¿Están equivocadas la mayoría de publicaciones científicas? – Crisis de Replicabilidad

Hacer ciencia no es encontrar la verdad, eso es posible en muy pocos casos. Lo que se hace, en cambio, es tratar de aproximarse a la certeza. No podemos afirmar que no existe una civilización extraterrestre en el lado oscuro de la luna, pero podemos decir que las probabilidades son muy pequeñas. ¿Cuánto? ¿0.0001%? ¿0.0002%? Realmente no importa, ¿verdad? El punto es que es casi imposible que existe vida inteligente en la cara oculta de la luna.

Pero no a todos les satisface esa respuesta. Si un científico va con estos datos a una entrevista de televisión, el entrevistador le pedirá que responda de forma consistente:  o no.

— Estamos aquí con el experto en astrofísica Juan Pérez PhD. para hablar de su investigación sobre el lado oscuro de la luna. Digamos Dr. Pérez ¿existen los extraterrestres?
— Buenos días. Bueno, eso es difícil de responder. Cuando se trata de ciencia, uno no puede hacer afirmaciones tan tajantes.
— Pero ¿qué indican sus experimentos?
— Oh, pues que las probabilidades son muy pequeñas.
— Bueno amigos, ya escucharon al experto, es posible que haya vida inteligente de otros planetas y más cerca de lo que pensamos.
— Pero yo no dije…

Y no son sólo los reporteros de televisión, otros científicos que quieren basarse en investigaciones de sus colegas, también quieren respuestas concretas. Nosotros también queremos respuestas exactas para tomar decisiones importantes. Especialmente en momentos donde nos sentimos amenazados y frágiles

— Bueno doctora ¿este medicamento funciona o no?
— Señora, este tratamiento es efectivo en el 98% de los casos.
— ¡Uy doctora! O sea que puede que no funcione conmigo, yo siempre tengo mala suerte. Vamos nomás donde tu primo el de la ayahuasca, Pedro.

Decir la verdad, en detalle, puede generar desastres porque los humanos no somos buenos procesando hechos en un nivel que va más allá de nuestra comodidad. Entonces los científicos se cansaron de dar explicaciones largas y se inventaron una respuesta corta, la significancia estadística. Esto quiere decir que si algo funciona en la mayoría de casos, pues ya está, lo tomamos como verdad. Asumimos que el resultado es producto de nuestro experimento y no fruto del azar. Un cinco por ciento de errores es admisible en la mayoría de los casos. ¿En ciencias sociales? Quizás mucho más.

Captura de pantalla de 2016-08-24 11:17:00Cuando consideramos estos números y los aplicamos al sistema de publicaciones científicas nos encontramos con un hecho bastante feo: Debido a esa decisión de aceptar cosas aún cuando no cuadran del todo, 31% de las publicaciones científicas podrían presentar resultados errados. Esto fue descrito en un artículo publicado por John Ioannidis en 2005, y desde entonces los científicos se dedicaron a investigar qué tan certera era esta afirmación. El proyecto de replicabilidad, por ejemplo, repitió cien estudios sobre psicología para darse cuenta que sólo 36% de los estudios eran estadísticamente significativos válidos. Y que en esos casos, los resultados no eran tan impresionantes como se describieron la primera vez. Lo mismo sucedió con 53 estudios de referencia sobre cáncer, sólo 6 obtuvieron resultados similares la segunda ocasión que se realizaron los experimentos, incluso trabajando de cerca con los investigadores originales.

A esto se le suman otros problemas de los estudios científicos, como que nadie quiere publicar resultados de investigaciones ya hechas anteriormente aunque se demuestre que los resultados fueron distintos. Que los estudio sin resultados son menospreciados —es decir que a nadie le interesa publicar que algo no funciona, aunque sería interesante para no volverlo a intentar. Esto ha llevado a los científicos a ajustar sus experimentos para revelar «verdades» que no aparecían en los experimentos originales, a cambiar el número de muestras en su experimento, escoger unos datos y otros no, y otras cosas más.

