino en las buenas prácticas de prevención en salud. Se necesita de desarrolladores para aquellas aplicaciones que mejoran el apego en el paciente crónico.

Y he abordado solamente la cita médica. Ni que hablar de como los datos de cada paciente se integrarían a la base de datos principal que ayuda en la toma de decisiones posteriores, que como un ser humano evoluciona en su entendimiento de patrones de enfermedad. O del impacto que tendrá la disminución de costo de la secuenciación de ADN que posiblemente se extienda a toda la población como un método de screening habitual, como dijo un amigo, seremos humanos open source.

Lo que necesitamos los profesionales de hoy es saber de las últimas tendencias en medicina, y de como mejor adaptarnos a ellas. Necesitamos saber de meta-análisis. Sí. Pero también de teléfonos inteligentes y aplicaciones, de como codificar un programa y mantenernos al tanto. Porque el futuro ya está aquí, solo que muy mal distribuido, pero en los tiempos actuales esa distribución ocurre a un ritmo cada vez mayor. Necesitamos saber de bases de datos, de sistemas de código abierto, de proyectos colaborativos, del crowd-funding científico.

Es cierto que toda esta explosión no llega a nuestro país y que en términos prácticos podríamos escondernos en nuestro retraso para creer que estamos haciendo lo que debemos con lo que tenemos. Pero me gustaría hacer una invitación, que tal si en lugar de eso, construimos lo mejor que podemos construir con nuestros recursos actuales. Y volcamos todas nuestras fuerzas no a una eficiencia ya obsoleta sino a la construcción de un sistema mucho mejor. ¿Qué tal si abrazamos el cambio? No es fácil, pero los únicos peces que nada con la corriente, son los peces muertos.

Quiere la cura contra el cáncer | Protesta contra la experimentación en animales

El día de hoy mientras navegaba por el perfil de uno de mis «amigos» me encuentro con una imagen que podría poner a pensar a muchas personas:

Frente a lo cual uno de mis amigos más cercanos me pregunta mi opinión y me gustaría compartir algunos de estos puntos para que podamos comentar, conversar y aprender.

Mi respuesta:

 Mi opinión es que no sé suficiente al respecto. Considerando varios puntos pienso que obviamente esto nace del antropocentrismo, de que somos ‘más importantes’ que las otras especies… Y al menos esa es la opinión de la mayoría. Y para empezar quiero decir que esa no será mi orientación en ninguna forma, sin embargo pienso sí que el ser humano es un ser mucho más complejo mentalmente y que vive el proceso de salud y enfermedad de forma muy distinta a los animales.

Contextualizamos mucho más, la enfermedad es para nosotros un estigma social, un animal puede vivir con una enfermedad y no darse cuenta de su anormalidad durante toda su vida. Otros sí pero en una medida muy diferente a la humana, en este caso parece sensato realizar experimentos en animales dado que otorgarían un beneficio al ser humano sin implicar un sufrimiento importante al animal.

Hay otro tipo de enfermedades que resultan muy dolorosas y donde el sufrimiento animal no es nada contextual ¿Podemos eliminar las vías que conducen el dolor en esos animales? ¿Podemos eliminar el procesamiento de esa información? No lo sé pero parecería un camino sensato si de todas maneras esta investigación va a continuar.

En una perspectiva más amplia, esto debería tratarse de una forma holística, la salud humana es importante, pero lo sería mucho más en la medida que aporte a la salud de la biósfera como un todo y de nuestra familia animal y vegetal.

Debemos abordar la experimentación animal no desde un punto de vista utilitario simplemente, sino también desde un punto de vista de sostenibilidad, de no violencia y de método científico.