El taxista contrarrevolucionario

Ayer tocó ir en taxi, andaba cargando documentos importantes en un sobre manila tamaño A3, no apto para ser transportado en bici, a eso de las cinco de la tarde me subo a un taxi para apurar el envío y le pido al chófer que me ponga al día. Me cuenta que todavía no le han regulado el taxímetro, «mañana a las tres de la tarde me llamaron».

– ¿Y la mínima?

– $1.45 va a ser, ajá.

– ¿Y qué opina de esto de que el presi ya dijo que bajen los precios de las llantas y los repuestos para que no suban las tarifas de los taxis?

Silencio incómodo. El conductor tensa la mandíbula mientras el tráfico no le permite distraerse con su oficio, mantiene la mirada fija, traga saliva y me dice.

¿Y por qué no les dijo nada a los de Cuenca a ver? Si ellos desde enero mismo ya subieron los precios, o de otras ciudades que también subieron en enero. Caso que esto es por las salvaguardas si la propuesta está desde inicios de año mismo, pero claro como ahora no tiene mayoría en el concejo y se le viró la tortilla… Doce años nos hemos aguantado así. Todos los días los precios suben, usted va a los mercados, al supermaxi a esos y las cosas suben dos o tres centavos. Caso que es sólo los repuestos. El aceite, todo mismo sube.

«¿Y entonces por qué no dijo nada de los otros que sí subieron a ver?» me repite el taxista, ahora sí aprovecha el semáforo y se vuelve hacia mí, apoya la mano en el respaldo del asiento del copiloto con la comodidad que le otorgaban sus más de doce años al volante. «Si fuera de reclamar hubiera dicho cuando subieron los otros, no hay coherencia que él mismo dice». Reclama que cuando había mayoría en el concejo metropolitano se hacía lo que él decía y punto, que el presi quiere que «por poco» ya nadie pague, que a su amigo de Sangolquí no le dejan venir a trabajar a Quito, siendo que «todos somos ecuatorianos». Quizá esa sea toda la igualdad que se nos permite.

De las salvaguardas y otros demonios

Últimamente veo mucha queja en twitter sobre las salvaguardas impuestas por el gobierno, también muchos chistes a los cuales les he dado retuit por su gracia, no porque sean un análisis técnico de la realidad. Fuera de que estén muy buenos los chistes, creo que es importante aclarar que las salvaguardas son una opción entre muchas y vale la pena hacer un análisis crítico de esas opciones antes de ponerse a pelear contra la medida. Vale la pena recalcar que este análisis no aborda el tema analizando lo que se debió haber hecho antes, que se debió dejar de gastar en «X» o que no se invirtió en «Y»; esto puede o no ser cierto (seguramente lo es) pero no entra dentro del análisis. Que el Estado puede ahorrar más por otros lados, es verdad. Yo eliminaría las sabatinas, por ejemplo, pero bueno.

No pongamos salvaguardas

La primera opción que a todo ecuatoriano se le debe ocurrir es que la economía siga como está. ¿Para qué subir los precios de todo? Bueno, lo que pasa es que nosotros somos mayormente consumidores de productos extranjeros. Al haber caído el precio del petróleo, tenemos muy pocos ingresos y, a su vez, tenemos una gran cantidad de gasto hacia otros países. Esta opción lleva a dos caminos: la quiebra o el endeudamiento. Si es que vamos por el primer camino, no habría dólares en el país, todo el mundo mandaría mano a los ahorros y al no haber depósitos en los bancos, ya no habría préstamos, la economía se detiene. Bienvenidos al feriado bancario 2.0. Si, por otro lado, elegimos el endeudamiento, luego de un tiempo Ecuador no podría obtener préstamos de otros países e iríamos por un camino similar, debido a que la banca privada depende del banco central. Tal vez conseguiríamos préstamos pero a condición de aplicar medidas restrictivas en la economía. Como pasaba con Lucio. No gastos en salud, educación, etc.

Salvaguarda 1 – No intervencionismo 0

Eliminemos el subsidio a la gasolina

Imaginen en cambio que el gobierno decida subir el precio a la gasolina, se ahorra ese dinero y ahora tenemos que pagarlo todos y todas, eso le daría un poco más de plata al sistema financiero nacional pero, al mismo tiempo, encarecería todos los costos del producto nacional, dándole una ventaja competitiva a los productos extranjeros. El resultado es que la capacidad adquisitiva del ecuatoriano promedio estaría igual de afectada, pero adicionalmente perjudicaríamos a quienes producen localmente. Eso sin contar con que nos subirían los pasajes, los choferes harían huelgas, y otros tantos problemas que todos los que estamos cerca de los 30 conocemos.

Salvaguarda 1 – Eliminar el subsidio a la gasolina 0

Desdolaricemos

Todos los países que pueden hacerlo deprecian su moneda, esto quiere decir que emiten más billetes y tu plata vale menos, eso también abarata relativamente los costos de producción y puedes exportar a un precio menos para competir. El resultado es la disminución de la totalidad de la capacidad adquisitiva, es como las salvaguardas pero para todo.

Salvaguardas 1 – Desdolarizar y depreciar -1

Salvaguardas

Las salvaguardas tienen la ventaja de apuntar a productos específicos que, en su mayoría, o no son de primera necesidad o pueden ser reemplazados por producto nacional. Claro que habrán excepciones, evidentemente no me parece que incluyan a los tampones en la lista, pero de los males este es el menor. Se protege al productor ecuatoriano, se evita la fuga de capital y se gana un poco de tiempo para tratar de «arreglar» la economía local.

Imaginen qué opciones hubiéramos tenido si ya hubiera entrado en vigencia el tratado comercial con la Unión Europea, las salvaguardas habrían sido ilegales y hubiéramos tenido que optar por una de las tres de arriba. Claro, habría mucho producto barato y, por un tiempo, todo el mundo estuviera feliz, pero frente a un tratado que impide tomar medidas para desarrollar la industria local (explícitamente en el texto), al poco tiempo nos hubiéramos visto enfrentados a las dos primeras opciones de este post.