Sin embargo, toma mucho más que unas simples líneas entender el problema, y muchas más hablar de lo que se puede hacer para solucionarlo, pero es algo sobre lo que definitivamente tenemos que hablar. Y creo que el video de Derek Muller explica muy bien por dónde empezar. Por eso, traduje los subtítulos del video y ahora se encuentran disponibles en español. Les recomiendo verlo hasta el final.

Presiona «CC» en la parte inferior del video para habilitar los subtítulos en español


PS: Es mejor ver el video desde una computadora pues los subtítulos en dispositivos móviles se cortan. Hubiera querido darme cuenta de esto antes para acortar el número de caracteres en cada línea pero no es posible hacerlo una vez que los subtítulos han sido aprobados por la comunidad de Youtube. En otras noticias, ¡ya se puede subtitular directamente en YouTube, yay! ¿Lo bueno? No hay que depender de herramientas externas y cualquier puede contribuir y Youtube muestra los nombres de quienes realizaron los subtítulos en los créditos ¿Lo malo? Se necesiten por lo menos tres personas tratando de subtitular un video para que finalmente aparezcan publicados (uno subtitula, dos revisan) aunque con una baste para hacer el trabajo. Tampoco parece muy fácil corregir los errores de los subtítulos una vez que estos han sido publicados.

Mira estas alucinantes imágenes del concurso europeo de fotografía científica 2015

El pasado noviembre se realizó el concurso de fotografía científica en Europa, y tuvo lugar en Wikipedia de tal manera que cualquier persona pudiera tener acceso a algunos de los mejores y más brillantes momentos de la escena científica europea en 2015. Llegaron más de 8,000 archivos de cuarenta países distintos. A continuación una selección —realizada por Wikipedia— de algunas de las mejores fotografías:

Домашняя муха.png
Cabeza de una mosca por Dack9 de Rusia, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Macrophages undergo mitosis after ingesting a fungal cell.jpg
Macrofago (azul claro) digiriendo un patógeno fúngico Cryptococcus neoformans. Imagen de Carolina Coelho de Portugal, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

The parallel microscopic Universe IV.jpg
Microbios cultivados en discos Petri por Sofia Vini de Grecia, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Ascorbinsäure in polarisiertem Licht 4.jpg
Ácido ascorbico (vitamina C) en luz polarizada por Radix2010 de Alemania bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Tykadlo.jpg
Antena de mariposa por Pavel kejzlar de Czech Republic, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

LUT SEM Calcium sulphate crystals 600x.jpg
Cristales de sulfato de calcio cultivado en un plato de cerámica por ToniVakiparta de Finlandia, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Spectacular stellar nursery IC 2944.jpg
Guardería estelar IC 2944 visto a través del enorme telescopio del OSE’, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Radio telescope RT-70.jpg
Espejo de la antena interior del radio telescopio RT-70 por Володимир Власенко de Ucrania, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Freezed_XRD

Equipo de cristlalografía de rayos x tool por Kaspar Kallip de Estonia, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Suvi ponor-2.jpg
Explorando la cueva Suvi Ponor por Vkrzalic de Serbia, bajo licencia libre CC BY-SA 4.0.

Esta publicación es una obra derivada de "See these striking photos from the European Science Photo Competition" de Ivo Kruusamägi, registrada bajo licencia CC-BY 3.0

Espiritualidad

«La oración no es un pedido, es un anhelo del alma.
Es la aceptación de nuestra debilidad. En una oración es mejor tener
un corazón sin palabras, que palabras sin corazón»

– Mahatma Gandhi

Cuando me encontraba en el colegio San Gabriel, una institución emblemática de mi ciudad y conocida por haber protagonizado el milagro de la virgen que lloró, yo era una persona creyente y devota. No me importaba asistir a misa (eso venía por descontado en nuestras actividades) pero sí tener un claro conocimiento de las escrituras y tener una relación cercana con Dios.

Mis padres empezaron a frecuentar un grupo de oración y a menudo pedían mi explicación o consejo respecto a una cosa u otra. Fue además un soporte para todos nosotros pues uno de nuestros familiares más queridos había fallecido recientemente producto de un cáncer de pulmón.  Estas reuniones eran lindas, la gente era amable y uno no podía evitar sentirse acogido y al mismo tiempo asombrado ante los testimonios que daba la gente.

Poco después las clases de Filosofía me brindaron una perspectiva distinta sobre la comprensión del universo, disfruté mucho esas lecciones… Sentí que mi cerebro compartió la evolución del pensamiento humano conforme iba repasando históricamente como los pensadores habían reestructurando la visión que teníamos del mundo. Me vi enfrentado a otras versiones, especialmente de ciertas culturas orientales, de la fábula bíblica; así como a nuevas definiciones de la espiritualidad misma. Hoy en día mantengo cierta empatía con la forma tibetana de budismo y su práctica de compasión activa, no violencia y ecología.

No obstante, esta sensación de que existía algo superior persistía. Con el afán de aprender sobre lo que se vendía como una medicina holística que no daña al cuerpo, decidí explorar ciertas terapias alternativas y, llevado por la malla curricular del instituto donde me tocó, terminé estudiando hasta ufología y «artes» adivinatorias. Se podría decir que entiendo bastante de sanación energética, algo de medicina china y muy bien de astrología. Recalco que, cuando menciono esto, me refiero a que entiendo la «lógica» que presentan dentro de su propio contexto, pero que no por ello las afirmo como valederas. He estado presente en canalizaciones de espíritus, curaciones, limpias… lamentablemente nunca pude ver un endemoniado o un exorcismo.

Siempre tuve un interés en ayudar a otras personas. Habiendo atestiguado y asimilado todo esto aún me sentía incompleto, eso sin mencionar que había cierta presión social porque haga algo decente con mi vida, así pues empecé mi carrera de medicina.

Al comienzo me emocioné muchísimo porque podía explicar cosas que antes no entendía, como la información se transformaba en energía y como un impulso desencadenaba una reacción dentro de la célula, parecía que todo calzaba y lo recalco: parecía. Mientras más me adentraba en los detalles de la fisiología humana, de la física, había cada vez más disonancias entre aquello que «aprendí» y como realmente funcionaban las cosas. Recordé las enseñanzas de mi vida pre universitaria y renació el leve escepticismo que tenía respecto a todo lo que me decían. Siempre dudé, pero a falta de una explicación mejor mi cerebro no tuvo otra opción que aceptar. Ahora tenía argumentos más claros y sencillos a muchos  de los fenómenos que antes me parecieron extraños.

La naturaleza es increíble, si bien ya no era algo sobrenatural, el momento que uno repara en las minuciosidades de nuestro mundo y en el proceso que ha tenido que llevar a cabo para descubrirlas, no puede uno dejar de maravillarse y asombrarse.

«¿Sabe señora porque duele tanto el parto? Es por la evolución. Mire, lo que pasa es que en el momento que empezamos a caminar erguidos, nuestras caderas tuvieron que estrecharse y debido a ello todos los seres humanos nacemos prematuros, nuestro cerebro no termina de desarrollarse hasta los dos años de edad y es debido a este fenómeno que muchos de los estímulos los recibimos antes de que el cerebro sea lo suficientemente maduro, aunque estemos fuera del útero».

La ciencia es sencillamente increíble y hermosa, pero la espiritualidad aún tenía ese algo que me llamaba la atención. En mi imaginación ese otro mundo era una especie de mezcla de pasado, presente y futuro; donde la sabiduría de todos los tiempos convivía, donde se encontraba una armonía perfecta. La gente cuando reza, está en sesiones espiritistas o cosas similares siempre menciona recibir mensajes que clarifican cosas, que parecen provenir de algo que escapaba a su intuición. Durante épocas inestables de mi vida yo fui aconsejado y se habían hecho varias predicciones acerca de mi futuro y de personas cercanas. Muchas de estas no se cumplieron, algunas sí.

Hubo una pausa en mi vida respecto a esta búsqueda espiritual, estaba muy enfocado y ocupado con mis estudios y todo hubiera seguido así sino fuera porque me pasó algo similar a cuando a empecé mi carrera universitaria. En el 2009 tuve la oportunidad de ver uno de los documentales de Peter Joseph explicando esencialmente de dónde viene y hacia donde va el dinero. Jamás en la vida me lo habían explicado, renacieron mis inquietudes de niño, mis ganas de explicar a la gente, mi profundo deseo de acabar con pobreza de la gente, pero no fue hasta que pasaron los minutos y escuché a Jacque Fresco hablar de este término que muchas veces estuvo en mi cabeza que algo hizo clic en mí: Economía Basada en Recursos.

Me quedé atónito frente a su explicación de los problemas sociales y ante la sencillez de las soluciones propuestas. Como en medicina, resultaba que esta explicación era mucho más sencilla. No era el karma de la gente, ni la ley de la atracción, no era culpa de sus pecados sino que las explicaciones para el sufrimiento, la desigualdad humana, la pobreza, la guerra al fin tenían sentido. Aún siento la emoción de encontrar una respuesta a una pregunta que parecía haberse perdido. La ciencia iluminó mi vida una vez más.

De repente los mensajes espirituales ya no eran lo mismo, ya no estaban llenos de sabiduría sino de proyecciones personales, de repente parecía que los seres humanos habían creado algo que tenía más sentido. Hace poco le decía a una amiga que en esa época me pareció que lo mejor que podían hacer esos espíritus (en caso de existir) era encarnar y ayudar en esta transición, en la aplicación del método científico hacia el bienestar social.

Había más respuestas de las que hubiera imaginado. Descubrí gente alrededor de todo el planeta actuando por un mundo mejor. Empecé a conectarme con esa gente en formas que no puedo describir exactamente, a veces simplemente compartiendo esa sensación de asombro, viendo que alguien se atrevió a pensar distinto, quedando impactado por videos de Jason Silva, enamorado de la pasión de Mark Boyle, envidiando la tenacidad de Marcin Jakubowski, emulando la genialidad de Federico Pistono, charlando con Ben McLeish o Seth Lievense. Lo que pasó sencilamente es que después de muchos años, una vez más me sentí parte de un diálogo global, me sentí incluido, comprendido y acogido.

He pasado mucho tiempo tratando de entender que significa exactamente la espiritualidad, varias personas han demandado que en cierta forma, no debería olvidarla y lo que concluí después de pensar mucho en ello es que aquello que denominamos espiritualidad se compone de dos cosas:

  1. El asombro, la capacidad de quedar impactado por algo, de estar atónito frente a aquello que vivimos.
  2. La necesidad de pertenencia, de sentirse incluido dentro de algo más grande, de estar en armonía con aquello más elevado.

Descubrí entonces que esa espiritualidad jamás se perdió en mí, solo mutó…

Mi capacidad de asombro se alineó con las explicaciones de las 4.000 generaciones que me precedieron y que crearon ese hermoso conjunto de conocimientos que denominamos ciencia, de entender porque los seres humanos sentimos esa necesidad de ayudarnos, de como podemos cultivar la felicidad, dañar menos al ambiente, proveer energía limpia, entender la dinámica del espacio, explorar otros planetas, arreglar esos fallos que el universo dejó en nosotros a modo de enfermedades congénitas, de concentrar más energía en un micro procesador que en todo el sol.

La tecnología es un mecanismo liberador de recursos y como tal puedo explícitamente aportar a mejorar la vida de otras personas y al fin siento que pertenezco a un grupo de gente que no me conoce, que tal vez no habla mi idioma, pero que día a día se esfuerza por conectar, crear, maximizar beneficios, disminuir impacto. Al parecer nos encontramos de camino a algo que sí merece el nombre de civilización. La gente está empezando a conversar de ello cada día más. Siento que esto es contagioso y no puedo dejar de sentir alegría por todo esto que está pasando y quiero/necesito de cualquier manera que sea posible SER PARTE de ese cambio que quiero ver en el mundo.

De repente entiendo a los muertos también, me hablan a través de sus libros, sus palabras resuenan en mis sueños, siento que me conecto con el porvenir y lo predigo porque como dice Peter Diamandis la mejor forma de predecir el futuro es crearlo. Y toda esa espiritualidad termina con un nuevo significado donde vivo el aquí y el ahora. Donde no solo tengo una relación emocional con mi planeta, sino que lo entiendo, donde otros seres humanos son mi familia y donde TÚ eres parte del plan.

El futuro está aún por escribirse, espero hayas traído tu lápiz.

La vida de una neurona en alta resolución


Video: Proteínas bioluminiscentes iluminan la actividad de una neurona. (Arnold et al./Cell Reports)

La actividad de una neurona es capturada con un detalle sin precedentes, la calidad es tan fina que las proteínas individuales pueden ser vistas yendo y viniendo.

Capturado mediante microscopio e iluminado por proteínas bioluminiscentes, el vídeo representa una mejora metodológica que permite enfocarse en las vías individuales dentro de la célula.

Esto evita que las vías se superpongan e iluminen al mismo tiempo. El estudio que describe el método fue publicado en julio en Cell Reports.

¿Se puede crear un ojo con una célula?

Los biólogos de Japón han cultivado un precursor del ojo humano a partir de células madre y sorprendentemente, fue hecho sin la orientación de una estructura de andamiaje. El descubrimiento indica que la información para formar estos órganos están integrada dentro de las células mismas, y no se rige por las señales ambientales. Los investigadores esperan llevar esta idea hacia ámbitos clínicos en los que esperan reparar directamente los daños en los ojos.

La estructura, que fue desarrollada por Yoshiki Sasai del Centro RIKEN de Biología del Desarrollo (CDB) en Japón, fue una «copa óptica» de sólo 550 micrómetros de diámetro, pero que tenía todas las características de un ojo en proceso de formación, incluyendo a las múltiples capas de células de la retina y a los fotorreceptores. Hasta ahora, Los biólogos que investigan células madre han sido incapaces de crecer precursores de este tipo, limitándose a láminas de tejido de dos dimensiones. Por otra parte, la hazaña de Sasai marca un hito, pues es la primera vez que se logra algo tan complicado con células humanas.

Adicionalmente el experimento de Sasai reveló que las claves para la formación de complejos celulares proviene de dentro de la célulaa y no de factores desencadenantes externos. Una vez que el precursor de la retina se puso en marcha, espontáneamente se formó una bola de células de tejidos epiteliales, que a continuación protruyó hacia afuera para formar una burbuja llamada vesícula óptica. Después se dobló sobre sí misma para formar un saco, creando la copa óptica con una pared exterior (que posteriormente sería el epitelio de la retina) y una pared interior que comprende capas de células de la retina, incluyendo fotorreceptores, células bipolares y células ganglionares.

El logro es particularmente prometedor para aquellos que esperan avanzar en el trasplante de células. La estructura orgánica de capas de Sasai podría resultar en el trasplante de tejido fotorreceptor. También podría conducir a tratamientos para ciertas enfermedades y a la posibilidad de que dicho tejido puede ser congelado anticipando trasplantes en el futuro.

Sasai confía en que su modelo podrá ser trasplantado, teniendo en cuenta que estas células son «puras» y no tienen células madre embrionarias residuales – un factor que reduce significativamente la probabilidad de crecimientos cancerosos de fragmentos de tejido no vinculados (como huesos u otros órganos) .

De cara al futuro próximo, los planes de Sasai son trasplantar las capas de la retina de sus copas ópticas en ratones, y luego, a finales de año, en monos. El reto consistirá en conseguir que el tejido trasplantado para integrarse con el tejido existente. Los detalles del estudio fueron publicados en la revista Nature.